En su nuevo libro, la sommelier Fernanda Orellano presenta el maridaje perfecto entre la gastronomía y los vinos propios de cada región.
por Cris Terceiro
La escritora y sommelier argentina Fernanda Orellano invita al lector a dar “la vuelta al mundo en 80 copas” a través de una obra-homenaje a “esos vinos de libro que hicieron historia y crearon una categoría” por su “identidad y tipicidad”, y que hoy se “imitan” en el resto del planeta.
Tras su primer título, “Hasta el agua de los floreros”, en el que hacía un repaso por todo tipo de bebidas; este “La vuelta al mundo en 80 copas” es un volumen en el que el vino es cien por cien protagonista, ya que se centra en los caldos “emblemáticos” de la historia, detalló Orellano en una conversación con EFE.
Para esta experta titular de la Escuela Argentina de Sommeliers la cultura vitivinícola en América es una “cuestión nostálgica” producto de la primera gran emigración europea del siglo XIX.
Una especie de “paradigma” que, poco a poco, fue dando forma a la identidad vitivinícola de cada país del nuevo mundo.
Ahora, en un momento en el que todo lo vinculado al vino está de moda, la experta lo achaca a que hay necesidad de “más información”.
“Antes tomábamos y era un alimento. Ahora la gente quiere saber, quiere detalles porque la oferta es muy grande y para entender esa diferencia tiene que saber”, para poder “entender esas diferencias y esas oportunidades” que te brinda esta bebida popular.
Pero el libro va más allá de esta especie de elixir de los dioses llamado vino, ya que presenta en sus 160 páginas el maridaje perfecto entre la gastronomía y los vinos propios de cada región.
“Esos productos regionales que se fueron casando naturalmente y obligatoriamente con el vino del lugar” en un momento en el que la globalización no era una realidad y que ha permitido la ideal “comunión entre sus sabores” hasta lograr que ambos productos se “expresen mejor” juntos.
Algo que ocurre, por ejemplo, entre el jamón ibérico y el Jerez o el asado con el Malbec, asegura la sommelier.
Pero Orellano también tiene una clara visión del sector en su tierra natal. Para ella, Argentina es “un referente en vinos en el Cono Sur porque es el gran productor”.
Precisamente, en 2016 el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) estima que se cosecharán unos 20 millones de quintales de uva; y eso, en un año malo según los bodegueros, marcado por las inclemencias del fenómeno del Niño y sus agresivas lluvias y granizadas.
El país austral es, además, “el gran generador de sommeliers” de Latinoamérica según la especialista.
Teniendo en cuenta que el 85% del vino que se produce es para consumo local, su desafío hacia el mundo está en “sostener, buscar calidad y tipicidad” para que la gente quiera consumirlo “porque es distinto al de otro país”.
Algo en lo que ya están trabajando las principales bodegas de la región: “vinos de calidad con tipicidad”, reiteró.
Y es que los mejores caldos del mundo “surgen en aquellos lugares en los que la naturaleza no te deja hacer nada, porque es donde el hombre explora lo mejor de si”, asegura Orellano, quien añade que “cuando tienes todo en contra es cuando realmente creas y haces algo diferente”, como queda reflejado en su libro.
Y pone como ejemplo el Tokay, un vino elaborado con uva sobremadura o podrida y recuperado a través de un hongo que hoy se ha convertido en “un estilo que todo el mundo quiere imitar”.
Algo similar a lo que sucede en Champagne (Francia), para ella la región del espumante por excelencia.
Pero como buena argentina no se olvida del Malbec, “la bandera que encontró un país del nuevo mundo para diferenciarse” y que logró consolidarse como “una variedad intermedia”, “muy versátil y noble” que “no mostró todavía todo lo que puede dar”.
Después de este repaso por el universo vitivinícola y gastronómico del planeta, la escritora se encuentra ya preparando un nuevo libro con el que sorprender este mismo año a los amantes del buen vino.
EFE.