“Voy a presentar mi modo de cantar, mi modo de buscar, investigar e interrogar el maravilloso paisaje musical que posee este país”, indicó Liliana Herrero sobre el recital que ofrecerá este viernes a las 21,30 en la sala Astor Piazzolla del Teatro Auditorium.

Y agregó: “Voy a recordar a los autores, a reponer una memoria de combates dormidos de una cultura preciosa que posee este maltratado país”.

“Me cuesta creer que esto esté pasando en Argentina”

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En Mar del Plata, la destacada artista propondrá una forma de interpretación ligada a la re-composición de obras populares, en el marco de una renovada estética del folklore argentino.

Entrevistada por LA CAPITAL, Herrero se refirió al rol que cumple la música en este momento social y político del país, al tiempo que ofreció su mirada lúcida sobre el contexto actual.

“Lo que está sucediendo con la cultura en este país y en estos momentos es abominable. No sólo con la cultura que todo pueblo tiene, sino también con la actividad artística y la creación particularmente”, dijo en relación al desfinanciamiento de los principales organismos estatales vinculados a gestionar proyectos culturales y a los ataques de parte del gobierno de Javier Milei hacia los artistas.

“Lo vivo como una pesadilla y me cuesta creer que esto esté pasando en Argentina, cuando hay sobrados motivos para saber que la vida artística representa un país acá y en el mundo. La música, los libros, el cine, la danza, el teatro y tantas expresiones artísticas más son fundamentales para pensar esta patria y así ocurre en el mundo entero. El arte no es un adorno, es un pensamiento”, dijo.

Y recordó el aspecto comunitario que tiene la música y los recitales en vivo, rol que parece potenciarse en este presente. “El hecho artístico en un escenario es una ceremonia porque es comunitaria, colectiva. Es emoción, reflexión, alegría. También es batalla contra el olvido. Es memoria”.

Herrero evocó sus primeros acercamientos a la música: primero de la mano de su padre, en Entre Ríos, también de la mano de su profesora de piano y más tarde en Rosario, ciudad en la que estudió en la Facultad de Filosofía y Letras.

Allí “participaba de cuanto grupo se podía armar y esas fueron mis primeras experiencias en los escenarios. En esos años comencé a comprender qué significa cantar”.

También descubrió que más que tocar el piano le gustaba cantar. “El piano quedó relegado a búsquedas personales. Cantar significa una memoria musical y poética de nuestro país sea del género que sea, aunque siempre mi formación provino del canto folklórico argentino. Pero nunca me negué ni lo hago a incursionar en todas las músicas que me conmueven y que al cantarlas. En el canto aparece el pensamiento de un territorio”, observó.