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Opinión 18 de febrero de 2020

Libia, inmigración y petróleo

por Raquel Pozzi*
El Estado de Libia está inmerso en una guerra civil donde existen dos polos de poder.

Por un lado co-gobierna el GAN (Gobierno Libio de Acuerdo Nacional) liderado por Fayez Serraj en Trípoli al oeste de Libia, respaldado por la ONU con reconocimiento internacional de los EEUU, Qatar, Turquía y la Unión Europea aunque con escasa legitimidad.

Por el otro se asume el ENL (Ejército Nacional Libio) liderado por Jalifa Haftar en Tobruk al este de Libia, ex coronel de Muammar Gaddafi y respaldado por Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Jordania y Rusia.
El legado de la cuestionada primavera árabe del 2011 luego de nueve años de la intervención de los EEUU y la OTAN y el posterior derrocamiento de M. Gaddafi, ofrecen en la actualidad un nuevo escenario que provoca tensión internacional debido a la fuerte injerencia de Turquía que apoya a Fayez Serraj y Rusia que respalda a Jalifa Haftar.

Las mesas de diálogos gestionadas por Vladimir Putin, Recep Tayyip Erdogan y Angela Merkel en Moscú y Berlín por el cese al fuego, fueron fallidas. La tregua fue rebatida por ambos bandos, por un lado J. Haftar con las misiones militares dirigidas sobre Misurata para presionar a Trípoli y por otro lado en Trípoli llegaban combatientes de estados aliados a F. Serraj en el aeropuerto de Mitiga.

La mediación

La mediación internacional a través de la Conferencia Internacional en Berlín celebrada el 19 de enero del presente año, preveía el alto al fuego entre el ENL y el GAN como también el embargo a la importación de armas a Libia. El borrador con las medidas delineadas en dicha Conferencia fue elevado al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para emitir una resolución que estableciera formalmente el Alto al fuego, sin embargo, de los cinco miembros permanentes sólo Rusia se abstuvo aduciendo que no estaba claro que las dos partes en Libia acataron las decisiones de la Conferencia en Berlín, ya que entre el 19 de enero (Berlín) y el 12 de febrero (ONU) la situación en Libia había empeorado.

Otro actor imprescindible para comprender la complejidad de la guerra, es la incursión de la Hermandad Musulmana ya que algunos integrantes son dirigentes del GAN que apoyan a Fayez Serraj. Los Hermanos musulmanes son resistidos por el bloque de países que apoyan J. Haftar como Egipto, Rusia y los árabes saudíes quienes consideran “terrorista” a la organización islamista.

El escenario bélico en Libia refleja, al igual que Siria, la relevancia de la presencia de Turquía y Rusia disputándose lugares preferenciales en la lucha por diversos intereses en la región, no obstante persiste la confusión desde dónde se está gestando la tempestad.

La ventaja del oro negro y la desventaja de la migración.

El yacimiento Al Shahara ubicado en el sur del país en la cuenca Murzuq, el mayor del país, a menudo sujeto a bloqueos y saqueos de las diferentes milicias, es administrado por el gobierno del Jalifa Haftar y rivaliza con la Compañía Nacional de Libia de Petróleo (NOC) controlado por el gobierno de Fayez al Serraj. El golfo de Sirte representa la zona de la “Media luna del petróleo” por donde transita el 50 % de las exportaciones de crudo libio en los puertos: Zueitina, Al Sedra, Ras Lanuf y Akdaboua y Jalifa Haftar cuenta con el control territorial de los yacimientos petroleros de Al Shahara y Al Fil, quedando en posición inmejorable con respecto a Serraj.

Consecuencias económicas

No sólo dos gobiernos y dos parlamentos sino también dos compañías de petróleo se enfrentan en Libia y la consecuencia económica es la caída de la producción a más del 50 % (aprox. 800 mil barriles de crudo diarios) por los constantes bloqueos a los puertos según la Corporación Nacional de Petróleo de Libia. El estado de Libia es el noveno país de mayor reserva de petróleo del mundo miembro de la OPEP y los yacimientos de petróleo son considerados actualmente como objetivos militares, sin embargo subyace el interés internacional de cuidar los recursos libios: Petróleo, gas de petróleo y refinado de petróleo por Italia, Alemania, España, Francia, China, Turquía, Túnez y EEUU hacia dónde se dirigen las exportaciones de los productos libios mencionados. Otra gran problemática de difícil resolución lo constituye la emigración de personas hacia Europa por el Mediterráneo: Libia es uno de los puntos fronterizos desde donde parten los emigrantes convirtiéndose en presas fáciles para las mafias y grupos que se dedican al tráfico de personas.

El Estado de Libia por su posición geopolítica suscita interés; por sus recursos genera atracción y por su complicada estratificación social y la heterogeneidad étnica es un estado atrápalo-todo de grupos delictivos que acuerdan con grupos facciosos cuyo único interés es el control del Estado hasta aquellas etnias que por fuerza dominan a las demás y pactan con los poderes de turno sólo por el control de una porción de un estado que está inmerso en una “proxy war” una guerra no convencional dónde se utilizan otros actores como milicias, mercenarios, espías, grupos terroristas u otros para no llegar a un enfrentamientos directo entre potencias extra-regionales lo cual transforma al país en complejo e impredecible. A nueve años del inicio de la guerra, la UE ha mantenido un tibio apoyo al bloque liderado por los EEUU, y la problemática que más atañe a los intereses de los estados europeos es la masa migratoria, siendo esta el factor más relevante que derivó en el BREXIT. Ante las maniobras de Turquía y Rusia, el alto representante de la política exterior Josep Borrell ha dado luz verde a una operación naval y aérea en Libia, centrado en la parte oriental para controlar las costas libias y frenar el tráfico de armas sin embargo aunque los veintisiete estados acordaron, es resistido por algunos estados integrantes porque no todos están comprometidos en la re-ubicación de los inmigrantes. Nuevamente el ala militar de un estado en el Magreb árabe capitaliza la atención internacional ya que otro volcán eruptivo de conflictos después de Siria consolida la idea que algunas potencias apoyan férreamente “el caos constructivo”.

La lista es extensa, pero Libia es visible por su potencial petrolífero y por el temor que genera en el continente Europeo las masas migratorias que intentan ingresar por Italia huyendo de la guerra. Una vez más el interés por el oro negro y el desinterés humanitario son factores detonantes de la guerra y atenuantes de la paz.

*Analista en política internacional/ profesora de Historia