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Opinión 19 de enero de 2024

La peor de las violencias

Por Susana Ruberto

La “violencia vicaria” es un término acuñado en 2012 por la psicóloga argentina y perito forense experta en victimología y violencia basada en género, Sonia Vaccaro.

Este tipo de violencia, generada por hombres violentos de género, implica el uso de hijos e hijas como instrumentos para causar daño. Se manifiesta especialmente después de que una mujer víctima de violencia de género decide denunciar a su pareja, divorciarse, separarse o formar una nueva pareja.

La violencia vicaria se define como aquella que se ejerce por interpósita persona, es decir: interposición de terceros, generalmente los hijos, con el objetivo de dañar a la madre.

Los perpetradores utilizan frases como “Te voy a dar donde más te duele” o “te vas a matar sola, no me voy a ensuciar las manos“.

Estos varones, que han ejercido diversas formas de violencia contra las mujeres, buscan retener la casa y hacer que la mujer asuma la cuota alimentaria. De esta forma la violencia escala al 100%: física, emocional, psicológica, económica y vicaria, buscando claramente la destrucción total de la mujer.

La folklorista Roxana Carabajal, sobrina de Peteco, vive este drama con su hija de 9 años secuestrada por el progenitor, luego encontrada a los 5 días de ser mediatizado el caso, pero finalmente raptada por la abuela paterna. Como el progenitor, en una maniobra maquiavélica, ya le había cambiado el centro de vida a la menor, la jueza de Cañada de Gómez no tomó en cuenta ninguno de estos antecedentes y tanto hija como mamá hace un año y medio que no tienen contacto.

Desde la Asociación M.A.M.I Argentina (manipulación con alejamiento y maltrato infantil) informamos que ya son 3 los casos de niños asesinados por progenitores violentos los que fueron denunciados en los últimos meses, y en España por ejemplo desde 2013 al 2022 se realiza una profunda investigación sobre esto, dando como resultado el asesinato de 46 menores de edad bajo las manos de sus padres violentos y abusivos.

En ambos países esos violentos estaban denunciados, pero sin embargo los jueces y defensores de menores les entregaron el “cuidado” del menor.

A menudo, las mujeres no denuncian estas violencias al divorciarse, ya que no quieren judicializar a sus hijos para no exponerlos ante un sistema demoledor que hace pasar a sus hijos por procesos judiciales extremadamente injustos y un tratamiento psicológico que los hace sufrir. La violencia vicaria se sustenta en la violencia institucional.

Los juzgados y defensorías no citan a las mujeres afectadas, aunque sea obligatorio como parte del proceso escuchar a las partes. Las mujeres victimas generalmente son denunciadas con acusaciones falsas por los violentos, precisamente para que los jueces les saquen a sus hijos.

Los hombres, generalmente con recursos económicos o “amigos poderosos”, contratan abogados que, de manera agresiva, presentan certificados psicológicos y arman una trama de acciones interminables para dificultar la revinculación de las mamás victimas con los hijos, exponiendo que estas poseen patologías de salud mental, sin fundamentos.

Tampoco se respeta el art 654 del Código Civil y Comercial que establece que “cada progenitor deberá informar al otro sobre cuestiones de educación, salud y otras relativas a la persona y bienes de su hijo”, y como nosotras aconsejamos contacto CERO con los violentos esto debe hacerse mediante una persona conocida que se compromete a reenviar los mails, para que no se utilice a los niños para transmitir esta información y evitar de esta manera que se angustien.

En la violencia vicaria el hombre no te informa nada. La madre no sabe de la salud de sus hijos, de su escolaridad. En las ocasiones más extremas de la violencia vicaria se llega a matar a los hijos.

Además, tampoco se está cumpliendo con la ley 26.061 sobre “Protección Integral de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes“, que refiere al derecho a la identidad ya que una parte de las raíces de los chicos son borradas. Nosotras pensamos que cuando un aparato como el Estado va contra un colectivo como las víctimas de violencia de género y sus hijos e hijas existe vulneración de los derechos humanos.

En 2022, junto a expertos profesionales y la diputada Victoria Tolosa Paz (Unión por la Patria), M.A.M.I. redactó el proyecto de Ley de Violencia Vicaria, buscando su incorporación en la ley de “Protección Integral de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes” y así brindar protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales.

La asociación considera que enfrenta una “dictadura judicial”, ya que los hijos son separados sin motivo o sin motivo aparente. Se destaca la falta de respeto al artículo 654 del Código Civil y Comercial de la Nación y a la ley 26.061 sobre la protección integral de los derechos de niños niñas y adolescentes.

La falta de cumplimiento de las leyes antes mencionadas dejan a las mamás e hijos en un estado de desprotección absoluta donde sus derechos humanos son aplastados.

Los derechos y las garantías de los sujetos de la ley 26.061 son de orden público, irrenunciables, interdependientes, indivisibles e intransigibles. Pero más aún sus artículos 8 y 11 que abordan el tema de la Identidad cuando dicen que: “Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a un nombre, a una nacionalidad, a su lengua de origen, al conocimiento de quiénes son sus padres…” . “Los Estados partes se comprometen a respetar el derecho del niño a preservar su identidad, incluidos la nacionalidad, el nombre y las relaciones familiares de conformidad con la ley y sin injerencias ilícitas”.

En este calvario de jueces, fiscales, violentos y abogados, no se toman en cuenta jamás estas leyes y artículos de implicancia internacional. No solo los menores no son escuchados por los funcionarios pertinentes sino que al “estirar” las causas provocan que los hijos vayan perdiendo su Derecho a la Identidad, alejándolos al 100% durante años de sus madres. Son contados los casos donde se aplica justicia, pero son miles los que quedan en un túnel sin salida.

(*): Presidenta Asociación M.A.M.I, asociación sin fines de lucro, que apoya, ayuda y contiene a las mujeres victimas de violencia de género y violencia vicaria.