Los cumplió el 5 de septiembre rodeado de familiares.
Las redes sociales se hicieron eco el lunes último de los 102 años del antipoeta chileno Nicanor Parra, quien celebraba su cumpleaños en su casa de la localidad costera de Las Cruces, junto a sus parientes más próximos y amigos cercanos, poco abundantes en la realidad.
“Antifelicidades a Nicanor Parra en su cumpleaños número 102, de lo bueno que tenemos en este país falto de cultura”; “Grande Nicanor, lo mejor es verlo en su casa en Las Cruces o paseando por la playa”; “La antipoesía que nos hace reflexionar, más presente que nunca”, son algunos de los mensajes que se leían en Twitter.
A estos se sumaron frases como “Necesitamos más Nicanores y menos huevones”; “Felicidades para el único y más grande antipoeta del mundo, que es el gran Nicanor Parra”.
Nacido el 5 de septiembre de 1914 en la localidad sureña de San Fabián de Alico, Nicanor Segundo Parra Sandoval es el mayor y único superviviente de nueve hermanos, tras el fallecimiento la semana última del más joven de ellos, Oscar o “Tony Canarito”, a los 86 años, quien pasó toda su vida en el circo.
La familia Parra es considerada una de las más importantes de la historia cultural chilena del siglo pasado, con Violeta como principal figura junto a Nicanor, además de poeta, matemático y físico chileno cuya obra tuvo profunda influencia en la literatura hispanoamericana.
Nicanor es el creador de la antipoesía, una forma de relato con la que a mediados del siglo pasado proclamó el fin “de la poesía del tonto solemne”, un despojo en el fondo y la forma, porque la obra de Parra utiliza el lenguaje cotidiano, de la gente de a pie.
“Cancionero sin nombre” (1954) “Poemas y antipoemas (1954) – “Versos de salón” 1963; “Canciones rusas”; “Obra gruesa” (1971); “Sermones y prédicas del Cristo de Elqui” 1979; “Hojas de Parra” (1985) “La Sagrada Familia”, 1997, son algunas de sus obras principales.
La Antipoesía, a la que agregó después sus célebres y explosivos “Artefactos” (“La izquierda y la derecha unidas, jamás serán vencidas”, “Cuba sí, yanquis también”) y elogiadas traducciones de obras de Shakespeare (Lear, Príncipe y Mendigo, 2004), le han significado a Parra reconocimiento general en gran parte del mundo.
El Premio Nacional de Literatura (1969), Premio Juan Rulfo (1991), Honorary Fellow, Saint Catharine’s College, Universidad de Oxford (2000), Premio Reina Sofía de Poesía (2001), el Premio Miguel de Cervantes (2011) y el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda (2012) son algunos de los galardones que ha cosechado durante su vida creativa.