A casi cinco meses del clásico de marzo, con un frío que calaba los huesos, el pueblo de Alvarado le puso todo su fervor al partido y a una previa larguísima, que se vivió durante los días de la venta de entradas y que tuvo su clímax con la ruidosa caravana que cerca del mediodía marplatense inundó las avenidas Jara y Juan B. Justo, convertidas en dos arterias “albiazules”, rumbo al “José María Minella”.
****
El club durante la mañana informó que ya no había más entradas. Si hubo claros, fueron mínimos y en la platea descubierta. Una multitud se emocionó con un partido largamente esperado y que quedará en el recuerdo.
****
En otras cosas, por el fuerte y gélido viento sur. Casi patagónico. Aldosivi lo sufrió horrores en el primer tiempo. Los hinchas de Alvarado reprobaban a Carranza en los primeros minutos cada vez que el arquero iba a realizar un saque de arco pensando que demoraba intencionalmente. En realidad, la pelota se movía y no podía mantenerse en su ubicación original.
****
A los 14′, por ejemplo, Alan Sosa reventó una pelota en posición defensiva para evitar un tiro de esquina, el viento la frenó en el aire, le cambió la dirección y, finalmente, terminó en el córner como si el ex Gimnasia no hubiera rechazado. Increíble.
****
Los jugadores de Alvarado, una vez concluido el partido, fueron a ofrendar el triunfo a los hinchas de la popular del tablero. Pero terminaron ensayando una semi vuelta olímpica para unirse en el festejo con los plateístas y los ubicados en la popular de enfrente. Para unos y otros fue como ganar una final del mundo.
****
Tanto como los hinchas esperaba esta ocasión Héctor Pelú, relator “eterno” de las campañas de Alvarado, quien nunca había podido hacerlo en un clásico con el equipo de sus amores en condición de local.
****
El batánense, flanqueado por dos históricos de Alvarado como Carlos Miori y Héctor Porco, mostró su emoción por la fiesta que montaron los hinchas de su club y también una particularidad: una cajita de lápices de colores sobre el pupitre de su transmisión.
****
Consultado por la cuestión, explicó: “Desde lo alto de una cabina, un jugador es muy parecido a otro. Y a veces los números de camiseta son muy chicos. ¿Cuál es la forma de reconocerlos? El color de los botines. Por eso los lápices, para hacer una marca de color al lado del apellido de cada jugador”. El diablo sabe por diablo…
****
A propósito, el propio Miori arrojó una impresión interesante. “Mirá cómo está la cancha. Es difícil pensar que se pueda jugar aquí con visitantes si un solo equipo llenó las dos terceras partes del estadio. Si se pudiera jugar con las dos hinchadas, quedaría chico”, reflexiónó el experimentado entrenador.
****
Este clásico, entre otras cosas, fue una magnífica oportunidad de promoción para la actual dirigencia de Alvarado. En todo sentido. Por un lado, redobló la apuesta con la decisión de pedir la apertura de la otra popular y estuvo a la altura en la organización de un espectáculo de estas características. No hubo problemas para lamentar.
****
Por otro, utilizó todos los recursos que le permite el estadio “José María Minella” para difundir los mejores aspectos de su gestión. Mientras se aguardaba el comienzo del partido, los hinchas, pero también los neutrales, pudieron apreciar por el tablero electrónico un video con todas las obras emprendidas en la sede social y en el campo deportivo de la Ruta 88. Una buena idea
****
Media hora del segundo tiempo. Detrás de la popular del tablero comenzaron a explotar los petardos y las bombas de estruendo. Los hinchas, en un primer momento, dudaron de sumarse a una celebración tan temprana. Pero terminaron saltando a tres puntas. Los hinchas del “Torito” no escatimaron gastos en pirotecnia.
****
Consecuencias del clásico. Alvarado se fue “limpio” de bajas y Gabriel Gómez tendrá a todo su plantel para el viaje a Santiago del Estero a enfrentar a Güemes. Aldosivi, sin embargo, sumó dos preocupaciones. Dos jugadores claves como Jorge Carranza y Gonzalo Soto recibieron la quinta amonestación y no estarán el próximo domingo a las 15 ante Mitre de Santiago del Estero.