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La magia de “Trapito”, la solidez del resto

Alvarado ya está en zona de clasificación. Derrotó 2 a 0 a un tibio Belgrano de Santa Rosa con toda claridad. Dominó primero, controló después de los goles. Ceballos le sacó lustre a un funcionamiento compacto y definió el pleito con un penal. El primero lo hizo Blanco, que volvió a convertir.

por Sebastián Arana

“Trapito” Ceballos, el distinto que tiene este equipo de Duilio Botella, hace magia. Cuando sufrió problemas físicos, Alvarado cayó en un tobogán. Y ahora, que está bien, como en sus mejores momentos, dio vuelta la taba. Con tres triunfos consecutivos el equipo marplatense creció en la tabla y, con su éxito de anoche por 2 a 0 sobre Belgrano de Santa Rosa, ascendió al segundo lugar de esta zona C del Torneo Federal A de fútbol. Dependiendo de sí mismo para avanzar de ronda.

Alvarado jugó un primer tiempo con autoridad. En campo de Belgrano. Y rápidamente encontró pista por la izquierda de su ataque. Por allí se movió de entrada Juan Francisco Pereyra y Nahuel Santos se sumó con acierto para imponer superioridad numérica.

Ezequiel Ceballos, que arrancó suelto delante de la línea de volantes, pronto se asoció a ese circuito.

Vistarop, el arquero visitante, pasó algunos sofocones en los primeros minutos. Pero, superados los diez minutos, ese dominio inicial fue perdiendo pimienta y Ceballos compañía. “Trapito”, ágil, rápido y preciso, como en sus mejores años, no encontró demasiado eco y la profundidad inicial se fue diluyendo.

Hasta que él mismo decidió estacionarse sobre la izquierda para buscar el desequilibrio y lo logró. Los suyos fueron los únicos centros precisos de la noche. A los 26? encontró la cabeza de Blanco, quien levantó el remate por muy poco. Un minuto más tarde gestó una gran maniobra individual y con un envío pasado ubicó una aparición sorpresiva de Compagnucci por el segundo palo. El mediocampista remató como venía y Vistarop desvió al córner con una gran atajada.

La influencia de Ceballos fue tanta que no parecía posible que se gestara un ataque profundo sin su intervención. Finalmente, a los 38?, llegó el gol que Alvarado había buscado. “Trapito” aportó con un tiro libre que buscó una cabeza en el punto penal y encontró un rebote. Derivó hacia Blanco, quien apuntó y le pegó con ganas abajo y cruzado para dejar sin chances al arquero de Belgrano. Uno a cero.

Enseguida, a los 42, Ceballos burló con un enganche a Ramírez, se internó en el área y remató fuerte al primer palo para exigir una vez más al arquero.

Belgrano, en toda la primera parte, ni siquiera se acercó al arco de Barucco. Aunque tenía la obligación y Zubeldía mandó a la cancha un delantero por un volante, tampoco lo logró en el complemento.

Alvarado, de todos modos, controló más que atacó. Pero siempre tuvo la ilusión de que su genio frote la lámpara. Lo hizo a los 15? con enganche y diagonal hacia adentro y obligó al arquero a atajar en dos tiempos.

Tres minutos después, lo único que tuvo que hacer fue ejecutar un penal. Eso sí, con mucha clase. Algo que no supone demasiado problema para él. A esa situación Alvarado llegó con algo de fortuna. Por la viveza de Blanco para interceptar una entrega corta de un defensor pampeano hacia el arquero. El “9” lo encaró y lo eludió. Pero cuando iba a convertir lo derribó Ramírez con una clara falta.

Esa conquista fue un telón final para el partido. Alvarado levantó el pie del acelerador. Belgrano, inofensivo durante casi toda la noche, no encontró fórmulas mágicas para incomodar a un equipo plantado con solidez. Su único remate al arco fue un “bombazo” de media distancia de Claro. Como si nunca hubiera entendido la importancia de los tres puntos que anoche se jugaron en el “José María Minella”. Alvarado, en cambio, sí lo hizo. Y está más en carrera que nunca.

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