Largas filas, quejas y malestar por demoras en los juzgados municipales de faltas
El problema se suscita cada día frente al edificio de Garay casi Independencia, con más filas de cien metros o más. Vecinos deben aguardar horas para iniciar o continuar trámites relacionados a distintas infracciones. La desorganización crea disputas frente a los juzgados, donde solo hay tres jueces para atender a cientos de personas.
En las puertas de los juzgados municipales de faltas vienen generándose largas filas y cotidianas quejas frente a las demoras en la atención para resolver trámites vinculados a sanciones y multas por contravenciones municipales. Funcionan cinco juzgados pero solo hay tres jueces y el descontento y la desorganización se extiende a la vereda y las calles aledañas al edificio de Garay casi Independencia, donde una gran cantidad de vecinos se ven obligados a esperar horas hasta ser atendidos.
Luego del fin de semana largo de Semana Santa, este lunes por la mañana la fila para ingresar al edificio se extendía sobre la calle Garay y continuaba incluso por Catamarca, frente a los domicilios y comercios de la zona. No era la única. Otra extensa fila llegaba prácticamente a la estación de servicio de Independencia. Una tercera hilera nacía de las escalares en línea recta hacia Garay.
“Esto es cosa de todos los días”, comentó un hombre que fue por tercera vez por el mismo trámite.
La espera, regularmente, genera evidente malestar entre los vecinos que concurren a realizar trámites, principalmente por infracciones de tránsito pero también por contravenciones realizadas en comercios, entre otras situaciones. Muchos también concurren a realizar descargos o apelaciones. Buscan entablar el diálogo con los jueces, pero no siempre lo logran.
“Ya vine tres veces y siempre es lo mismo, está lleno, tardan en atenderte, no hay jueces, es un papelón”, comentó un joven irritado por la falta de respuestas para resolver una infracción de tránsito que, a su entender, fue “injustamente” labrada en la zona céntrica.
En las puertas del juzgado, dos efectivos policiales intentan ordenar el ingreso y las filas, divididas de manera totalmente improvisada: una cadena naranja sostenida por palos de escoba anclados a bidones de agua llenos de arena para hacer contrapeso y mantenerlos de pie, separa una hilera de la otra. La única indicación son dos carteles que dicen “Juzgado 2” y “Juzgado 5”. El resto es preguntar y adivinar. Más de uno pierde minutos haciendo la fila equivocada.
“Una hora y media hace que estoy esperando. te vuelven loco. Te mandan a una fila y después a otra. Es una falta de respeto y encima de tratan mal”, indicó una señora mayor con problemas de salud.
El personal a cargo de la atención hace lo que puede para suplir la falta de jueces y calmar los ánimos. Una trabajadora recorre las filas y pregunta a la gente en la vereda cuál es el motivo del trámite, si tienen turno, si trajeron toda la documentación y si necesitan presentar algún otro papel o fotocopia.
Es que al ingresar, recién en las mesadas del juzgado se piden copias de algún documento y la gente debe salir en busca de una fotocopiadora -un kiosco sobre la avenida Independencia- para luego regresar, a veces teniendo que volver a hacer una fila.
El edificio, además, no cuenta con rampas para personas con discapacidad. Quienes requieren, por ejemplo, de una silla de ruedas para movilizarse, deben esquivar al resto de la gente y esperar a ser escoltados hasta el ascensor que los conduce hacia el subsuelo de los juzgados.
La desorganización es evidente y los días de viento y lluvia el malestar se agudiza. La gente se refugia como puede bajo los aleros de las viviendas linderas. Los vecinos también se quejan por las quejas que a diario tienen en sus veredas.
Diariamente, el edificio de oficinas comerciales ubicado junto a los juzgados, o el taller de estética vehicular situado al otro lado encuentran la vereda llena de personas que realizan extensas filas. Por ambos lugares salen y entran vehículos. Parte de los contribuyentes terminan esperando sobre el asfalto de Garay y los autos deben esquivarlos.
“No puede ser que por una multa de tránsito tengas que venir tres veces y siempre haya que esperar tanto tiempo. Lo podrían resolver de otra manera”, manifestó indignado un hombre que debió interrumpir su mañana de trabajo una vez más para hacer un trámite en uno de los juzgados.
La desorganización y los problemas en la atención, según explicaron fuentes ligadas a los juzgados, tienen que ver con la falta de avances en torno a las vacantes que se abrieron hace cerca de cuatro años en la Justicia de Faltas.
Si bien hay cinco juzgados en funcionamiento, solo hay tres jueces en actividad, lo que termina demorando la atención y resolución de cada causa. A su vez, existe otro juzgado creado por ordenanza que nunca entró en funciones.
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