La verdadera Alicia de Lewis Carroll en “La casa del espejo”
La británica Vanessa Tait, bisnieta de Alice Liddell, la niña que inspiró "Alicia en el país de las maravillas" de Lewis Carroll, publicó "La casa del espejo", una novela que recupera ficcionalmente a partir de correspondencias y diarios personales el retrato de la familia a la que pertenecía el personaje y abre las puertas a nuevas lecturas de la célebre obra universal.
Tras una década de escritura y un archivo de papeles sobre su bisabuela que reclamaban un lugar en la ficción, Tait sacó a la luz “La casa en el espejo” (Roca Editorial), en la que se acerca al universo de dos figuras claves de la literatura para niños, Alicia Liddell y Lewis Carroll, a partir del punto de vista de la institutriz de la familia, la señorita Mary Prickett.
Sin tener como protagonista a la pequeña imaginativa ni a Charles Dodgson (nombre real de Carroll), la historia desgrana un retrato de época victoriano sobre la familia de la icónica personaje, al tiempo que ofrece nuevas lecturas sobre la trama que juntó a Alicia y al escritor -una relación que a la luz del tiempo fue interpretada, al menos, como polémica por numerosos lectores-.
Qué sucedió antes de que Alicia siguiera al Conejo Blanco, cómo era esa niña de flequillo hasta los ojos que despertó la imaginación literaria más extraordinaria, quién era ese tal señor Dodgson de sonrisa despareja, cómo eran educadas las hijas de la familia Liddell y cómo vivía esa historia una institutriz, son algunas de las pistas de esta novela que cruza ficción y realidad. La siguiente es una entrevista a Vanessa Tait.
– Por tu linaje familiar accediste a información privada, como cartas y diarios. ¿Qué te aportaron esos documentos a la relectura de las obras de Carroll inspiradas en tu bisabuela?
– No muchas diferencias. No me había dado cuenta lo mucho que se basa el libro en sus propias vidas. Por ejemplo, se dice que el personaje de Dodo es el Señor Dodgson porque tartamudeaba y estaba haciendo una broma de eso ‘Señor Do Do Dodgson’ o se dice también que el Conejo Blanco es el padre de Alicia que siempre llegaba tarde y tenía un reloj de bolsillo.
Por otro lado, el diario de Lewis Carroll es bastante aburrido y nos cuenta poco y nada acerca de sus pensamientos y secretos. Algunas personas especulaban con que podría haber otro diario escondido en algún lugar, donde podría estar todo eso que queremos saber. Pero la realidad es que el diario revelaba otro lado de él… que salía siempre a fiestas y era muy sociable. Ni cerca de la tímida e incómoda figura de la imaginación popular.
-Esa imaginación popular ha rumoreado acerca del vínculo entre Carroll y Alicia, incluso se lo ha tratado a él como un pedófilo. ¿Cuál es tu lectura?
– Es común entre los estudiosos decir que no había nada inusual en Lewis Carroll, que era un perfecto hombre ordinario. Y por otro lado, el público empezó a ver un pedófilo pervertido. Mi opinión está en algún lugar intermedio. Hay que tener en cuenta que en esa época era mucho más común para los adultos pasar tiempo con niños, mientras que ahora eso es visto con sospecha.
Pienso que Lewis Carroll posiblemente haya tenido tendencias pedófilas pero no creo que las haya llevado a cabo. Era muy reprimido. Seguramente no lo admitió ni lo hubiese hecho nunca, incluso para consigo mismo. Creo que Lewis Carroll estaba enamorado de Alicia y que su amor surge a partir de la increíble creatividad de “Alicia en el País de las Maravillas”.
Y no creo que haya abusado de Alicia ni haya roto ninguna regla a pesar de sus sentimientos. De hecho, Alicia siempre demostró su cariño por él: cuando creció le pidió que sea el padrino de su hijo, mi abuelo Caryl.
-“La Casa del espejo” podría leerse como la antesala de “Alicia en el País de las Maravillas” ¿qué te propusiste con la novela?
– Cuando estaba buscando un tema para mi primera novela, me pregunté: ¿en qué me siento apasionada? ¿cuál fue mi historia, y sólo mi historia? Y la respuesta era la historia de Alicia y de Lewis Carroll. Ellos siempre dijeron: escribe sobre algo que sepas. Yo sabía de Alicia Liddell.
Mi familia heredó todo lo relacionado con ella, mi madre guardaba todos sus objetos de interés en un viejo mueble con cajones en la parte superior de la casa y en días de lluvia me gustaba ir allá y mirarlo todo: cosas personales como sus gafas de ópera, sus guantes, sus vestidos, un libro de fotografías que Lewis Carroll había hecho sobre la familia de Alicia.
Cuando era chica, me parecía bastante a Alicia y de vez en cuando me pedían que me vista como ella, como en la famosa fotografía, o me decían que me ponga ropa al estilo victoriano y leyera una copia del libro para la cámara, de modo que fue muy fácil para mí escribir sobre ella cuando decidí empezar una novela.
-Es una historia, como decís, que tiene que ver con tu historia familiar: ¿con qué niña te encontraste?
-Llegué a conocer a Alicia mucho mejor. La gente dice que en mi libro no fui buena con Alicia. Yo no pienso que haya sido dura con ella. Tal vez eran las historias que mi madre contaba, como que no dejó a Caryl, mi abuelo, ser un pianista porque no era una profesión de hombres.
Inicialmente no podía unir a las dos Alicia, es decir, a la joven y a la vieja. Hoy, creo que la Alicia del libro es un buen retrato de lo que fue realmente ella cuando tenía 7 años. Me di cuenta de que por ahí el adorable, imperioso y fuerte personaje de la Alicia que todos conocemos en el libro se cristaliza en algo más fuerte a medida que pasan los años, y que en realidad no es una diferencia en el personaje.
-¿Y cómo marcaste los límites entre ficción y realidad?
– Pasé mucho tiempo tratando de escribir una novela que se pegue perfectamente al marco de fechas y tiempos de la historia, pero era una incómoda mezcla entre no-ficción y novela. Para escribir una novela convincente, tenía que dejar de lado todo eso, mientras que se pegue cerca del corazón de la historia. Con esto me refiero a que todo lo que está incluido realmente pasó, en mi comprensión al menos. Sólo tuve que comprimir el marco del tiempo e inventar algunos personajes.
La gente quiere conocer “los hechos”, ocurre que estos son muy abiertos a la interpretación. Por el tipo de material que teníamos, los eruditos de Lewis Carroll estaban en vehemente desacuerdo con la relación entre Alicia y él, por ejemplo. De todas formas, las últimas investigaciones científicas muestran que no hay cierta cosa como verdad, ¿no? Nuestras memorias se dañan pronto, ni hablar 150 años después….
-Devenida en un clásico y con un especial significado personal, ¿cómo entendés el legado de esa obra y su famoso personaje?
-Me siento muy orgullosa de que el libro de Alicia sea más popular y relevante que nunca antes. Cada vez que es mencionado, lo cual es frecuente, siento una pequeña punzada de reconocimiento. ¡Incluso, y cuando por supuesto, no tiene nada que ver con mi talento! El libro ha entrado verdaderamente en la cultura en un sentido permanente.
-A la luz de la escritura de tu novela y el acceso a correspondencia personal, ¿dirías que son las mismas la Alicia de Carroll y la Alicia bisabuela?
-Sí, creo que la Alicia de Carroll y la Alicia abuela son lo mismo. Ella era “la niña de sus sueños”, como él lo dijo. Su niña amiga ideal que lo inspiró a escribir uno de los más grandes libros para niños de la literatura de todos los tiempos. Sin ella, como dijo, la historia hubiese vivido y muerto como un mosquito en un día de verano.