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Interés general 27 de marzo de 2017

La última historieta

Por Sebastián Jorgi

Cavaron con ahínco. Muchos eran los que habían quedado atrapados. ¿Acaso todo había sido calculado por el misterio insondable? El primero en llegar fue Flash Gordon, acostumbrado a la lucha en las cavernas. La fila era larga. Siguieron Misterix, Rip Kirby y el Corsario Negro.
En la gran cavidad, apenas se notaba la luz.

En el medio de la larguísima hilera, Hópalong Cássidy, el Cisco Kid y Poncho Negro conversaban. Más atrás, Shazam, Bull Rocket y El Fantasma intercambiaban impresiones sobre la posibilidad de horadar con rapidez.
Otros héroes más modernos como El Hombre Nuclear, La Mujer Maravilla y He-Man bajaban la montaña. Se habían sumado para ayudar a sus abuelos y padres de la Historieta.
Adelante, los primeros mostraban desaliento. Y sus rostros, el cansancio. ¿Hasta dónde era penetrable el misterio? Dick Tracy se había sentado sobre una piedra, pensativo.

Meteoro iba y venía, mientras Superman y Batman conjeturaban. En este lugar, la patria de los niños había sido abruptamente saqueada. Un caballo suelto irrumpió al galope. Y un ladrido rompió el silencio producido por el agotamiento. Eran Furia y Lassie.

El Eternauta, Patoruzito y el Sargento Kirk agradecían el esfuerzo de los compañeros extranjeros. Muchos de éstos apenas creían en esas noticias fantásticas, de gente extraviada, perdida en los subsuelos. ¿Cómo era aquello de tantos humanos enterrados sin cruces ni lápidas?
Todos luchaban para que las historietas tuviesen un final feliz.