Por Juan Miguel Alvarez

Vicente “Chino” Fernández fue una de las grandes figuras que participó de la “Cena de los campeones” del Abierto del Sur, la noche del viernes en el Mar del Plata Golf Club.
Allí festejó tres veces (1975, 1981 y 1986), aunque también tiene un lindo recuerdo al ganar el Abierto de la República desarrollado en 1990. “¿Cuántos días tenés para charlar?”, preguntó en forma risueña cuando se le consultó sobre los recuerdos en la cancha de Playa Grande. “Muchas cosas y muy lindas”, resume, con la humildad que lo caracteriza, sin mencionar sus logros.

– El emblemático Abierto del Sur cumple 100 años. Hay muchas historias y algunas con usted como protagonista…
– Esta fiesta es lo que se veía todos los años cuando yo empecé a venir aquí a jugar. Ojalá se cumplan 100 años siempre.

– ¿Tiene algún recuerdo especial en este lugar?
– El hecho de que nosotros veníamos a jugar aquí y había no menos de 80 chicos menores de 14 años que, cuando nos poníamos a jugar en la cancha chica, nos preguntaban sobre los tiros o especialmente cómo se frenaba la pelota. De ahí, de ese lugar, nacieron muchos campeones.

– ¿Usted también tiene el espíritu de un formador?
– Sin lugar a duda. Yo mamé desde la cuna el poder hacer algo por el otro, es como hacerlo por uno mismo. Después en el golf encontré la continuidad de lo que traía de casa con los profesionales y la gente que me tocó conocer en el club. Es algo hermoso, una gran satisfacción, poder devolver un poco de todo lo que yo recibí de tantos colegas.

– Con la pasión que tiene por este deporte, ¿siempre va a estar ligado a la actividad?
– Yo siempre digo que empecé a jugar al golf porque me gustó. Sigo jugando porque me gusta. Fue mi medio de vida. Tuve un lindo pasar con la profesión, porque el golf además de ser apasionante tiene los mismos valores que tiene la vida.

– Roberto De Vicenzo definió al Mar del Plata Golf Club como “La catedral del golf”. Para usted, que jugó en muchos lugares del mundo, ¿qué tiene de especial este lugar?
– Hay canchas muy lindas en Argentina, creo que somos privilegiados en ese sentido. No solamente por las canchas, sino también por el país que tenemos. La diferencia es que este lugar mantiene la tradición y eso hace que desde aquí surjan chicos, tanto amateurs como profesionales. Tienen una tradición golfística muy fuerte, con los valores que mencionaba anteriormente.