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Arte y Espectáculos 4 de junio de 2024

Libro repasa la historia de un cuadro y de una familia

"La vida en prosa", de Flavio Fabián Seijo Santagada.

La tapa del libro.

En “La vida en prosa”, diversos textos recrean la vida, la familia, los afectos y las preferencias de Flavio Fabián Seijo Santagada, un ex docente universitario de Mar del Plata que, a su vez, es curador del cuadro “Nostalgia de partida”, una obra pictórica de 1660 del artista Diego Velázquez.

Nacido en Buenos Aires en 1963, el autor detalla cómo llegó a tener en su poder este prestigioso cuadro. Y lo hace en un largo escrito titulado “Argentina, Italia y el mar”. El ensayo fue presentado en el Concurso Científico Literario, que auspició el Uficcio Científico de la Embajda de Italia en Argentina.

Desde los “vaporetos” de los años ´50 que salían del Puerto de Nápoles o Génova, a la llegada de su “nonno” con la rica tradición de la cultura italiana, el ensayo narra la historia de la inmigración a Argentina a través de diversos personajes de su familia.

Y vincula ese viaje de Europa a Argentina, desarraigo mediante, con el tema de aquella famosa obra de arte.

“Allá por el siglo XVII, Italia se esgrimía como cuna del Barroco y se destacaba entre otros en el ámbito pictórico Caravaggio y con él su escuela, maestro de un sinnúmero de artistas de época, pero uno de ellos descolló, uno de ellos viajó entre mares varias veces de su España natal a su Italia docente: Don Diego de Velázquez da Silva”, escribió.

Mantiene el autor a lo largo de todo su relato la relación entre el pasado de la obra y el presente de su familia. “Don Diego también legó, legó sus obras que difundieron la escuela italiana ‘entre luces y sombras’, entre sus pares, legó su código inconfundible de máscaras venecianas”.

“Una de ellas, navegó el mismo mar, respiró la misma nostalgia, escuchó la misma música del transantlántico y partió de la mano de otro sueño de origen español para regar a estas tierras nuevas de un dejo del imperialismo histórico remozado con jotas y paso doble”.

Señala que “el mar volvió a ser testigo”: del viaje de su abuelo, del viaje de este cuadro y del suyo propio. “Corría 1998 y pude entender su nostalgia a pleno, yo mismo lloré por eso, yo también vibré con la bocina ronca de los buques de Nápoles. Allí en ese viaje sentí por mis venas la empatía con mi cultura, aprecié en vivo a Caravaggio y se inició el contacto de Italia y su obra”, describe.

Narra, además, todo el derrotero del famoso cuadro en Europa y en Mar del Plata: en 2003 se expuso en la Universidad Tecnológica Nacional, luego en Hotel 13 de Julio, hasta que gestó una asociación que permitió hermanar a las ciudades de Mar del Plata con la de San Marco Argentano, hecho que ocurrió en 2005, entre otros honores que tuvo Seijo Santagada y el cuadro. El cuadro también fue parte de la inauguración del Paseo Cultural y Comercial  Aldrey.

“El mar trajo, el mar no deja de llegar, el mar nos amalgamó, el mar invita a soñar, el mar trabajó, el mar lloró, el mar brinda su música que de vez en cuando percuta contra los lados firmes de sus buques que transportan nostalgia, aquella de entonces, aquella de hoy, aquella de mañana”, indicó.