Las variaciones de la costa en una historia de idas y vueltas
Los primeros registros, los avances y retrocesos del mar a lo largo de los años y el rápido crecimiento de la ciudad. El investigador Federico Isla recorre la evolución costera y revela detalles de una historia que incluye el debate por el avance urbanístico sobre la naturaleza.
La bahía de playa Bristol a principios del siglo XX, observada desde las lomas cercanas al Torreón del Monje.
Por Hernán Kloosterman
La de la costa marplatense es una historia de idas y vueltas. Lo indican los primeros registros al mostrar los avances y retrocesos del mar sobre la tierra que fueron modificando el mapa en general. Luego, el surgimiento de la ciudad y la consolidación de Mar del Plata como capital turística pusieron de relevancia el valor del recorrido costero. No se trata de una cuestión simbólica ni de simplemente asociar a Mar del Plata con la playa y el veraneo: los más de 40 kilómetros de costa forman un recorrido único.
De sur a norte, la costa bordea la ciudad y brinda una visión panorámica excepcional. El combo que ofrece el paseo costero de la ciudad es completo. Su camino zigzagueante al ritmo de los cambios urbanísticos incluye escolleras, playas extensas y más reducidas, zonas más altas y otras más bajas, algunas en forma natural y otras intervenidas por el hombre, hay edificios de gran altura a metros del agua y hay espacios verdes que cambian el paisaje.
Mientras continúan los debates por el avance urbanístico y la distribución del espacio de playa entre lo público y lo privado, un recorrido por la historia permite descubrir detalles y dimensionar la relevancia del lugar más emblemático de la ciudad.
El científico Federico Ignacio Isla es palabra autorizada para hablar de la historia costera de Mar del Plata. Es licenciado en Geología y doctor en Ciencias Naturales Investigador superior del Conicet, perteneciente al Instituto de Geología de Costas y del Cuaternario y al Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras de la Universidad Nacional de Mar del Plata, comparte su conocimiento con LA CAPITAL y se remonta a los inicios.
El investigador Federico Isla (izquierda) en plena tarea en la zona de Playa Serena.
El antiguo paisaje
“Hace 120.000 años la costa de la pampa era diferente a la actual. Una gran bahía se extendía al norte de Tandilia y los hombres no habían llegado aún a América. El nivel del mar había alcanzado un nivel de 6 metros por encima del actual y una playa se extendía al pie de los acantilados vecinos al Golf Club Mar del Plata y a lo largo de la llamada “manzana de los circos”. Esa antigua playa -definida como Formación Puerto Mar del Plata-, fue sepultada cuando se modificaron los accesos al Puerto”, explica.
La historia marca que los avances y retrocesos del mar se encuentran desde hace miles de años. De hecho hace unos 18.000 años, el mar empezó a retirarse hasta una cota mínima de 100 metros por debajo del actual nivel del mar. “El río de la Plata drenaba las cuencas de los ríos Paraná y Uruguay y corría contra las serranías vecinas a Piriápolis y Punta del Este”, completó Isla.
Pero ese retroceso del agua no fue por mucho tiempo. “Con posterioridad comenzó a subir nuevamente inundando algunos bajos que nunca habían sido inundados por el mar, y alcanzar una cota máxima de 3 metros por encima del actual nivel. Estas antiguas playas de hace 6.000 años se extienden desde Mar de Cobo hacia el norte, a lo largo de la ruta 11”, analizó el especialista.
La ciudad
La costa de Mar del Plata ha sido de especial referencia como punto geográfico de Sudamérica. Juan de Garay se llegó desde Buenos Aires para constatar personalmente las descripciones de los indígenas de la región, y la describió como “muy galana costa”.
El pirata Drake le dio nombre como Cabo de Lobos y la caracterizó como una punta de arenas gruesas. Los náufragos del “Wager” liderados por William Morris vivieron en estos acantilados procurando llegar a Buenos Aires. Los primeros europeos en afincarse en la región fueron los tres padres jesuitas que se instalaron en la laguna de las cabrillas, hoy Laguna de los Padres. Esta misión Nuestra Señora del Pilar de Puelches tuvo que ser evacuada cuando los indios serranos se aprestaban a atacar a Buenos Aires.
Cueva de milodóntido en el sur de Mar del Plata
“A fines del siglo XIX Florentino Ameghino, dibuja un mapa de la costa del puerto del pueblo de Balcarce. La playa de Peralta era una bahía donde posteriormente se decidió construir un puerto con entrada orientada al NE. La inauguración del puerto de Mar del Plata a principios del siglo XX se vio frustrada por el banco en su acceso, con el que aún debe lidiar 100 años después el consorcio portuario”, rememoró el científico marplatense.
El crecimiento de la ciudad se dio rápidamente. Un curso de agua corría al sur de la loma fundacional (Iglesia de Santa Cecilia), el arroyo de Las Chacras. Desde la esquina de esta iglesia (Córdoba y 9 de Julio), Carlos de Chapeaurouge inició el trazado de las calles de la ciudad que se transformaría en la capital del verano de los argentinos.
“En la desembocadura de aquel arroyo se había se instalado el primer muelle de saladero de Coelho de Meyrelles. En esta bahía se instaló el mítico hotel que dio nombre a la bahía: Bristol. Hoy aquel muelle fue destruido, y el arroyo está entubado (diagonal Juan B. Alberdi)”, profundizó.
La otra bahía, la del hotel Saint James fue objeto de la construcción de hoteles que se caracterizaban con el estilo pintoresquista, utilizando las ortocuarcitas aflorantes en todas las lomas de la ciudad. A fines del siglo XX, aquellos viejos hoteles de la Playa de los Ingleses se expropiaron y demolieron. Solo se mantuvo el Hotel Explanada durante algún tiempo. La bahía fue transformada en un único espacio verde flanqueado por altos edificios.
“La playa fue alimentada artificialmente a fines de los 90, para recuperarse con características diferentes a la original. Actualmente la Playa Varese se encuentra en un nuevo proceso de privatización en que se prioriza lo privado sobre lo público. Estos ciclos han caracterizado el desarrollo de la ciudad emblema del turismo de ‘sol y playa’”, consideró Isla.
-¿Cómo considera que han sido los cambios históricos de la costa?
-La costa de Mar del Plata ha ido cambiando por diferentes causas. Las playas que se perdieron por erosión (Playa Chica, Playa de los Ingleses), fueron recuperadas con características diferentes. Los loteos de las playas del sur florecieron en los 60 y 70 pero quedaron cristalizados por limitaciones en el acceso a las playas o falta de servicios. La bahía de Punta Mogotes, que tenía balnearios de madera y accesos que atravesaban un cangrejal, fue remodelada en los 80 en lo que hoy es un complejo de cemento, y accesos y estacionamientos asfaltados.
-¿Cómo imagina el futuro de la costa marplatense?
-La provincia de Buenos Aires ha hecho un gran esfuerzo para recuperar la mayor cantidad de arena para las playas populares a las que acceden los trabajadores hospedados mayormente en hoteles de sindicato. No obstante ello, la municipalidad ha privatizado cada vez más el recurso arena a través de concesiones del dominio público en balnearios privados. La superficie concesionada en muchos casos excede el espacio disponible para los que no pueden (en muchos casos no quieren) pagar por su derecho a acceder al dominio común. Así y todo, la ecuación no es tan simple: no tiene sentido recuperar playas amplias donde en pocos años se deberá prohibir el baño, como ya paso en las playas del Río de la Plata. La contaminación o el simple deterioro de la calidad estética requieren una ley provincial de Manejo Costero Integrado, que nos deben desde hace años.
La fauna
Un sector de la costa marplatense está considerado entre los mejores del continente para analizar la fauna extinguida. De hecho, son frecuentes los descubrimientos de algún resto que les permiten a los especialistas retroceder en la historia y ubicarse en los primeros tiempos para describir la situación.
Los animales de aquella época eran muy diferentes a los actuales. “Los milodontes, gliptodontes, hippidions y mastodontes se acercaban a las sierras de Tandilia donde encontraban agua y pastos frescos. Atrás de ellos llegaban los animales cazadores como los esmilodontes, o las aves carnívoras como Hermosiornis. Algunos de aquellos animales fueron también cazados por los primeros humanos que llegaron a América del Sur hace unos 11.000 años”, señaló Isla.
Pocos restos se preservaron de aquella fauna tan especial. No obstante ello, los acantilados de Mar del Plata contienen el mejor sitio sudamericano para analizar aquella fauna extinguida. El registro más llamativo es el de las cuevas que se descubren cuando se realiza alguna excavación profunda, o se perciben bien preservadas en los acantilados del sur de la ciudad.
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