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La Ciudad 22 de agosto de 2016

“Las moralidades particulares no deberían ser causa para discriminar a otros sectores”

Susana Vidal, referente del Programa para América Latina y el Caribe de la Unesco, se refirió al trabajo de la disciplina para promover los valores de justicia, equidad, igualdad, integridad e identidad. La salud, el aborto y los problemas ambientales entre los tópicos analizados.

La especialista regional del Programa para América Latina y el Caribe de Bioética y Etica de la Ciencia de la Unesco, Susana Vidal, estuvo en Mar del Plata y, en una entrevista con LA CAPITAL, habló de los diversos desafíos del debate bioético.

En ese sentido la referente indicó que el enfoque bioético de la Unesco promueve la participación social en el debate de temas que tienen que ver con la vida, pero advirtió sobre las opiniones y moralidades de grupos particulares, cuando se trata de derechos, sobre todo con valores de justicia, equidad, igualdad, integridad e identidad. El acceso a la salud, la inagotable problemática del aborto y los temas ambientales, también en la agenda.

– ¿Cuándo la bioética habla de transformación de la sociedad, se refiere a hacerla más equitativa?

– Hacerla más equitativa, hacerla con plena vigencia de derechos, hacerla más justa también.

– ¿El acceso justo a la salud independientemente de la posición económica sigue siendo un desafío? ¿Cómo encontrar el equilibrio? ¿Cómo ve la situación en Argentina?

– Creo que eso pasa en todos los países del mundo salvo los que tienen una economía socializada como el caso de los países nórdicos, como era el sistema de salud español. Creo que Argentina hizo un gran esfuerzo en tratar de poner un programa médico obligatorio, básico, mínimo, accesible para todas las personas, pero hay otras intervenciones terapéuticas y diagnósticas a las que muchas personas no tienen acceso. No es fácil el tema de la distribución de recursos sobre todo en un momento donde hay muchísimos intereses en juego para que cada nuevo medicamento o tecnología diagnóstica o terapéutica entren a la listas de recursos que tienen que ser aplicadas. Si es así, ningún sistema de salud puede pagarlo. Sí es importante establecer criterios de priorización para una distribución justa de recursos. Creo que se han hecho buenos intentos en el país, no se cómo será con la nueva propuesta sanitaria.

– ¿Hay iniquidades según el territorio también?

– Me parece que siempre tenemos un problema con ciertas partes del país que están muy desprotegidas, ciertas provincias y ciertos sectores dentro de las provincias. Por ejemplo mortalidad materna adolescente en el Chaco, Formosa, comparada con mortalidad materna adolescente en Buenos Aires o en la ciudad de Córdoba o Rosario. Eso muestra, evidentemente, que hay una brecha en el acceso a los servicios, hay un problema serio ahí.

El aborto

– En el tema del aborto ¿cómo resolver entre lo sanitario y lo moral?

– Es uno de los temas más complejos dentro del campo de la bioética. Lo que nos parece fundamental es poner el tema en contexto. No creemos que se deba debatir el tema del aborto sólo en tanto el estatuto del embrión sino en contexto: qué mujer, en qué condición social, por qué está embarazada, cuáles son las condiciones que podrían promover su deseo de interrumpir el embarazo. No se puede hacer un análisis de un tema éticamente tan sensible, sin tener en cuenta a todas las partes que constituyen el problema moral y el contexto en el cual se genera.

– Mientras se debate, el problema sigue siendo cuando se trata de personas sin recursos para pagar un procedimiento de interrupción seguro, en forma privada.

– Vengo de Uruguay, donde lo que la ley ha permitido es que las mujeres que no tenían recursos lo puedan hacer de manera médicamente controlada, en condiciones de seguridad y no lo hagan de manera clandestina poniendo en riesgo su salud. En este sentido me parece que no hay ninguna discusión de que esta ley en Uruguay lo que evita es muertes por abortos inseguros, pero la ley no resuelve el debate moral sobre el aborto.

– ¿Y usted cree que puede tener resolución el debate moral?

– Creo que no. Lo que creo es que se pueden encontrar caminos consensuados, pero es un consenso fáctico, práctico. El problema de fondo no creo que se resuelva.
La mayor parte de los países que han autorizado ponen una cuota importante de sentido en la salud pública, no en el debate teórico, moral, sino como problema sanitario y es el aspecto al que se apunta.

– En el caso de los derechos de reconocimiento de género autopercibido, matrimonio igualitario ¿cómo se analiza desde la bioética?

– Creo que las leyes que se han aprobado en Argentina avanzan fuertemente en un sentido de equidad y de integración de sectores que habían estado muy discriminados de la sociedad. No suele ser un tema de la agenda bioética, yo creo que lo es, fundamentalmente cuando hablamos de identidad de género y la identidad es un derecho fundamental de la persona. Como tenemos una bioética que responde al enfoque de derechos, desde Unesco, el tema de identidad en cualquiera de los aspectos de los cuales se tome es importante. Creemos que esto ha sido un paso adelante en términos de justicia y de avanzar hacia una forma mayor de igualdad social, de oportunidades también porque las personas que están discriminadas tienen menos oportunidades.

Valores y derechos

– ¿Cree que hay confusión a nivel población entre los valores que uno tiene o lo que le parece que está bien y está mal y los derechos de los diferentes grupos, estemos de acuerdo o no? Por ejemplo la oposición de ciertos grupos al matrimonio igualitario.

– Me parece que hay que tener en claro que la responsabilidad sobre el respeto, la protección y la promoción de los derechos es del Estado, no del resto de los ciudadanos. En todo caso el resto de los ciudadanos tiene que respetarlo. Mejor aquellos que también los promueven y los extienden a otros grupos.
Las moralidades particulares no deberían ser una causa para discriminar a otros sectores. Hay unos mínimos morales comunes que están en la base de la convivencia democrática y en la base de los derechos humanos. Eso es algo que compartimos todos y quién no lo comparte en realidad está confrontando con los valores básicos de la democracia porque el Estado es el encargado de respetar, promover y proteger esos derechos, por tanto esos valores: la justicia, la equidad, la igualdad, la integridad, la identidad. Hay que tener mucho cuidado de que la opinión que tienen ciertos grupos, esté claro que debe ser solo para quienes comulgan esa práctica o adhieren voluntariamente a esos máximos morales que son para ellos, sea religioso, sea agrupación por determinadas tradiciones. En ese sentido podríamos decir que nadie tendría la potestad de impedir que un ciudadano ejerza plenamente sus derechos, lo que pueden hacer es no ejercer el derecho si no quieren, pero no tienen autoridad para impedirlo.

Los aspectos éticos de la vida en general

– Los temas más debatidos públicamente en bioética tienen que ver con la salud ¿cuáles otros no son tan populares pero muy importantes?

– Desde el programa regional entendemos la bioética como una disciplina que se ocupa de los aspectos éticos relacionados con la vida en general y con la salud humana en particular. En tanto esto, abarca un campo objeto de estudio mucho más amplio que incluye aspectos contextuales y sociales en el que la vida y salud humana se desarrolla y todos los aspectos medioambientales. En ese sentido cuando decimos lo social, hay una preocupación fuerte por establecer determinantes de lo que son los sociales de la salud, los determinantes contextuales económicos, políticos de lo que vamos a analizar. No se puede pensar en analizar cualquier tema ético si no es en el marco de una complejidad en la que ese problema emerge. Sea de la salud humana, de la naturaleza como un problema de contaminación ambiental o el tema del cambio climático global. La Unesco está trabajando ahora en una iniciativa que aprobó la conferencia general para establecer principios éticos relacionados con el cambio climático. No son enunciados teóricos sino que surgen de un análisis situacional en el que uno tiene que tener en cuenta aspectos económicos, de intereses financieros, de poder, es un análisis contextual complejo.

– Y en ese análisis ¿son sujeto de mucho lobby de intereses particulares?

– Uh, sí. Lo mismo que en investigación en seres humanos, contaminación ambiental, agrotóxicos, temas que en el país están en plena discusión en este momento. Pero si hay una intervención tecnológica en el ámbito de la naturaleza que va a afectar la vida, sea vegetal, animal o humana, eso tiene que estar analizado en función de las consecuencias que pueda producir esa intervención en sus aspectos éticos. Esto es en tanto daños y beneficios, en tanto quién va a cargar con los costos y quién va a recibir los beneficios y en tanto la distribución justa de ese beneficio si es que alguna vez se produce, pero sobre todo, prevención de daño en primer lugar, porque este no es un problema técnico. Es ético. Si hay personas que van a ver dañada su salud o va a haber un cambio en la flora y fauna de un lugar que va a determinar una catástrofe ambiental, eso es un problema ético, no técnico que tengan que medir los expertos.

– ¿Es el choque entre la ciencia dura y la ciencia social?

– De lo que se trata es de establecer un diálogo en el que haya un cruce, porque la ciencia dura también tiene una participación, y podamos decir qué tienen para aportar otras disciplinas de las ciencias sociales, la filosofía, de otros campos del saber, otros sectores de la sociedad, qué tienen para decir de esa intervención o las consecuencias que puede producir cuando no son buenas.



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