Por Marcelo Solari

Tras la derrota por penales (y eliminación) de Alvarado ante Defensores de Belgrano de Villa Ramallo, a principios de mayo pasado, Ezequiel “Trapito” Ceballos había decidido colgar los botines pero sin dejar la actividad. Y a los 35 años se sumó al cuerpo técnico de Mauricio Giganti para intentar seguir ayudando de la línea de cal hacia afuera.

Sin embargo, se alinearon todos los planetas y al talentoso enganche se le presentó una oportunidad única de disfrutar de algunos minutos más adentro de una cancha. Y ante la atención plena de todo el mundo futbolero del país. Nada menos que frente a Boca Juniors, por la Copa Argentina. El resultado, se sabe, no fue para nada amigable con Alvarado, pero “Trapito” tuvo una despedida inolvidable frente a un rival que “está preparado para ser campeón de América”, según él mismo consideró.

– Al final pudiste darte el gusto de cerrar tu carrera dentro de la cancha y nada menos que un partido como éste…

– Sí, la verdad es que más allá del resultado en contra, siento una alegría enorme por haber terminado mi carrera jugando frente a un equipo tan grande como Boca, importantísimo, con una jerarquía terrible. Estoy muy feliz por eso y le quiero agradecer a todos los chicos por haberme dado el lugar para que esto haya podido pasar.

– Aunque ya el juego estaba resulto, entraste con muchas ganas, corriste, las pediste todas. ¿Lo disfrutaste?

– Uno, cuando entra, siempre trata de ayudar al equipo. Como decía recién, al margen del resultado, todos tratamos de disfrutar el partido, de vivirlo como una ocasión especial y de ser dignos de poder jugarlo. Una lástima que haya sido un resultado en contra tan abultado.

– ¿Desde adentro se notó tanto la diferencia de jerarquía como pareció desde afuera?

– Sí, seguro. Boca es un equipo que está preparado para salir campeón de América y nos lo hizo saber. Es igual que si un equipo de la tercera división de España jugara contra Real Madrid, algo parecido. Nosotros estamos para otra cosa. Para pelear en el Torneo Federal A, nos armamos para eso y la verdad nuestra empieza la semana que viene, cuando arranquemos la preparación.

– ¿Se pueden extraer conclusiones o aprendizajes aún en un partido con semejante diferencia de calidad?

– Sí, obviamente. Cuando veamos los videos vamos a encontrar cosas buenas que hizo el equipo dentro del campo y eso lo tendremos que trasladar a la práctica cuando empiece nuestro torneo, el 9 de septiembre. Vamos a encontrar cosas buenas y también cosas para corregir. Tuvimos 15 o 20 minutos muy buenos en el primer tiempo. Nos gustaron muchísimo. Hay que seguir por ese camino. Si lo pudimos hacer frente a un equipo de primera división que está listo para pelear la Copa Libertadores, seguramente lo vamos a poder ejecutar contra equipos de nuestra misma categoría. No tengo dudas de eso.

– Trataron de ser prolijos, por momentos lo lograron pero debe ser muy difícil de sostener, porque perdían la pelota demasiado rápido…

– Se nota ahí la diferencia. Por ahí tuvimos un par de contraataques que no supimos aprovechar y ellos tienen una ocasión de gol y la convierten, no la dejan pasar y te marcan la diferencia. Pero insisto en que para ninguno de los dos fue una medida real, porque los dos estamos para cosas diferentes.

– ¿Qué te llevás de tu carrera?

– Muchos recuerdos lindos al haber vestido la camiseta de Alvarado durante tanto tiempo. El cariño de la gente, amigos que hice durante toda mi carrera. Creo que lo más lindo que te deja el fútbol son los amigos y eso no se termina nunca.

– Fuiste el último en irte de la cancha, luego de haber ido hasta la tribuna para saludar a la gente y te agradecieron el gesto con una ovación. ¿Qué sentiste?

– La gente de Alvarado me ha brindado muchísimo y yo soy un agradecido. Me parecía bueno ir a saludar a los hinchas por última vez como jugador. Recibí un gran afecto durante mucho tiempo y es recíproco, así que no podía salir de la cancha sin acercarme a ellos.