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La increíble historia de “Rebeca”, que fue robada en Mar del Plata

La protagonista principal del relato para muchos solo representa algo material. Para su dueño, como él mismo describió, es una gran parte de su vida. Una entrañable relación que atravesó el país de punta a punta y que tuvo un desgarrador desenlace en Mar del Plata.

“Es guapa, es fuerte, aventurera y viajera, pero por encima de todo, es compañera, mi fiel compañera”. Así describió Benjamín “Petti” Balvidares a “Rebeca”, a la que vio por última vez el jueves pasado en el barrio Stella Maris, dejando en él un inmenso dolor.

Rebeca podría tratarse de la madre, de la abuela o de la hermana de Petti. De alguna tía, prima o sobrina. Quizás una amiga de toda la vida, hasta una mascota. Pero nada de eso es.

Rebeca es la bicicleta de Benjamín, algo que para muchos significa apenas un tradicional medio de transporte, para él es mucho más que ‘una simple bici’. “Es una parte de mi vida”, confió Balvidares en diálogo con LA CAPITAL.

La bicicleta fue robada el jueves pasado en Alsina entre Colón y Brown mientras su dueño se encontraba en el interior de una panadería. “Como si tuviesen un máster en robo, se la llevaron con el candado puesto”, contó.

Para Benjamín el hurto de su fiel compañera es una pérdida irreparable, sin embargo cree que el ladrón fue un afortunado en toparse con Rebeca, y así lo manifestó en las redes sociales al dedicarle al delincuente un emotivo texto explicando todo lo que representa la bicicleta.

“No la desarmes, por favor… Por que si lo haces…, estarás partiéndome el alma y también el corazón. Disfrutala, y aunque me estés arrebatando parte de mi vida, de mis sueños y de mis aventuras, deseo de verdad que la disfrutes…”, escribió Balvidares en su perfil de Facebook.

Y mencionó cómo se debe tratar a Rebeca: “solo tienes que acompañarla, ella puede darte la llave a la libertad, a la felicidad. Ella conoce lugares escondidos en el país, cruzó ríos, atravesó puentes interminables y caminos inimaginables. Ella estuvo en canales de televisión y hasta apareció en periódicos, se tomó el atrevimiento de recorrer la mítica Ruta 40, La Carretera Austral en Chile y propuso bicisendas”.

“Es por eso que te digo: ella no es una ‘simple bici’, ella es mucho más y podría seguir contándote miles de anécdotas, pero para eso debería poner la pava a calentar y unos ricos mates ensillar”, agregó.

“Disfrutala”, reiteró, “porque vale aclarar que si la puerta de las casas me abrían, era por ella, que siempre lucía radiante con su armadura viajera. Por cierto, como te dije, ella no es una simple bici, ella se llama Rebeca”, cerró el texto.

Benjamín “Petti” Balvidares tiene 33 años, nació en Coronel Suárez y llegó a Mar del Plata hace seis meses luego de pedalear la Carretera Austral en Chile, aquella ruta que ciclistas de todo el mundo buscan conquistar.

Con la intención de asentarse en alguna ciudad tras el largo viaje, Benjamín buscó una ciudad para vivir y Mar del Plata fue el destino final de la travesía.

“Aún no se bien porqué”, mencionó. Despúes de encontrar trabajo a la distancia, llegó a la ciudad “con lo justo y necesario”.

Una vez instalado, Petti transitaba las calles marplatenses a pie, pero como siempre dice, “Rebeca y yo no podemos estar mucho tiempo separados”. Fue así que la mandó a buscar por medio de un amigo, quien se encargó de cuidarla todo el tiempo que estuvieron distanciados.

Ya con Rebeca en Mar del Plata, la ciudad los trataba muy bien hasta que el destino les jugó una mala pasada, recordó con tristeza el suarense.

Más allá del desconsuelo de Benjamín, sobre Mar del Plata opinó que “es hermosa, y su gente también”. “Al fin y al cabo, el recuerdo que a uno le queda de donde estuvo viviendo es el trato de la gente”. Es por esto que confía en localizar a la bicicleta con la colaboración de todos los marplatenses. “Deseo encontrarla. Es una parte de mí y de mi ciudad Coronel Suárez”, dijo.

Benjamín y Rebeca, una relación entrañable

El bautismo como Rebeca surgió de casualidad mientras Benjamín pensaba el nombre para la bicicleta. En ese momento, sonaba de fondo una canción de Joaquín Sabina que decía… “se llamaba Rebeca la gringa que empató conmigo”. La letra llamó la atención de Balvidares, quien decidió llamarla así.

“Ella es como Wilson para el náufrago. En el medio de la nada, hasta el objeto menos insignificante puede ser tu mejor compañía”, aseguró.

Las millas de ambos compañeros de viaje son interminables. En 2011, concretaron el sueño de unir por la ruta 40 los más de 8 mil kilómetros que separan a La Quiaca del Faro del fin de Mundo, en Ushuaia.

Seis años después, vivieron la aventura de atravesar 1.240 kilómetros por la ruta 7 chilena, que comienza en Puerto Montt y termina en Villa O‘Higgins.

Sobre qué es lo que le da la bicicleta a diferencia de otros vehículo, Balvidares fue contundente: “Libertad. Felicidad. Puedo frenar y tomar una foto en cualquier lado cuando yo quiero. Más allá de esto, al ciclista nos brinda muchos beneficios, sobre todo en temas de salud. Además, me di cuenta de que todo se ve diferente. No dependo de nadie, soy mi propio motor, y la gente de cada lugar al que llego siempre me recibe bien y valoran mucho el esfuerzo realizado”.

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