El técnico informático dijo que a él no le encontraron "ni un solo contacto extraño".
El técnico en informática Diego Lagomarsino reiteró este viernes que no formó parte de un plan para matar al fiscal federal Alberto Nisman y reclamó, una vez más, que la causa en la que se lo investiga pase a juicio oral en el que pueda verse que es inocente porque, dijo, “se puede juzgar lo que hay, no lo que no hay”.
“No puedo ser parte de un plan con el que no tuve contacto, ni una llamada telefónica, nada”, sostuvo Lagomarsino en diálogo con Télam al responder sobre las acusaciones judiciales que lo ubican como partícipe necesario del supuesto homicidio del fiscal de la causa AMIA, de quien fuera asesor informático.
Además, recordó que a él ya lo “investigaron y no encontraron ni un solo contacto extraño”.
“Es obvio que en estos cinco años investigaron a todos mis contactos y no encontraron nada. Se puede juzgar lo que hay, no lo que no hay”, acotó.
El especialista en informática quedó involucrado en la investigación por ser el dueño del arma de la cual salió el disparo que mató a Nisman, aunque asegura que el fiscal se la había pedido prestada porque temía por la seguridad de sus hijas y que por eso se la dio.
El fiscal Eduardo Taiano y el juez Julián Ercolini lo sindicaron en 2017 como quien facilitó el “arma amiga” para que se concretara el supuesto homicidio de Nisman y para que luego se pudiera hacer pasar por un suicidio.
“No hay en el mundo una persona tan estúpida de poner un arma registrada a su nombre para semejante ilícito”, se defendió Lagomarsino en diálogo con esta agencia, a la vez que remarcó no hay nada en el expediente que permita tener por acreditado el supuesto homicidio.
Un peritaje realizado por la Gendarmería Nacional -que contradijo a los estudios realizados antes por el Cuerpo Médico Forense y la Policía Federal- fue el elemento en el que se basaron el juez y el fiscal para determinar que la muerte de Nisman se trató de un homicidio.
“Lo que hizo Gendarmería es un delirio. La data de muerte es incorrecta, habla de golpes que no existieron y dice que Nisman fue reducido con ketamina, hecho que ni siquiera fue considerado por el juez”, remarcó Lagomarsino.
Y remarcó que “de los 28 peritos solo dos eran médicos. En el resto había un arquitecto, un maestro mayor de obras, un ingeniero informático. Todos firmaron un documento diciendo que la muerte de Nisman fue un homicidio” y detalló que lo hicieron como testigos “bajo juramento de decir la verdad”.
El 30 de diciembre la defensa de Lagomarisno formuló una presentación en los tribunales federales de Comodoro Py 2002 para que su caso sea elevado a juicio y para que los peritos de gendarmería sean citados a declarar como testigos.
A horas de cumplirse el quinto aniversario de la muerte de Nisman, Lagomarsino sostuvo que recuerda a quien fue su jefe “todos los días como una persona que se fue de manera espantosa” a la que no le guarda “ningún rencor”.
“El me pidió el arma y yo se la di a él. Después las cuestiones científicas del expediente me indican que se suicidó. ¿Cómo voy a tener rencor? Si no pudo pensar en sus hijas, por qué pensaría en mí. Era una persona que llegó a un límite”, concluyó Lagomarsino.