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La Ciudad 14 de julio de 2016

Le donará un órgano a la hija de un compañero de trabajo

Por primera vez en Mar del Plata un juez civil y comercial falla a favor de autorizar a un tercero la ablación de un órgano para un trasplante. La impactante historia de fondo.

El caso es conmovedor y retrata el amor que puede emanar de un acto extremo, aquel que sirve para salvar una vida. Porque la esperanza es lo último que se pierde y en eso tiene mucho que ver la humanidad.
Pero, por tratarse de una cuestión tan urgente, es bueno empezar por el final: Un juez civil y comercial de esta ciudad autorizó a una mujer a ser donante renal de una adolescente de 17 años, hija de un compañero de trabajo.
El fallo se conoció en las últimas horas y se transforma en un evento judicial sin precedentes en Mar del Plata por la razón de haber tomado la competencia del reclamo un juzgado civil y comercial.
Ahora se realizan todos los procedimientos médicos necesarios para disponer la fecha y establecer condiciones para la doble operación que permitirá una mejor calidad de vida para una menor de 17 años. Probablemente, mejorará también la vida, si por ella se entiende no sólo la salud sino la calidad de existencia, de la mujer donante.
La historia se remonta a algunos años atrás cuando los médicos diagnosticaron que la menor -sus datos, como el de sus familias y el del trabajo de su padre y compañera se mantienen en reserva- padecía una insuficiencia renal crónica, focal y segmentaria. El avance de la enfermedad tuvo su consecuencia menos deseada y desde mayo de 2014 debió ser ingresada en tratamiento de hemodiálisis tres veces por semana.
Pese a estar en lista de espera para un donante cadavérico, las circunstancias adversas llevaron a que las esperanzas de un trasplante pronto se fueran diluyendo. Dos veces ingresó en operativo de trasplante, pero en ambos casos todo quedó en la nada. Fueron fallidos.
Ni el padre, ni la madre, ni el hermano podían entregar su riñón por razones clínicas y la noticia del agravamiento de la salud de la adolescente se hizo conocida en el ámbito de la familia y los amigos. Entonces apareció esa pequeña posibilidad de vida. Una joven de 28 años, compañera de trabajo del padre de la menor, se ofreció para donar su riñón. Ambos comparte tareas en un comercio conocido de la ciudad y ambos lo hacen como empleados. Se conocen desde hace ya varios años.
Esa declaración de humanidad estaba perfecta y era alentadora, pero faltaba la autorización judicial, porque las cosas son así. Para evitar el comercio de órganos o el intercambio económico, si el donante no es pariente debe recibir aprobación como tal de la Justicia.
El reclamo fue presentado a fines de mayo y en los primeros días de junio ya estaba tramitando en el juzgado Civil y Comercial Nº15 a cargo de Fabián Casas. El carácter de sumarísimo aceleró el trámite y tras una serie de acciones técnicas el pasado jueves se resolvió a favor. “Para mí es verdad eso de? El derecho si llega tarde, no es derecho”, dijo el juez en contacto con LA CAPITAL.
Lo cierto es que se hizo lugar a la petición “autorizando los estudios pretrasplante para la ablación de un riñón a los fines de ser implantado en la niña?”. En el fallo también se aclara que la mujer puede revocar su consentimiento hasta el mismo momento de la cirugía y solo se ordena a los padres presentar un informe médico del doctor Rodrigo Prado -médico tratante- sobre el resultado de la intervención.