Heredera de obras emblemáticas del teatro argentino vinculadas a los dramas familiares, “Fraterno” es una de las piezas que este verano llegará al complejo Auditorium. Escrita y dirigida por Gastón Marioni y en escena desde hace veinte años en la ciudad de La Plata, la obra podrá verse los días jueves 9, viernes 10, sábado 11 y domingo 12 de enero a las 21 en la sala Gregorio Nachman.

Tal como hacen “La omisión de la familia Coleman” y “El loco y la camisa” –espectáculos renombrados de la escena nacional–, “Fraterno” también se mete con las “familias que siempre guardaban algun secreto, o bien una verdad cosida en fragmentos silenciados”, describió el director, en una entrevista con LA CAPITAL.

Es la historia de tres hermanos que protagonizan un encuentro después de muchos años. El pasado con sus claroscuros es evocado para dar testimonio de heridas de la infancia. Los personajes eligen hablar de aquello que siempre estuvo oculto por el mandato del “qué dirán”.

Estrenadas en “la ciudad de las diagonales” en 2005, la obra propone un descarnado drama familiar que echa luz sobre los silenciamientos en las violencias intrafamiliares. Es un viaje intenso y emocional que explora el desamparo en la adolescencia, los mandatos sesgados, el universo violento del patriarcado y el devenir en una soledad abrumadora para enfrentar el mundo. Actúan Nazareno Iñiguez, Lucas Unanua y Javier Cardini.

-Vienen sosteniendo este espectáculo desde hace veinte años, ¿cómo lo lograron?

-“Fraterno” nació hace tiempo atrás y fue la obra con la que se inauguró mi sala de teatro en la ciudad de La Plata, Teatro Estudio. Esta fue la obra con la que se inauguró el espacio y, al cumplirse 20 años de la sala, también se cumplían 20 años de la obra. Fue hermoso reencontrarnos con el mismo elenco y volver a celebrar lo tanto que la obra nos había dado. Durante estos 20 años, con el grupo mantuvimos la obra en cartel, en gira, en festivales y, por supuesto, también en la casa que la vio nacer.

-¿A qué atribuyen que el espectáculo esté hace dos décadas en escena?

-Fundamentalmente, al vínculo que tenemos entre los actores y yo: somos amigos de toda una vida, y fue y es y seguirá siendo el teatro uno de los motivos de nuestros encuentros. Hacer esta obra es también estar en nuestro vínculo. Por otro lado, la obra siempre generó mucha inquietud en el público, con muy buenas respuestas y gran aceptación.

-¿Qué cuenta “Fraterno”?

-Narra la historia de tres hermanos, que tras la muerte del padre, se reencuentran en la vieja oficina de la empresa familiar, ya que deben decidir qué hacer con ese legado. El reencuentro los pone de frente al pasado para poder pensar un futuro posible. En tanto estética, la obra se enmarca en aquella poética de la familia disfuncional que en los 90 tuvo un auge muy grande en nuestro país y en el nuevo milenio también, con obras como “La omisión de la familia Coleman”, y “El loco y la camisa”, entre tantas. Entonces, muchos y muchas comenzamos a escribir sobre estas familias que siempre guardaban algún secreto, o bien una verdad cosida en fragmentos silenciados. “Fraterno” forma parte de ese legado de obras.

-¿Qué significa mostrar esta obra en Mar del Plata?

-Mar del Plata es una ciudad y una plaza que amo profundamente. He tenido la suerte durante muchos años de estrenar y poner en escena en el programa “A desaburrir el invierno”, en el Auditorium, infantiles como “Tanguito mío, un musical bien guapito”, entre tantas otras. Y muchas obras de mi autoría o dirección han estado en ese bello teatro, como “Las heridas del viento” con Miguel Jordán, “Cantando sobre la mesa” con Cecilia Carrizo y Martín Ruíz, entre otras. Regresar ahora con “Fraterno” me llena de entusiasmo; es una obra que narra una historia muy potente con una puesta en escena que interpela al espectador.