Lianke: “La discusión ahora debe ser cómo servir, no cómo liderar”
Considera que la pandemia es "un gran desastre para la humanidad" que traerá consigo cambios radicales en el mundo.
Yan Lianke.
por Javier García
PEKIN, China.- Yan Lianke, una de las grandes voces literarias de la China actual, considera que la pandemia es “un gran desastre para la humanidad” que traerá consigo cambios radicales en el mundo y que nos debe llevar a reflexionar profundamente sobre qué estamos haciendo como especie.
Ganador del Premio Franz Kafka y habitual candidato en los últimos años al Nobel de Literatura, el genio del “realismo espiritual” chino no cree que la discusión deba ser ahora si es mejor el comunismo o el capitalismo para afrontar crisis como ésta, sino cómo se usa el poder correctamente para “servir a la gente y no para liderarla”.
Encerrado en su casa de Pekín a sus 61 años, Yan, con varios libros prohibidos en su país, considera que un eventual mayor peso internacional de China no debería preocupar al mundo ya que “en la historia ha habido relativamente pocos casos en los que haya invadido o agredido a otros países”.
– ¿Qué le parece lo que está viviendo ahora el planeta, con toda la gente encerrada en sus casas?
– Creo que la situación actual es de mucha impotencia. Si la gente hace bien la cuarentena, la situación va a ser mejor. Pero me preocupa que las condiciones del aislamiento no sean tan buenas como pensamos. Por ejemplo, la situación de lugares como India o Africa.
– ¿Tiene alguna ventaja al menos que el mundo se haya parado a causa de la pandemia?
– Según la experiencia de China, la cuarentena es útil para la epidemia. Este es el caso de los últimos dos meses en China. Pero no veo ventajas por el hecho de que nuestras vidas se hayan detenido, igual que lo han hecho la agricultura, la ciencia, la tecnología y la educación. La vida de las personas se ha visto muy afectada. Es un gran desastre para la humanidad.
– Cuando todo esto acabe, ¿habrá cambios o seguiremos igual?
– La estructura de la sociedad humana cambiará después de la epidemia. Los científicos, sociólogos y antropólogos han analizado que cuando acabe la epidemia en cada país la puerta, que originalmente estaba abierta, estará ligeramente cerrada. La gente debe volver a pensar si vale la pena la idea de una comunidad humana con un futuro común.
– Hay quien cree que esta pandemia supondrá el fin del capitalismo tal como lo conocemos. ¿Cuál es su opinión?
– No debemos discutir qué sistema es mejor si el capitalismo o el socialismo. No es una cuestión entre ambos sistemas. La gente debería pensar en cómo se usa el poder político correctamente para evitar desastres. Ahora en China, Europa y Estados Unidos el poder se centra en servir a la gente. Pero también hemos visto que, si el poder no sirve a las personas sino que intenta liderarlas, surgirán problemas.
– Mucha gente en Occidente tiene miedo al ascenso de China como gran potencia mundial, quizás por el desconocimiento del país.
– Quiero hablar de eso desde dos puntos. Primero, China no es tan fuerte como se piensa, tiene una gran población. Sí es una gran potencia económica, pero tenemos una población de 1.400 millones de personas y, en promedio, todavía es un país pobre.
El lema ‘Un gran desarrollo económico’ es solo propaganda. El presidente Xi Jinping todavía está resolviendo el problema de la pobreza.
Si China realmente se convierte un día en una gran potencia mundial, el mundo no tiene que preocuparse. A lo largo de la historia ha habido relativamente pocos casos en los que China ha invadido o agredido a otros países. El carácter cultural del país está marcado porque a los chinos les gusta vivir una vida tranquila y estable. Su desarrollo no debe preocupar a otros países.
– ¿Qué efectos tendrá en su país la pandemia? ¿China cerrará más las puertas?
– Económicamente China quiere ser más abierta, pero eso ya no depende solo de China por algunas razones. Por ejemplo, tal vez Europa y Estados Unidos decidan trasladar sus fábricas desde China a otros países o desarrollar sus propias industrias. Creo que China necesita ser más abierta, pero eso no va a ser tan fácil como antes.
– En China y también en varios países occidentales se están usando los móviles para detectar los movimientos de las personas durante la enfermedad. ¿No puede suponer esto un peligro de un mayor control de la población?
– Claro que sí. Pero la cultura china y la de Europa son diferentes completamente. En este sentido, los chinos son más insensibles, no como los europeos, que tienen mucha sensibilidad respecto a eso. Los chinos no tienen privacidad, no solo en las últimas décadas, sino desde hace mucho.
No es bueno que en el resto del mundo se limite ahora la privacidad. Quiero que los chinos tengan más privacidad y espero que Europa y Estados Unidos lo hagan mejor que China, no sean como ella ahora en ese sentido.
– Hace dos meses, en su clase virtual a los estudiantes de la Universidad de Hong Kong les llamó a no olvidar esta crisis, a preservar la memoria. ¿Qué es lo que debemos recordar?
– Los chinos tienen que conservar la memoria de lo que sucedió en la historia. Por ejemplo, hace 17 años, tuvimos la epidemia del SARS en nuestro país. Pero hoy hemos tenido la del coronavirus nuevamente. Critico a los chinos por la falta de memoria.
Si no tenemos memoria, tales cosas sucederán después de 17, 27 o 37 años. Deberíamos reflexionar sobre el proceso del brote de la epidemia. Es muy importante. Cuando pase, los chinos y todo el mundo deberíamos reflexionar profundamente.
– ¿Cree que la actuación de China fue correcta?
– Creo que es necesario distinguir la situación en dos etapas. En la primera etapa ha habido problemas y tenemos que revisar. En la segunda etapa, después de la cuarentena de Wuhan, hemos visto que el pueblo chino ha hecho grandes esfuerzos y ha logrado muy buenos resultados.
– ¿Se están centrando demasiado los chinos en lo material dejando de lado el cultivo del espíritu?
– Es un gran problema, en las últimas décadas nos hemos concentrado mucho en el desarrollo material, pero el espíritu no está avanzando junto a lo material. Para mejorar eso, no puedo contestar, es un asunto de los lideres del país.
– Los fallos en la lucha contra el virus de las democracias occidentales ¿pueden reforzar a los populismos y los autoritarismos?
– No puedo analizar este asunto profundamente. Pero ahora en China, como ha visto, el nacionalismo y el patriotismo están inflados, su fuerza es cada vez mayor en la sociedad china, eso también es preocupante.
– ¿El mundo va a ser mejor o peor después de esto, vamos a aprender alguna lección?
– En el lado positivo, aprenderemos las lecciones de esta epidemia y evitaremos que situaciones similares sucedan nuevamente en los próximos años. Por el lado negativo, está el problema de la economía, de la cultura, de la literatura. Por ejemplo, los problemas básicos de supervivencia que preocupan a los chinos surgirán gradualmente. Va a haber más aspectos negativos que positivos.
Los problemas de subsistencia de las personas de bajos ingresos se harán más evidentes.
EFE
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