La Universidad Nacional recuerda al doctor Jorge “Toto” Sánchez
Sánchez, que sale enfundado en un sobretodo claro, con las manos en la nuca, flanqueados por sus atacantes que lo molieron -a él y a otros- literalmente a palos y puntapiés arteros.
El pasado 1 de agosto de 2019 falleció en Mar del Plata el doctor Jorge “Toto” Sánchez, pocos días después de haberse cumplido un nuevo aniversario de la trágica “Noche de los Bastones Largos”, cuando las fuerzas de represión de la dictadura de Juan Carlos Onganía atacaron la autonomía universitaria y la emprendió a bastonazos contra los docentes y estudiantes de la Facultad de Ciencias Exactas y otras unidades académicas de la UBA el 29 de julio de 1966.
Se recibió de farmacéutico en 1960 en la facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba en 1960 y de bioquímico en la misma Universidad en 1962. En 1969 logró el doctorado en Farmacia y Bioquímica. A lo largo de su trayectoria realizó diferentes investigaciones y publicaciones, fue profesor de la Universidad Nacional de Mar del Plata y de la de Buenos Aires, y participó de conferencias a nivel internacional.
Toto, como todos lo conocían, fue uno de los docentes feroz y cobardemente reprimidos por los energúmenos del cuerpo de Infantería de la Policía Federal que cumplió cabalmente las instrucciones que se le habían dado: abollar a bastonazo limpio la fuerza contestaría de la Universidad, convertida en uno de los pocos refugios democráticos que enfrentaban a la incipiente autodenominada revolución argentina, que derrocó al presidente constitucional Arturo Umberto Illia el 28 de junio de 1966 y colocó en el poder a Onganía.
Una de las emblemáticas fotos de aquella noche bien oscura permite apreciarlo a Sánchez, que sale enfundado en un sobretodo claro, con las manos en la nuca, flanqueados por sus atacantes que lo molieron -a él y a otros- literalmente a palos y puntapiés arteros, mientras los insultaban y acusaban de comunistas, antes de empujarlos con violencia a los camiones policiales en los que los trasladaron a las comisarías porteñas que se abarrotaron rápidamente de docentes y estudiantes.
“Nunca más la universidad fue lo que era. Cuando entraron a la facultad se expresaron en forma discriminatoria hacia una ideología. Con palos, nos pegaron a hombres y mujeres. Simularon fusilamientos. Había ideas reformistas y humanistas, pero se trabajaba en conjunto, con una defensa única de la Universidad”, contó alguna vez Toto.
Tiempo después, Sánchez, que sufrió lo que la mayoría de sus colegas científicos, expulsados de su ámbito de trabajo, compelidos a emigrar a otros lugares donde su capacidad sí fuese valorada y tenida en cuenta, renunció a su lugar en la UBA y con el paso de los años se radicó en Mar del Plata, junto con su esposa la también científica Susana Rosso, otra de las víctimas de la represión del “onganiato”.
Con el advenimiento de la democracia, en diciembre de 1983 de la mano de Raúl Alfonsín, que repuso la autonomía y los valores de la Reforma Universitaria de 1918, suspendidos y no recuperados desde julio de 1966, Sánchez llegó a ser profesor y posteriormente decano interino de la facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNMdP hacia el año 2000.
Aún jubilado siguió siendo un referente para jóvenes estudiantes, graduados y colegas de profesión. En todos ellos anidaba la admiración por quien supo complementar cuando fue preciso la vocación académica con el necesario compromiso político y social, para lo cual no dudó en enfrentar uno de los tantos penosos procesos dictatoriales que vivió la Argentina en el siglo pasado. Con un agregado: jamás hizo alarde de lo que había protagonizado, nunca necesitó “sacar chapa”.
Distinción del Concejo
En 2016, por toda su trayectoria al servicio de la comunidad y sus logros académicos, el Concejo Deliberante de General Pueyrredon, por iniciativa del concejal radical Mario Rodríguez, lo distinguió como Ciudadano Ilustre de Mar del Plata, una distinción merecida que recibió con humildad y emoción.
Al celebrarse el centenario de la Reforma, hito histórico de la Universidad Pública, Sánchez -que fue un convencido defensor de los fundamentos enarbolados por los jóvenes cordobeses de 1918- recordó en una producción especial del canal de la UNMdP cómo fue aquel repudiable suceso de la Noche de los Bastones Largos que penosamente hizo retroceder a la ciencia y tecnología argentinas desde el sitial de privilegio en el que se encontraba.
¡Siempre lo recordaremos, Toto!
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