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Interés general 15 de agosto de 2024

La naciente Mar del Plata masiva y su avasallante escenografía

Con la sanción de la Ley de Propiedad Horizontal, en 1948, llegó el boom de los edificios. Las clases medias apostaban a comprar su departamento de veraneo y la ciudad dejó de ser un destino turístico exclusivo de la elite.

Por Hernán Kloosterman

Se puede proponer como un ejercicio. Pararse sobre la avenida Colón, mirar hacia el lado del mar e imaginar que no hubiera ningún edificio. Sólo pintorescos chalets. O hacer una recorrida por la costa marplatense y al elevar la mirada, ver únicamente el cielo.

También se podría hacer una caminata por las calles del centro y pensar el paisaje con construcciones bajas, sin ningún edificio. Muchos marplatenses que peinan canas deben guardar recuerdos de esa época en que la ciudad era el refugio de descanso de la elite de Argentina.

La irrupción de la propiedad horizontal cambió todos los parámetros: con los edificios, Mar del Plata se convirtió en una ciudad turística de masas. Y ya no hubo vuelta atrás.

Al ritmo de una sociedad que empezaba a ver modificado su desarrollo de la mano del ascenso de las clases medias, la sanción de la Ley de Propiedad Horizontal (13.512), significó un quiebre en la historia de la ciudad. Se democratizó el acceso a la propiedad inmobiliaria: los actores de las clases medias invertían sus ahorros en un departamento de veraneo.

“Un quiebre en la ciudad”

La Ley, sancionada en 1948, estableció la posibilidad de que “los distintos pisos de un edifici o o distintos departamentos de un mismo piso de un inmueble, que sean independientes y que se comuniquen a la vía pública directamente o por un pasaje común, podrán
pertenecer a propietarios distintos”.

Anteriormente, la subdivisión de la propiedad de los edificios estaba prohibida. “La ley fue un quiebre en la ciudad. A partir de ahí se produjo este auge tan fuerte de la construcción y lo que hizo la ley es permitir que mucha más gente pueda acceder a una vivienda dentro de ese edificio”, reflexiona el arquitecto y vicepresidente del Centro de Constructores, Norberto Cánepa. Y destaca la rapidez con que se vendían las unidades: “Hubo un gran auge. Mucha gente del interior empieza a comprar departamentos. Cuando empezaban el pozo, se ponía el cartel y se vendían enseguida. Era impresionante la velocidad: todos querían acceder a tener un departamento de veraneo”.

“Reflejo de la historia”

El arquitecto y docente Miguel Angel Bartolucci remarca que Mar del Plata “es el reflejo de la historia argentina”. “Este era el balneario de la oligarquía. Con el auge del peronismo y el ascenso de las clases medias, eso cambia”, agrega.

Sumergiéndose de lleno en el impacto de la ley, Bartolucci aclara que en Buenos Aires ya había edificios en altura. “Se llamaba ‘casa de renta’. Un propietario podía hacer un edificio de cinco o seis pisos. Era para alquilar porque no se podía subdividir para vender.

¿Qué sector económico en la Argentina tenía el excedente para hacer un edificio y alquilarlo? La oligarquía. El sector agroganadero que lo utilizaba para ir al teatro Colón o se lo alquilaban a chacareros para que el hijo estudiara Medicina. En 1948, eso se democratiza”, explica.

Bartolucci asegura que la irrupción de la Ley es lo que termina consolidando a Mar del Plata como ciudad turística de masas. “Antes era de elite”, cuenta, y aclara: “No es que cambia la ciudad: cambia la Argentina. A partir del peronismo cambia el eje productivo, económico, político y social. Después el desarrollismo siguió la oleada esa”.

El arquitecto recordó que ese boom de la propiedad horizontal “se corta en 1978 con la ley provincial 8912 que baja los indicadores urbanos a la tercera parte”. “También coincide con al decrecimiento del PBI que hubo en toda esa época”, añade.

El impacto

El impacto en lo urbanístico que produjo la irrupción de los edificios es notorio. Cambió totalmente la postal de la ciudad. A pesar del inevitable debate por la conservación del patrimonio, Bartolucci y Cánepa coinciden en afirmar que “a la historia hay que leerla en el momento que se da”, y remarcan que en ese entonces, la sociedad celebraba el avance.

“En esos años, la gente que venía a Mar del Plata quería ver la ciudad moderna, edificios. Querían ver algo novedoso. Acá los marplatenses decían: “Se está construyendo un rascacielos”. El imaginario social era ese. Era el progreso. Se generaron segundas viviendas para amplios sectores de la población”, rememora Bartolucci.

Cánepa coincide y cuenta que “la sociedad de ese momento buscaba eso”. “Hoy no podemos hacer esa reflexión sin conocer la historia. Para entender el presente hay que interpretar el pasado. Mar del Plata es una ciudad muy dinámica y ha ido creciendo”, opina.

La llegada de los edificios no sólo tuvo un impacto en lo arquitectónico. Cambió los parámetros productivos de la ciudad. Crecieron las empresas constructoras y todos los rubros relacionados y se generó empleo. “Todos hicieron plata. La ciudad creció al ritmo de eso”, resume Bartolucci.

“En las empresas constructoras marplatenses, eran albañiles de la oligarquía. Y cuando llega la ley de propiedad horizontal, dijeron: “Hacemos la empresa constructora nosotros”. En general, la armaron. El nacimiento de la empresa constructora marplatense es ‘hija del
peronismo’. Se dio en ese fenómeno”, analiza el docente.

La construcción

Los departamentos que se construyeron en esa época estaban pensados únicamente para ser utilizados en verano. Un dato: no tenían calefacción. A la hora de analizar las diferencias de las construcciones de esa época con las actuales, Cánepa destaca que el gran cambio es el de las normas de habitabilidad.

“Con la ley 8912, cambian las normas. Las que regulan las medidas interiores de los espacios, hacia dónde deben ventilar. Por eso, hoy encontramos, en la avenida Colón departamentos que están en un “aire y luz” donde ventila. Hoy eso no se permite más. Tienen que ventilar a espacios urbanos, ya sea frente o contrafrente. El gran cambio es ese”, señala.

Además, apunta que los materiales “han cambiado mucho y son más amigables, como la calefacción, las paredes con más aislamiento, las aberturas, etc”.

Altura

Los arquitectos aseguran que la proliferación de las construcciones en altura es inevitable en los tiempos que corren. “Hoy cualquier urbanista en cualquier ciudad latinoamericana dice que hay que densificar la ciudad. Porque el tema de los servicios son muy costosos.
Hay que concentrar y edificar en altura. Es inevitable la densificación”, afirma Bartolucci.

El especialista en la materia focaliza en que muchas veces las condiciones que se dan cuando se hacen barrios de viviendas, no son las adecuadas. “En realidad, son guetos sin acceso a la ciudad. Lo lindo es estar en la ciudad donde está el colectivo, el supermercado, el cine cerca. La ciudad es eso. Un ciudadano tiene que acceder a una cantidad mínima de bienes y servicios. Si a uno le toca estar en la periferia y para acceder tiene que pasar por el barro y estar 45 minutos en colectivo, no sirve”, grafica.

En la misma línea, Cánepa destaca el alto costo de los servicios. “Desde el transporte, a la luz, gas, etc. Hoy hay lugares en la periferia que están alejadísimos, sin servicios y con un gran déficit. Hoy la tendencia es a concentrar”, subraya.

Luego de un recorrido por la irrupción de la Ley de Propiedad Horizontal y su impacto en la ciudad, Canepa y Bartolucci dejan una reflexión que explica a la perfección el fenómeno: “La arquitectura es el reflejo histórico, social y político de ese momento”.

Nota publicada en febrero de 2019 y editada para la sección Hemeroteca LA CAPITAL.