La protesta del campo europeo llega a las puertas de la UE pese a esbozo de alivio en Francia
En Bruselas, la capital de Bélgica, los agricultores montaron en sus vehículos a la madrugada y entraron a la ciudad con el estruendo de motores, petardos y bocinas a todo volumen, luego de calentarse anoche en zonas suburbanas prendiendo fuego a pilas de pallets.
Manifestantes junto a una hoguera mientras los agricultores protestan pidiendo mayores ingresos y protección frente a la competencia extranjera, cerca del edificio del Parlamento Europeo en Bruselas.
Cientos de agricultores a bordo de tractores se manifestaron frente a la sede de la Unión Europea (UE) en Bruselas para denunciar ante los líderes del bloque, reunidos en una cumbre, altos costos y trámites burocráticos que reducen la rentabilidad de su trabajo, coronando dos semanas de protestas con epicentro en Francia.
En un alivio para Francia y una luz de esperanza para otras naciones afectadas, los dos mayores sindicatos agrarios franceses, los que iniciaron la ola de protestas, pidieron el fin a los bloqueos de rutas del país aunque manteniendo las movilizaciones, luego de que el Gobierno anunciara medidas en atención a sus demandas.
Un mayor control del origen de los productos agrícolas, ayudas al sector ganadero y la suspensión temporal de un plan para reducir el uso de pesticidas forman parte de la tercera tanda de medidas con las que el Gobierno francés del presidente Emmanuel Macron busca calmar la ira agraria, dijeron autoridades.
Pero estas llegan cuando las protestas sobrepasaron ya las fronteras de la segunda economía de la UE y se extendieron a otros países como Italia, Alemania, Portugal y Grecia, a la espera de la entrada en juego de los agricultores de España, que han amenazado con sumarse y que serán recibidos por el Gobierno.
Uno de los principales puntos de tensión es el acuerdo de libre comercio que desde hace 20 años negocian la UE y el bloque de naciones sudamericanas del Mercosur -Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay- y que, según los agricultores, asestaría un duro revés a este sector en Europa.
En Bruselas, la capital de Bélgica y sede de las instituciones de la UE, los agricultores montaron en sus vehículos a la madrugada y entraron a la ciudad con el estruendo de motores, petardos y bocinas a todo volumen, luego de calentarse anoche en zonas suburbanas prendiendo fuego a pilas de pallets.
Aunque la cumbre de la UE se centraba en proporcionar ayuda financiera a Ucrania para la guerra con Rusia, la ira de los agricultores se coló en la agenda de la reunión de los líderes de los 27 países del bloque, dijo el primer ministro belga, Alexander De Croo.
“También debemos asegurarnos de que los agricultores puedan obtener el precio correcto por los productos de alta calidad que ofrecen”, dijo De Croo, cuyo país ocupa actualmente la presidencia de la UE.
“Debemos asegurarnos de que la carga administrativa que tienen siga siendo razonable”, añadió.
Pese a todo, y como se esperaba, los líderes europeos no anunciaron concesiones inmediatas de aplicación en todo el bloque, aunque sí otro paquete de ayuda a Ucrania por 50.000 millones de euros.
Por la madrugada, a poco de su ingreso a Bruselas, agricultores arrojaron a petardos, huevos, botellas de cerveza y fardos de heno en llamas a la Policía de la ciudad, que respondió con cañones de agua para apagar incendios y evitar que un granjero talara un árbol en las escaleras del Parlamento Europeo.
La mayoría de los manifestantes son jóvenes agricultores que se sienten cada vez más presionados por el aumento de los precios de la energía, la competencia extranjera más barata -que no tiene que cumplir con las estrictas normas de la UE-, la inflación y el cambio climático que marchitó, inundó o quemó cultivos.
Protestas similares se han llevado a cabo en toda la UE durante la mayor parte de la semana.
Los agricultores bloquearon numerosas calles y rutas en Bélgica, Francia e Italia, en un intento de perturbar el comercio en los principales puertos y otros servicios económicos.
Pese al creciente descontento, las protestas han sido mayormente pacíficas, aunque la Policía francesa arrestó a 91 manifestantes que irrumpieron por la fuerza en el mercado de alimentos de Rungis, al sur de París, que es el más grande de Europa, según informó el jefe de Policía de la capital de Francia.
En busca de atajar la crisis, el primer ministro francés, Gabriel Attal, anunció un plan para “reconocer mejor el oficio de agricultor, restaurar los ingresos” y “proteger contra la competencia desleal”, que incluye por ejemplo más de 10.000 controles sobre el origen francés de los productos.
Attal dijo que se destinarán 150 millones de euros a ayudas para los ganaderos, se suspenderá temporalmente un plan de reducción de pesticidas y se prohibirá la importación de verduras y frutas tratadas con el insecticida tiacloprid, que está prohibido en la UE, entre otras medidas.
Horas después, los principales sindicatos agrarios del país, Fnsea y Jóvenes Agricultores (JA) llamaron a sus bases a suspender los bloqueos de rutas en Francia.
“En vista de todo lo que se ha anunciado”, “hacemos un llamado a nuestras redes (…) para que suspendan los bloqueos y emprendan una nueva forma de movilización”, declararon en rueda de prensa los líderes de la Fnsea, Arnaud Rousseau, y de Ja, Arnaud Gaillot, informó la agencia de noticias AFP.
Attal reiteró la conocida oposición del Gobierno de Macron al acuerdo con el Mercosur.
“Francia no va a aceptar este tratado. Esto es claro, inequívoco y firme”, aseguró, pese a que la poderosa patronal gala Medef se dijo, también, favorable al acuerdo.
En la cumbre en Bruselas, Macron abordó “el futuro de la agricultura europea” con la titular de la Comisión Europea, el ejecutivo del bloque, Ursula von der Leyen, que sí está a favor del acuerdo con el Mercosur, dijo la Presidencia francesa.
El ministro de Economía, Bruno Le Maire, había subrayado poco antes la disposición de París a librar una “pulseada” con la Comisión Europea contra la firma del acuerdo con el Mercosur en su forma actual
Las protestas ya han tenido un impacto: la Comisión Europea anunció ayer planes para proteger a los agricultores de las exportaciones baratas llegadas de Ucrania y permitirles utilizar algunas tierras que se habían visto obligadas a permanecer en barbecho por razones ambientales.
Los planes aún deben ser aprobados por los 27 Estados del bloque y el Parlamento Europeo, pero equivalieron a una concesión repentina y simbólica.
A su arribo a la cumbre, algunos líderes europeos dijeron que no aprobarían el acuerdo con el Mercosur a menos que las importaciones cumplieran con los mismos estándares regulatorios que enfrentan los agricultores de la UE, una demanda clave del sector.
Otros prometieron aliviar la burocracia que a menudo mantiene a los agricultores fuera de sus campos.
“Yo estaría entre uno de los muchos jefes de gobierno aquí que entienden las presiones que enfrentan nuestros agricultores ahora, ya sea aumento de los costos de energía o de fertilizantes y nuevas regulaciones ambientales”, dijo el primer ministro irlandés Leo Varadkar, informó la agencia de noticias Europa Press.
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