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La Ciudad 10 de mayo de 2016

La triste historia del kiosquero que baja la persiana por la crisis del ex EMHSA

Un comercio que funciona desde hace 13 años al lado del Sanatorio Eva Duarte cerrará sus puertas a fin de mes por la caída en sus ventas. "Por más que la gente me apoye las finanzas no dan para mas", sostuvo.

Maximiliano le contó a LA CAPITAL que a fines de este mes dejará de atender su kiosco ubicado junto al ex Emhsa. "Las finanzas no dan para más", aseguró.

La crisis que sacude al sanatorio Eva Duarte (Ex EMHSA) afecta a los profesionales que trabajan en el lugar, a sus pacientes, en su mayoría afiliados al PAMI y también a los comerciantes de la zona.

Muchos negocios se nutrían del movimiento que generaba el sanatorio. Pero desde que el establecimiento cerró sus puertas sus ventas disminuyeron drásticamente.

Ese es el caso de un kiosco que abrió hace 13 años a metros del Eva Duarte, cuyo dueño, Maximiliano, decidió bajar los brazos.

“Llegué acá hace 13 años, antes de que fuera el EMHSA, cuando me instalé ya estaba arrancando. Nos pusimos más que nada por eso, por esa perspectiva. Fue un arranque de abajo, arrancar un local de cero e ir subiendo de a poquito”, le contó a LA CAPITAL

“De a poco lo fui ampliando y lo fui surtiendo de mercadería. En 13 años me cambió la vida, tuve dos hijos más, fui evolucionando con esto. En su momento invertí un auto, que era lo único que tenía. Lo pude recuperar porque me pude comprar otro coche de vuelta y así fui creciendo de a poco” recordó el comerciante con cierta nostalgia.

“Tengo 3 hijos y la familia siempre vivió de esto, pura y exclusivamente. Lamentablemente ahora es el único ingreso que tenemos”, contó el comerciante.

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“En enero comenzó la degradación del negocio, cuando atendieron las últimas habitaciones del sanatorio, que ya se veía que tenían dos o tres pacientes y no pasaba nada. Fue un bajón importante, calculá que el 80% de los ingresos venían de acá al lado. De ahí en más fue todo cuesta abajo”, aseguró.

“El local lo alquilo, por lo que tengo un costo fijo enorme. En algún momento el dueño nos hizo un 10% de descuento pero ya no da para más. Para tener el negocio abierto, solo de gasto necesitas una ganancia de $1.000 por día. Porque por lo menos el alquiler te lleva $500 por día, más la luz, el teléfono, internet, monotributo, todos los gastos fijos que tiene un negocio” explicó Maximiliano.

“Tuvimos un empleado, trabajábamos mi mujer, yo y él. Pero cuando dejó de haber movimiento el primer gasto que tuve que recortar lamentablemente fue a él. Con el café de al lado pasó lo mismo, cada uno a su modo. El dueño me dijo que vendió su moto y fue aguantar y aguantar. En octubre vinieron de vuelta y fue como que se reactivó todo, pero fue un pantallazo político con el tema de las elecciones, nada más” aseguró el comerciante.

Maximiliano contó lo difícil que fue para él y para su familia terminar con el negocio: “La verdad que la decisión fue dura. Estuve casi toda mi vida acá, fueron 13 años, fue durísimo, de hecho mi mujer no quería saber nada con cerrar. Pero era seguir perdiendo plata, ya no sacábamos ni para los gastos fijos. Ahora estoy hace tres semanas buscando trabajo. Se pone muy cuesta arriba y no estoy consiguiendo nada. A fin de mes yo cierro y no tengo ni idea qué va a pasar. Si no sale algo en estas dos o tres semanas que quedan, se va a poner durísimo”.

“A partir de esta semana ya estoy liquidando, fueron 14 meses de tire y afloje. Posiblemente en octubre empiecen con las obras pero yo ya no tengo más ganas. Llega ese punto también en el que no tenés más ganas de nada. Yo arrancaba a la mañana, dejaba a los chicos en el colegio y me iba a lo de un distribuidor, después a otro y llegaba acá tipo 8.30, 9 y ya abría hasta la noche. Nos íbamos turnando con mi mujer. Estaba todo el día trabajando, pero llegaba el fin de semana y lo podía pasar con mi familia, una vez al año cerrábamos una semana y nos íbamos de vacaciones” contó Maximiliano.

Lleno se incertidumbre por su futuro, Maximiliano contó que en medio de la crisis, logró que en el colegio al que manda a sus tres hijos le dieran al menos una beca. “La idea es seguir una vida normal y que a ellos no los afecte tanto. Que sigan con el colegio, con sus amigos, intentando hacer las actividades que hacían antes”-

“Mucha gente que viene desde siempre nos alienta, pero la realidad es otra. Por más que la gente me apoye las finanzas no dan para mas”, sostuvo.