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La Ciudad 29 de mayo de 2024

La historia enterrada junto a los molinos

Antiguas barracas y piletas destruidas.

La historia de los muelles que prosperaron en la zona de Punta Iglesia desde los tiempos de Cohelo de Meyrelles es extensa, pero hoy nos interesa lo que ocurrió hacia 1905 cuando la Compañía Argentina de Navegación Ángel Gardella construyó un embarcadero de madera, barracas y otras dependencias que concentraron la actividad portuaria.

La estación marítima fue arrendada más tarde por un consorcio local identificado como “Lloyd Comercial” hasta que hacia 1916 apareció un concesionario que hizo historia: el ingeniero italiano Vicente Lavorante, quien era director de Obras Públicas de la Municipalidad.

El actual puerto estaba en construcción de modo que los días de la vieja estación portuaria estaban contados.

Pileta que funcionó en Punta Iglesia a principios del siglo XX. Detrás, el Club Mar del Plata. Aporte de Ignacio Iriarte.

Pileta que funcionó en Punta Iglesia a principios del siglo XX. Detrás, el Club Mar del Plata. Aporte de Ignacio Iriarte.

Entonces el ingeniero italiano decidió refuncionalizarla como complejo turístico y empleando los sótanos de la antigua barraca, laboriosamente cavados en la piedra, construyó una piscina de agua de mar de casi cien metros.

Confitería, vestuarios y el muelle, dedicado a actividades deportivas, conformaron aquel emprendimiento de avanzada que la ciudad conoció como “Pileta Lavorante”.

En 1924 un temporal destruyó los sueños del ingeniero italiano, que se apartó definitivamente del proyecto. La Municipalidad se hizo cargo de las piletas, que volvieron a ser arrasadas por un temporal en 1950.

Pasarían 16 años hasta su reapertura, en manos de un concesionario privado –Máximo Von Kotsch (“Lolo”)- quien las explotó hasta fines de la década del ’80. Sin nuevos oferentes, el lugar cayó en el abandono y hoy aquellas piletas, rellenas y parquizadas funcionan como un paseo público con sus clásicos molinos donde nada recuerda su pasado.