La periodista marplatense que vivió el horror de cerca: “A los seis meses volví al lugar del atentado y todavía había olor a humo”
Patricia Muñoz está radicada desde hace 28 años en Estados Unidos. Trabajaba a medio kilómetro del World Trade Center el 11 de septiembre de 2001. En esta nota con LA CAPITAL, comparte sus recuerdos a 20 años del atentado.
Bomberos y personal de rescate buscan entre los escombros del World Trade Center en Nueva York, aquel 11 de septiembre de 2001. Foto: EFE | EPA | Beth A. Keiser.
Por Luciana Mateo
@LucianaMateo
Las sirenas, las corridas, las personas cubiertas de polvo. Pero sobre todo el olor. Un olor a humo constante, dulce, muy fuerte, que lo impregnaba todo. Ésos son los primeros recuerdos que se le vienen a la mente a Patricia Muñoz, periodista marplatense radicada hace 28 años en Estados Unidos que el 11 de septiembre de 2001 trabajaba a medio kilómetro del World Trade Center (WTC), en el momento en que dos aviones secuestrados por terroristas identificados con Al Qaeda impactaban en las Torres Gemelas de Nueva York.
“A los 6 meses volví a ese lugar y todavía se sentía ese olor en el aire; necesité varias semanas, si no meses, para procesar todo eso”, dice en una entrevista con LA CAPITAL.
“Ese martes era un día hermoso, esa semana habían comenzado las clases –reconstruye-. Mi jefe era chileno así que estábamos hablando de que en Argentina se celebraba el ‘Día del Maestro’ y que en Chile era el aniversario del atentado contra Salvador Allende”.
Patricia -que tenía 35 años- traducía y redactaba noticias financieras en español para la compañía Dow Jones desde una oficina ubicada en el Harborside Financial Center –una extensión del WTC del otro lado del Río Hudson-, a 15 minutos de las Torres en tren y media hora de a pie.
Patricia con su madre Sunilda frente a las Torres, pocas semanas antes del atentado.
A las 8.46, mientras elaboraba el comentario de preapertura de los mercados, escuchó el estruendo de un golpe y, desde un ventanal que daba al World Trade Center, vio salir humo de la Torre Norte.
Pensó que se trataba sólo de un incendio.
“Una de las premisas en Dow Jones es que para que algo sea noticia tiene que ‘mover los mercados’. Mi jefe pensó que esto no los movería, así que cada uno siguió con lo que estaba haciendo”, repasa.
Pocos minutos después llegó el segundo sacudón.
Entonces vio el avión: era el vuelo 175 de United Airlines con destino a Los Ángeles comandado por cinco miembros de Al Qaeda que, a más de 800 kilómetros por hora, se metía de lleno en la Torre Sur, dejando en claro que se trataba de un atentado.
“El polvo del aire se quedaba pegado en la nariz”
Imposible imaginar en ese primer instante la magnitud de lo que estaba pasando, difícil pensar que se trataba del peor ataque terrorista hacia Estados Unidos, un suceso que, a poco de iniciado el siglo XXI, marcaría a fuego la historia mundial.
Luego se supo que los aviones secuestrados fueron 4 y que, además de las Torres Gemelas, impactaron en el Pentágono de Washington y en un campo de Pensilvania, dejando un total de 2.977 muertos y más de 25 mil heridos.
“Estábamos en New York”, dice Patricia. “Y siempre pasa algo en New York. Dos días antes teníamos a un francés colgado de la Estatua de la Libertad con un paracaídas”, recuerda.
Por eso -asegura- “tardamos un poco en caer. Creo que el humo estuvo por mucho tiempo y lo tapó todo; el día que se fue y quedó el agujero donde estaban las Torres nos dimos cuenta de que ahí había algo enorme”.
Lo que siguió después es conocido.
“Nos evacuaron a todos. La calle era un caos total, un descontrol de sirenas, había gente llena de polvo y el polvo del aire se te quedaba pegado en la nariz”, recapitula.
Y agrega que “durante semanas tuvimos ese olor a humo constante, como dulce, muy raro. Y las luces… ya en la ruta se veían los reflectores porque los rescatistas estaban toda la noche buscando cuerpos”.
“Necesité varias semanas, si no meses, para procesar todo eso”, sostiene la periodista marplatense.
“A los 6 meses volví al lugar y todavía se sentía ese olor en el aire”, remarca.
“Todo el mundo se vio afectado de alguna manera”
Ese 11 de septiembre el mundo siguió la caída de las Torres a través de las pantallas de TV, decenas de personas fotografiaron o filmaron diferentes secuencias y aún hoy sigue apareciendo material inédito con registros del momento.
Patricia cuenta que “nosotros teníamos celulares pero nadie tenía conexión porque las antenas estaban en el World Trade Center, así que cuando me pude comunicar con mi marido ya había sacado a las chicas (que tenían 2 y 5 años) de la escuela y mi vieja ya había llamado, desesperada”.
También se acuerda de que recién pudo regresar a su casa a la medianoche, cuando despejaron las rutas.
“Tuve que devolver varios llamados y, al día siguiente, volver a mi lugar de trabajo”, revive.
El ventanal de su oficina por el que vio el ataque quedó cerrado porque a muchas personas les producía dolor evocar esa imagen.
“Todo el mundo quedó afectado de alguna manera”, considera.
“Yo vivo en un pueblo muy chiquito, en Old Bridge. Allí perdimos a 8 personas y hay pueblos que perdieron a muchísima gente”, acota.
“El miedo duró poco”
Dos décadas después, Muñoz describe las impresiones que le dejó el atentado.
“Tuve la sensación de que esto iba a cambiar la historia de Estados Unidos, y realmente así fue”, resalta.
Y analiza que “acá había una sensación de que todo lo malo que pasaba, pasaba afuera, entonces fue duro para mucha gente entender que no estaban tan seguros acá, que no era tan fácil aislarse del mundo y protegerse”.
La periodista, que actualmente trabaja en la Universidad estatal Rutgers de New Jersey, destaca en ese sentido que lo que más afectó a la sociedad estadounidense fue la pérdida del sentimiento de seguridad.
“Yo siempre cuento que vengo de un país en el que la gente está acostumbrada a que las cosas salgan mal, y que por eso tiene un plan B, C, D y E. Pero acá creen que todo va a salir bien todo el tiempo”, dice, y explica que “luego vi que el miedo duró poco porque había que salir adelante, había que levantar el país, algo muy propio del orgullo norteamericano”.
“En ese momento –recuerda- el presidente George Bush dijo: ‘todo el mundo al shopping a gastar plata porque es la única manera en que saldremos adelante. Si todos se encierran en sus casas con miedo y dejan de comprar, esto se paraliza y ganan ellos'”.
“Ése fue el mensaje”, concluye.
El debate a 20 años
A 20 años del atentado a las Torres Gemelas y el Pentágono, cada decisión vinculada a conmemorar el 11 de septiembre es puesta a consulta y debate social.
“Cada cosa pequeña que se hace era y es una conversación, es todo muy sensible”, dice Patricia Muñoz desde Nueva York.
En ese marco recuerda que, después del 11-S, “estuvimos una semana en la que lo único que mostraba la televisión durante las 24 horas eran las Torres cayendo. Al año se dejaron de mostrar, incluso se borraron de las películas, y a los 5 años se volvió a hablar nuevamente del tema”.
“Al mismo tiempo se empezó a debatir qué iba a pasar en New York, si se haría un cementerio, un Memorial, cómo se iba a conservar…”, relata a LA CAPITAL.
Y explica que “hace 10 años se decidió que se terminaba la recordación del 9/11 y que, en cambio, se empezaba a enseñar el 9/11 en las escuelas porque ya los chicos que entraban no lo habían vivido”.
En este aniversario volverán a brillar las luces: se trata de dos haces de luz azul que simulan a las Torres Gemelas.
“Con el tema del Covid viene todo más controlado, pero sí los familiares van a leer los nombres de las personas fallecidas, lo cual ya la convierte en una ceremonia de casi 3 horas”, cuenta Patricia.
Y destaca que “todavía hay gente en New York que ese día no va a trabajar, que se toma el día de forma especial”.