LA PLATA – Corresponsal

Las camas de los hospitales pediátricos de la Provincia deberán estar identificadas con el nombre del niño o niña que se encuentra internado, y no con un número.

Así lo determina el proyecto de Ley sancionado por la Cámara de Diputados bonaerense en la última sesión, que establece que “los efectores públicos y privados de salud situados en la provincia de Buenos Aires” están obligados a “identificar las plazas hospitalarias en las que permanezcan internados pacientes pediátricos, por el nombre y apellido de los niños que ocupen las mismas, durante su permanencia en tales establecimientos”.

La iniciativa promovida por la Biblioteca Popular platense “Del otro lado del árbol” junto a otras organizaciones busca por sobre todas las cosas el respeto a la identidad y la humanización en la atención de los niños en los centros de salud.

“A los chicos por su nombre” se titula el proyecto –hoy Ley- que aclara que este tipo de identificación “no obsta a otras identificaciones que, por razones administrativas o de otra naturaleza, se den a las plazas sanitarias de los establecimientos públicos y privados”.

Paula Kriscautzky, directora de la Biblioteca, celebró la noticia. “Estamos muy felices”, dijo a LA CAPITAL, y remarcó que “queremos que esto se convierta en una política pública, que no dependa de la voluntad de un Servicio o del enfermero o médico de turno, sino que sea una bajada de línea de cómo se deben atender estos temas”.

El proyecto fue ingresado a la Legislatura bonaerense a mediados del año pasado con las firmas de los ex senadores del Frente para la Victoria Cristina Fioramonti y Luciano Martini.

En la iniciativa –que ahora espera ser promulgada y reglamentada por la gobernadora María Eugenia Vidal- se invita a las comunas a aplicar disposiciones similares en los centros de salud municipales.

Derecho a la identidad

Para el proyecto Kriscautzky se inspiró en su propia historia: en 2011 su hija Pilar, de 5 años, murió a causa de un tumor.

“Escuché ‘a la 16 entra un tumor’”, dice Kriscautzky en los fundamentos, y agrega: “pensé… qué lejos estamos de comprender el universo humano. A la 16, número de cama, entró Pilar, mi pequeña hija, que pasaba por una traumática situación de enfermedad, y que sin dudas esa circunstancia no la definía, ni hablaba de ella. A la cama número 16, entró Pilar, una niña de 5 años, de rulos desparejos que transitaba su jardín de infantes, que tenía una familia que la amaba, que le gustaba pintar y escribir su nombre en cada oportunidad que tenía, a la 16, número de cama, entro Pili, Pilita, Pilucha, Pi, una pequeñita que esperaba curarse para crecer feliz”.

“¿Por qué es importante que el número de cama sea sólo un número de mobiliario y no la identificación del niño que allí transita su enfermedad? Porque a quien le toca transitar una circunstancia de enfermedad tiene como derecho primero ser llamado por su nombre propio y ser respetado de manera íntegra. Nadie por estar enfermo se convierte en la patología que lo afecta, nadie se transforma en un número frío y despojado de
humanidad”, sostiene la directora de la Biblioteca.