CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
La Ciudad 1 de abril de 2016

Las Lilas: un barrio de gente trabajadora con problemas de seguridad y servicios

A los vecinos les preocupa la inseguridad y la dudosa frecuencia de las líneas de colectivo que pasan por la zona. A la Asociación de Fomento la falta de recursos para las actividades de mantenimiento del barrio y lo que consideran un intento estatal de "borrar de un plumerazo" a la actividad fomentista.

Las Lilas es un pequeño barrio de la zona centro-oeste de la ciudad. Se encuentra limitado por las avenidas Champagnat, Colón, Arturo Alió y la calle Alvarado. Se trata de una zona relativamente nueva, habitada en su mayoría por gente trabajadora, que ha logrado contar con todos los servicios, pero que, como en muchos otros sectores de la ciudad, les cuesta lograr un mantenimiento adecuado de la infraestructura pública.
Son unas 96 manzanas: 4 de ellas ocupadas por el complejo habitacional llamado también Las Lilas; otras cuatro por un predio municipal al que van a parar autos y motos secuestrados; unas 3 por el único club de la zona (el Nación) que desarrolla una importante tarea social para los chicos del barrio y alrededores; jardines, escuelas primarias y secundarias, pero ninguna plaza.
El barrio cuenta con agua corriente, cloacas, cordón-cuneta, asfalto -solo 11 cuadras del barrio no están asfaltadas- iluminación pública, servicio de recolección de residuos, pero el estado de algunas calles es bastante malo.
Recorriendo el sector se observan gran cantidad de microbasurales en las esquinas y muchas rejas, tanto en las casas como en las zonas comerciales. Porque el barrio tiene también, su propio sector comercial, en el que se pueden conseguir todos los productos de la canasta básica, también algunos regalos y prendas de vestir.
Dos son las preocupaciones principales de los habitantes de este barrio: La inseguridad y la dudosa frecuencia de las líneas de colectivo, sobre todo por la noche.
“Hay bastante inseguridad, entran bastante a robar en los comercios y es lo que más nos preocupa. Se sabe quiénes son, pero todo sigue igual” coinciden los comerciantes, algunos de los cuales están en la zona desde hace más de 20 años. Reconocen la presencia policial -más de la provincia de Buenos Aires que de la Policía Local- pero encuentran cambios.
En cuanto al servicio de transporte público de pasajeros, preocupa la incertidumbre de las frecuencias. “Nunca sabés cuándo va a pasar el colectivo, durante el día tarda, a veces, más de 20 minutos y la mayoría de las veces viene lleno” contó Daniela, una vecina de la zona que usa el 573 para ir al centro, donde trabaja. También quienes trabajan en la zona -sector de talleres, comercios mayoristas, corralones, etc- tratan de no demorarse ni un minuto de su horario de salida laboral, porque temen perderlo y arriesgarse a tener que esperar muchísimo en una zona que, de noche, es peligrosa. “He llegado a estar más de 40 minutos esperando. Es un peligro” reconoció Marcela.
Los predios abandonados -como el de Gayay y Alió, en el límite del barrio, generan inseguridad, según los vecinos. En tanto aseguran que la lucha es constante contra la suciedad y las ratas en los alrededores del predio municipal de Tres Arroyos y Garay.
Por otra parte reconocen que, a pesar de las obras y del paso del tiempo, cuando se registran fuertes lluvias en poco tiempo, hay calles que quedan totalmente anegadas y, al paso de los vehículos entra agua en las viviendas.

Fomentismo y actividades

En tanto desde la Asociación Vecinal de Fomento, además de las preocupaciones por el mantenimiento del barrio, la masa societaria y las actividades sociales y culturales, se suma la incertidumbre por el incumplimiento sostenido que viene teniendo el municipio en cuanto al pago del convenio a través del que, las entidades fomentistas realizan pequeñas tareas de las que la comuna se desentiende.
En el caso de Las Lilas, tiene el convenio más bajo, 17 mil pesos mensuales, pero hace 5 meses, no cobran. Esto les genera un grave problema para el pago del empleado que realiza las tareas de mantenimiento en las calles del barrio, de la máquina con que lo realizan, la nafta, granza, ropa de ropa de trabajo, materiales, los arreglos de la máquina que es vieja, seguro y ayuda pagar los servicios de gas y electricidad.
En este contexto de incertidumbre económica, la entidad está a la expectativa por los programas culturales y sociales que se dan en la sede de la entidad fomentista, ubicada en Garay 7040. “No sabemos qué va a pasar con PEBA. Todos los años tenemos muchísimas actividades para los vecinos, cursos con salida laboral, capacitaciones, clases de baile, destreza, con gran concurrencia.
“Creo que quieren borrar de un plumerazo a las instituciones vecinales y no lo vamos a permitir, vamos a luchar”, aseveró la presidenta de la entidad, Delia Carrasco.
“En abril comienzan las actividades con esos programas y no tenemos respuesta. Sabemos que a algunas las quieren llevar a las escuelas, pero no es lo mismo. Estamos a la expectativa y pedimos que las actividades, que son gratuitas para la gente del barrio, continúen”.
La vecinalista señaló que muchas veces pasa desapercibido el trabajo de los fomentistas, pero que es una tarea necesaria, a través de la que se logran cosas que “los vecinos ni se enteran. Es una tarea permanente, con respuestas muy lentas”.
Por ejemplo, en estos meses, “los miembros de comisión directiva estamos pagando con las tarjetas de crédito personales los servicios. Es un esfuerzo grande porque somos gente de trabajo” contó. En ese sentido lamentó que no se cumpla con los convenios con las entidades, sobre todo en los casos de las que “tenemos todos los papeles en regla. Yo hasta viajo personalmente a La Plata para cumplir con las presentaciones” apuntó.
En ese contexto, Carrasco señaló que solo quedan en la Sociedad de Fomento 110 socios activos -que están al día con la cuota societaria de 10 pesos mensuales-. “Imaginate, si la boleta de electricidad es de 810 pesos… no dan los números”.
“Hay mucho que revisar, los vecinos no están comprendiendo el rol o la importancia de colaborar con la institución. Sabemos de muchas entidades que están cerrando sus puertas, nosotros estamos tratando de seguir, creemos que hay que seguir luchando, por las actividades, por las capacitaciones que son el servicio más valorado por la comunidad”.