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Interés general 28 de septiembre de 2019

Loewe y Balmain apuestan por el blanco y negro

Modelos exhiben creaciones de la colección Mujer Primavera / Verano 2020 del diseñador francés Olivier Roustaing para la casa de moda Balmain durante la Semana de la Moda de París. Foto: EFE | EPA | Ian Langsdon.

por María D. Valderrama

PARIS, Francia.- El blanco y el negro serán los colores predominantes del próximo verano, según las propuestas lanzadas en pasarela por Balmain y Loewe, que pusieron el ojo en este binomio que destacó tanto en los estilismos más clásicos como en los más futuristas.

Cada uno lo incorporó a su manera: Balmain en un tono discotequero, con rayas blancas y negras en un mono de una sola pierna -la apuesta más atrevida-, pantalones tipo chándal con pata de campana, chaquetas con exageradas hombreras y vestidos cortísimos de lentejuelas.

La firma se ha rendido a la mediatización de iconos virtuales como Kim Kardashian o la modelo Bella Hadid, y no dudó en arrancar su desfile con una música de flashes de cámara y fans gritando hasta el borde del desmayo.

Siguiendo su particular sueño americano, Olivier Rousteing, el joven francés que ha sacado a Balmain del clasicismo para convertirlo en una referencia pop, transmitió una nostalgia por el final de los años 90 que se transmitió en la línea.

Mallas de colores fluorescentes, chaquetas con capucha y vestidos palabra de honor ultra cortos que podrían haber vestido cantantes como Britney Spears, Christina Aguilera o Jennifer Lopez, recreadas por las modelos en pasarela y escondidas tras unas enormes gafas pantalla.

Mucho más sutil e intelectual fue la colección primavera-verano 2020 de Loewe, con la que consagró su subida al podium de las principales firmas del lujo.

La clave ha sido el acertado esfuerzo de su diseñador, el norirlandés Jonathan Anderson, por aunar la artesanía de la marca española con siluetas modernas y con una fuerte personalidad, muy distinto a lo que muestran otras casas de moda.

Destacó un vestido presentado en varios colores (negro, amarillo y lila) sin mangas y con la cintura marcada a modo de miriñaque en croché sobre un short deportivo y botas mosqueteras en amarillo.

Una silueta “angelical”, según describió Anderson entre bambalinas, que contrastó con pantalones tipo “palazzo”, camisas de encaje francés traslúcidas, faldas asimétricas superpuestas entre sí o una gabardina abierta en la espalda como una cascada.

La artesanía fue especialmente minuciosa y consciente de las raíces españolas de la marca: los flecos de seda del mantón de manila dan forma a un top sensual abierto en la espalda y una estola de punto se transforma en jersey y cae sobre los hombros.

“Todo está mirado al milímetro, mostrando la poesía, la emoción y tratando de ser crítico. He tenido en mente los siglos XVI y XVII, cuando la artesanía se veía en los pequeños detalles, como esa idea de poner ropa interior para estructurar la que se ve, con esos camisones de seda por debajo de los vestidos”, explicó el creador a los medios.

La sala, repleta de “influencers” y profesionales de la industria, acogió a Anderson con una amplia ovación, que él recibió con timidez.

La evolución de la indumentaria

Y quien salió del blanco y el negro fue el diseñador Satoshi Kondo, que debutó como jefe de diseño de la división de mujer de la firma japonesa Issey Miyake.

En su primera colección para la primavera verano 2020, Kondo explicó a EFE que “el mensaje más importante del desfile es que el nuevo equipo se divierte con lo que está creando. El espectáculo es una pequeña historia del ser humano”.

Con una puesta en escena concebida por el coreógrafo Daniel Erzalow, las modelos desfilaron y danzaron simulando la evolución de la indumentaria.

Issey Miyake

El espectáculo se abrió con vestidos en colores de diferentes tonos de piel, a los que sucedieron prendas con una coloración sólida y vibrante en referencia a la naturaleza para dejar paso a estampados geométricos en variadas paletas cromáticas.

“El origen de la ropa está en el hecho de envolvernos en una pieza de tejido, puede que con una intención de adornar nuestro cuerpo. A medida que lo hacemos aparece un sentimiento de júbilo, un placer primitivo e instintivo”, explicó la firma en una nota a los invitados.

EFE 



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