La “Selección” de Mar del Plata de todos los tiempos
Tras hacer una evaluación de las distintas trayectorias en el profesionalismo, se esbozó un once ideal histórico con futbolistas nacidos o formados aquí. También se convocó a respetados periodistas que aportaron sus miradas y armaron sus propios equipos.
Mar del Plata tuvo una gran cantidad de embajadores del fútbol. Los que vistieron camisetas muy prestigiosas, quienes levantaron los trofeos más importantes o aquellos que quedaron en la memoria por su talento superlativo. En un juego periodístico nos propusimos conformar la Selección de todos los tiempos, con lo difícil e injusto que resultará elegir solamente a once.
Comparar es un ejercicio complicado. Sobre todo, si hay que hacerlo con jugadores de distintas épocas, en un deporte que cambió mucho con los años. Además, los criterios de valoración pueden ser diversos: por trayectorias, condiciones naturales, logros.
Con la subjetividad propia de este tipo de selecciones, quien escribe armó un “once ideal” con Germán Burgos; Jorge Mario Olguín, Alejandro Giuntini, Lucas Martínez Quarta y Luis Raúl Cardoso; Fabián Cubero y José María Minella; Herminio “Pierino” González, Walter Erviti y Victorio “Manco” Casa; Juan Esnáider.
Hay que aclarar que es la “Selección” de Mar del Plata con futbolistas nacidos o formados aquí que trascendieron a nivel nacional e internacional. En una “Selección” de jugadores que brillaron en clubes marplatenses los nombres serían distintos: el “Chueco” Carlos Varela, Marcelino Cornejo, Norberto Omar “Llamarada” Eresuma, Alejandro Débole o Ludovico Avio, por citar ejemplos fuera de discusión.
Expuesto el equipo quedan a la vista algunas “licencias”. La más notoria es la inclusión de Olguín, quien nació en Dolores, pero que se formó deportivamente en Alvarado. Otra cuestión que puede ponerse en tela de juicio es la ubicación de Cardoso, ya que siempre fue zaguero central. Claro que destacaba por su técnica y salida “limpia” desde el fondo, algo extraño para su puesto en su época (décadas del ’50 y ’60); por eso -y porque no queríamos prescindir de Martínez Quarta o Giuntini- el “atrevimiento” de ponerlo en el lateral.
Por otro lado, con un campeón del mundo como marcador de punta derecho, Cubero quedó en el centro del campo, donde jugó en el inicio de su carrera.
Para enriquecer el informe y apelar a distintas miradas, se convocó a idóneos periodistas como Vicente Luis “Cholo” Ciano, Juan Carlos Morales y Vito Amalfitano, quienes aportaron su conocimiento y también “se vistieron” de seleccionadores.
Los once bajo nuestra óptica
Burgos, el “1” indiscutido. Tuvo 35 presencias en la Selección Argentina e integró planteles en dos Mundiales: Francia 1998 y Corea/Japón 2002. Fue campeón de América con River, con el que ganó además cuatro títulos locales y una Sudamericana. Permaneció cinco años en el fútbol europeo, con un ascenso a Primera de España en Atlético Madrid. Excéntrico, temperamental, decidido, con muchos reflejos. Arquero de equipo grande.
Olguín, un campeón del mundo. Levantó la Copa más preciada en Argentina 1978 y también disputó el Mundial de España 1982. Ostenta 252 partidos en San Lorenzo, más de cien en Independiente y fue campeón de la Libertadores con Argentinos Juniors. “Defensor con el timing justo. Contra Holanda jugó para 10 puntos. Fue quizá la mejor actuación de un ‘4’ en una final del mundo”, opinó Amalfitano.
Giuntini, en el corazón de Boca. Se consagró campeón con el equipo que cortó una sequía de 11 años sin títulos y entró en el “Hall de la Fama” del club en 1992. Ganó con Boca otros dos títulos, internacionales: la Copa de Oro Nicolás Leoz y la Copa Master 1992, en la que convirtió el gol decisivo en la final contra Cruzeiro. También fue campeón del torneo boliviano. Zaguero dúctil y veloz.
Martínez Quarta, en la época dorada de River. El único elegido en actividad. Con 24 años ya ganó seis títulos en el “millonario”, dos de ellos internacionales. Fue campeón de América en una Libertadores histórica: fue de la partida en la final de ida contra Boca. Tiene grandes posibilidades de ser el central titular del futuro en la Selección Argentina -ya debutó y cumplió con creces- y su destino inmediato es Europa. Central técnico, con un preciso manejo de balón, buen juego aéreo y correcta lectura de juego.
Cardoso se dio varios gustos. Ganó con la Selección el Sudamericano 1959 (actual Copa América). Vistió las camisetas de dos grandes del país como Independiente (desde 1949 a 1953) y Boca (1956 a 1959). También pasó por Palmeiras de Brasil. Se destacó por su técnica en una época en la que sobraban los defensores “ásperos”. “Era un jugador elegante, exquisito, de excelente pegada. Siempre estaba con la cabeza levantada y era una garantía para darle la pelota al pie al compañero”, lo describió Ciano.
Cubero, símbolo de Vélez. Es el futbolista con más partidos jugados (633) y con más títulos locales ganados (7) en la historia del club. Su extensa carrera en la elite (23 años) tuvo una sola salida de Liniers con un breve paso por Tigres de México. Fue campeón mundial Sub 20 con Argentina en Malasia 1997: jugó de titular la final contra Uruguay. Un futbolista polifuncional, que siempre se entregó al cien por ciento y permaneció en el alto nivel hasta los 40 años.
Minella, capitán y entrenador.
El legendario Minella. Marcó una época en los inicios del profesionalismo. Jugó 24 partidos en la Selección Argentina y ganó dos veces la Copa América en 1937 y 1941, esta última como capitán. Integró “El Expreso”, famoso de Gimnasia y Esgrima La Plata. Fue titular durante muchos años en River -incluidos los primeros de “La Máquina”-, club en el que obtuvo seis títulos. Fue tan exitosa su carrera que la cancha del Mundial en Mar del Plata lleva su nombre.
“Pierino”, director de orquesta. El periodista Dante Panzeri no regalaba elogios. Pero alguna vez escribió que una delantera del seleccionado argentino se podría conformar con “Herminio González, Herminio González, Herminio González, Herminio González y Herminio González”. Era un wing clásico. Jugó casi una década en Boca, con el que obtuvo un título argentino. Fue bautizado en honor al niño prodigio italiano Pierino Gamba, quien había dirigido la Orquesta de Opera de Roma con 9 años. “Recuerdo que después de un partido en el que le hizo tres goles a Huracán, un artículo del diario Crítica decía: ‘por primera vez vimos cómo la pelota seguía a un jugador'”, recordó Ciano. “Podía hacer lo que quería con la pelota”, aseguró “el Cholo”.
Erviti, un ganador. Obtuvo el campeonato argentino con tres clubes distintos: San Lorenzo, Boca y Banfield. Con el “xeneize” también se adjudicó la Copa Argentina y con el “taladro” logró un ascenso a Primera. En México dio la vuelta con la camiseta de Monterrey. Y festejó dos veces a nivel internacional: en la Copa Mercosur con San Lorenzo y en la Copa Sudamericana con Independiente. Mediocampista completo: de zurda exquisita, gambeta, pase-gol y sacrificio para colaborar en la recuperación. Y a donde fue, levantó un trofeo.
Casa, el “Carasucia” impredecible. Elección más ligada al talento que a la permanencia en la elite o los logros cosechados. Integrante de un equipo histórico de San Lorenzo. El wing izquierdo también jugó en la Selección Argentina e integró el plantel que se consagró en la Copa de las Naciones 1964. “Un jugador desfachatado. Su zurda era casi tan hábil como la de Maradona. Cuando estaba en la Reserva de Deportivo Norte, íbamos más temprano a la cancha para verlo jugar”, expresó Ciano. Cuando su carrera era prometedora, perdió el brazo derecho tras ser baleado; al poco tiempo volvió a las canchas, aunque ya no fue le mismo. Claro que siempre será recordado como un crack y un ejemplo de superación.
Esnáider, de currículum notable. Jugó en Real Madrid, Atlético Madrid y Juventus, tres de los clubes europeos más importantes. Sus mejores temporadas fueron en Zaragoza -obtuvo el mote de “El Gardel de La Romadera”-, con el que ganó dos Copas del Rey y una Recopa de Europa, la última tras convertir un golazo en la final frente al Arsenal inglés. También obtuvo otra Copa del Rey en la Casa Blanca y la Copa Intertoto con el conjunto de Turín. Espanyol, Porto y River fueron otros de sus clubes. Disputó un puñado de partidos en la Selección, a la que además representó en un Mundial Sub 20. “Delantero con talento, versatilidad y una personalidad fuerte”, resumió Amalfitano.
Opiniones calificadas
Los reconocidos periodistas coincidieron en la mayoría de los nombres. Hubo unanimidad en siete de los “seleccionados“: Burgos, Olguín, Martínez Quarta, Cardoso, Cubero, “Pierino” González y Esnáider.
“Cholo” Ciano compartió diez de los integrantes propuestos. La única modificación fue la inclusión de Cándido González por Erviti. “Es uno de los jugadores más completos que vi. El plus se lo daba el remate, pero podía jugar en los once puestos. De hecho, cuando estaba en Huracán, en un partido se lesionó el arquero -en una época en la que no había cambios-, atajó todo el segundo tiempo contra Racing y mantuvo la valla invicta”, contó. Cándido dejó su huella en Tigre con 38 goles en 32 partidos para el ascenso a Primera en 1953. También jugó en Independiente, Ferro y Huracán, donde compartió equipo con Alfredo Di Stéfano.
Por su parte, Vito Amalfitano hizo dos variantes nominales y conformó un equipo con su sistema predilecto, el 4-3-1-2. En el mediocampo se inclinó por Jorge Gáspari: “Era un jugador con mucha personalidad, muy técnico y una gran capacidad de recuperación del balón”, lo definió. Y valoró el gol que le dio el histórico campeonato a Quilmes en el Metropolitano 1978. El marplatense también participó en la Copa América 1979, y convirtió un gol, con la Selección.
En tanto, el actual concejal incluyó a Gabriel Amato en la delantera “porque jugó en los clubes más grandes del país (estuvo en Boca, River e Independiente) y fue estandarte de un equipo de Aldosivi que marcó un camino con su participación protagónica y permanente en torneos nacionales”. Respecto al juego del delantero destacó su “potencia y talento”. Hay que recordar que Amato fue campeón de América con River y también tuvo pasos importantes por Mallorca y Betis de España y fue campeón con Rangers de Escocia.
Juan Carlos Morales prefirió armar un equipo “con los futbolistas que vio jugar”, por eso quedó al margen Minella, emblema de la década del ’30. Además, optó por Cardoso en su posición natural (en reemplazo de Giuntini), con Cubero en un lateral. También incluyó a dos nuevos valores al mediocampo, el ya mencionado Gáspari y José Rubén Palacios. Sobre la última inclusión, explicó: “Era un volante moderno. Ya en Alvarado y la Selección Marplatense mostraba sus grandes condiciones. Fue campeón en Boca (Nacional 1970) junto a “Rojitas”, Rattín y el peruano Meléndez. Después en Chile fue gran figura en Unión Española, llegando a una final de América contra Independiente (1975). También tuvo un paso muy bueno por Gimnasia y Esgrima La Plata”.
La tercera variante que realizó uno de los mejores relatores que tuvo el país fue la incorporación en el ataque del otamendino Guillermo Trama (en reemplazo de Casa), quien superó los 100 goles en el profesionalismo. Además, fue campeón con Rosario Central (Nacional 1980) y dos veces con Estudiantes de La Plata (Metropolitano 1982 y Nacional 1983).
Además de los futbolistas ya mencionados, Morales quiso destacar a otros marplatenses que hicieron carrera en el profesionalismo, como Eduardo Esteban Basigalup, Roberto Mario Carlos Gómez, Roberto Gonzalo, Fernando Navas, Fernando Néstor Villarreal, Eduardo Marasco, Diego Villar, Sergio Elio Fortunato, Claudio París o Martín Ubaldi, a quienes también vio jugar en gran nivel. “Hay tantos nombres que tranquilamente se puede armar un equipo suplente”, fue su sugerencia.
El entrenador, con certeza, sería el propio Minella. “Pepe” dirigió doce años consecutivos a River y obtuvo ocho títulos: Campeonato de Primera División 1947, 1952, 1953, 1955, 1956 y 1957 y Copas Aldao 1947 y 1955. Como DT de la Selección Argentina ganó la Copa de las Naciones 1963 y logró la clasificación al Mundial 1966.
Mientras que Juan Carlos Morales expresó que “si hay que elegir un preparador físico, no hay duda que el hombre es Julio Santella, quien fue campeón en Vélez y Boca con Bianchi y logró el ascenso con Racing junto a Basile”.
Lo cierto es que Mar del Plata dio una gran cantidad de valores de primera línea. Se los reduce a once en un mero juego periodístico. Propuesta para extrañar menos el fútbol durante la cuarentena. Si la pelota no rueda, qué mejor que apelar a la memoria y “jugar” con los mejores…