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Interés general 15 de agosto de 2016

“Las actitudes hacia distintas aplicaciones de la biotecnología son muy diferentes”

La ingeniera agrónoma y master en ciencias de las economías rurales, asegura que la opinión sobre OGM varía según se trate de aplicaciones en alimentos u otros fines, por ejemplo, médicos. Y que la resistencia tiene que ver, no con cuestiones vinculadas a la biotecnología, sino a determinadas prácticas agrícolas.

“Las actitudes hacia distintas aplicaciones de la biotecnología son muy diferentes. Por ejemplo, las aplicaciones médicas generalmente se evalúan más positivamente que las aplicaciones en la producción de alimentos”, definió la ingeniera agrónoma, master en ciencias de las economías rurales y presidenta de la Fundación para Investigaciones Biológicas Aplicadas, Centro de Investigaciones Biológicas de Mar del Plata, Carmen Vicien.
La especialista, quien se desempeña además como profesora e integrante del consejo directivo de la Facultad de Agronomía de la UBA, dará este jueves una charla sobre “posibles problemas del uso de Organismos Genéticamente Modificados”, para el público en general, justamente, en la sede de FIBA – Inbiotec, de Vieytes 3103.
Antes de este encuentro, la especialista compartió algunos conceptos sobre este tema con LA CAPITAL.
– ¿Qué son los Organismos Genéticamente Modificados? ¿Cuáles son los objetivos de buscar cambios en la genética de plantas, animales, bacterias?
– Un cultivo genéticamente modificado es aquel al que se le han agregado uno o unos pocos genes por técnicas de ingeniería genética. Estos genes pueden proceder de otro organismo, como bacterias, animales u otras plantas.
El objetivo de estas modificaciones genéticas es incorporar nuevas características a la planta o modificar algunas preexistentes y así obtener beneficios (por ejemplo: resistir a una plaga, producir más proteínas o vitaminas o tolerar condiciones climáticas adversas como la sequía o las heladas).
El mejoramiento genético de las variedades de cultivos mediante el uso combinado de técnicas de cultivo tradicional con la ingeniería genética brinda ciertas ventajas que no se obtienen al depender sólo de uno u otro de los dos métodos, puesto que algunas características no se pueden introducir o alterar efectivamente con métodos tradicionales de mejora pero sí a través de la ingeniería genética.
– ¿La modificación puede ocurrir tanto de forma natural como en laboratorio?
– Los cultivos genéticamente modificados forman parte de la historia de la innovación tecnológica para la agricultura que incluye la selección por prueba y error durante miles de años, el mejoramiento con base científica en los últimos 100 años, la profundización de los trabajos con híbridos en la década del ’50, el empleo de la mutagénesis inducida en los últimos 70 años, llegando a los avances en biología molecular durante los últimos 20 años, que hoy permiten la producción de plantas con inserciones específicas de genes.
Los grandes cambios en las variedades que se cultivan y consumen en la actualidad se han dado a lo largo de miles de años: la mayor parte de lo que hoy producimos y consumimos es el resultado de miles de años de selección. Podemos ver el caso de la zanahoria o de las coles (ver figuras más abajo).
– ¿El caso más conocido es el de los cultivos como soja, maíz, pero existen muchos más. ¿cuáles son los más paradigmáticos o menos conocidos?
– Los cultivos genéticamente modificados que actualmente están en el mercado representan sólo una parte de una gran cantidad de desarrollos que se encuentran, en etapas de experimentación a campo y evaluación en los diferentes sistemas regulatorios de los países.
Entre otros, se tienen desarrollos en maíz (tolerancia a diferentes herbicidas, resistencia a hongos, uso eficiente de nitrógeno o incremento de etanol, para producción de biocombustible); en soja (tolerancia a diferentes herbicidas, incremento de aceite, o aceite con omega-3, aceite con bajo contenido de saturados y cero grasas trans); en arroz dorado (beta-caroteno, resistencia a insectos, aumento del rendimiento); en caña de azúcar (tolerancia a herbicida, resistencia a insectos, aumento en el contenido de azúcar) o en trigo (aumento del rendimiento, tolerancia a sequía).
-¿Por qué cree que algunos son tan resistidos y de otros se sabe -a nivel población general- tan poco?
– Los desarrollos tecnológicos vinculados con los organismos genéticamente modificados fueron acompañados por la implementación de sistemas regulatorios destinados a garantizar la seguridad ambiental y la inocuidad alimentaria. En otras palabras, los cultivos transgénicos se regulan, evaluándose su posible impacto sobre el ambiente y la salud humana y animal (también sobre los mercados). Los sistemas y procesos regulatorios varían de país en país, pero suelen aplicar criterios similares y consensuados internacionalmente (OECD, FAO, OMS, Codex, ILSI).
Estudios científicos realizados por la Comisión Europea (año 2010) y la Academia Nacional de Ciencias de los EEUU (2016) indican que hasta el presente no han habido efectos adversos para el ambiente y la salud humana derivados del empleo de los cultivos transgénicos.
– ¿Qué problemas puede causar el uso indiscriminado de OGM?
– Muchas de las preocupaciones derivadas del uso de los cultivos genéticamente modificados en realidad no son un tema específico de la biotecnología sino de la necesaria aplicación de buenas prácticas agrícolas. Ejemplos de ello son las rotaciones con siembra directa, la incorporación de cereales en las rotaciones, el empleo de cultivos de cobertura, la consideración de sistemas integrados de agricultura-ganadería y los silvo-pastoriles, la mejora en la eficiencia de uso del agua y del nitrógeno y el empleo de fertilizantes biológicos, cuando sea posible.
Los cultivos transgénicos se enfrentan a un problema de percepción pública, muchas veces derivada del temor a los impactos ambientales o de salud, que por ejemplo han complicado las aprobaciones y adopción de los cultivos, especialmente en Europa.
– ¿Hay diferentes percepciones de los OGM según sean para alimentos o para otros fines?
– Los resultados de varios estudios revelan que las percepciones de los consumidores hacia los beneficios y riesgos potenciales de los cultivos transgénicos siguen siendo muy mezcladas y difieren dentro y entre los países. Muchas veces están basadas en la falta de información apropiada pero también en cuestiones ligadas a creencias y valores de las personas y sociedades o el posicionamiento de los países con relación a las tecnologías y el comercio.
Por otra parte, las actitudes hacia distintas aplicaciones de la biotecnología son muy diferentes. Por ejemplo, las aplicaciones médicas generalmente se evalúan más positivamente que las aplicaciones en la producción de alimentos.
Un ejemplo de este estado de controversia es la de arroz dorado. Este cultivo es rico en beta caroteno y su consumo podría proporcionar una parte importante de la ingesta diaria necesaria de vitamina A. Esto es crucial en los países asiáticos donde el arroz es el alimento básico. A pesar de los beneficios potenciales, el arroz dorado fue recibido con escepticismo por el público y los reguladores, bajo la influencia de las campañas de desinformación. Cada año, 2 millones de personas mueren y 500.000 niños quedan ciegos debido a las deficiencias en vitamina A (ArgenBio, 2013).