por Gustavo Visciarelli
A principios de 1950 el gobierno de Juan Domingo Perón comenzó a desarrollar la idea de un “Monumento al Descamisado” tan imponente como el Coloso de Rodas. Pocos días antes de la muerte de Eva Duarte en 1952, el Congreso determinó que la obra también sería el sepulcro de la primera dama.

En 1955, pocos meses antes de ser derrocado, Perón inauguró las obras en Figueroa Alcorta al 2300, donde hoy está la escultura Floralis Genérica (Flor Metálica) en la porteña plaza de las Naciones Unidas.

Con 147 metros de altura y una base de 100 metros por 100, 14 ascensores, una sala principal, un mirador y una cripta subterránea donde reposarían los restos de Eva Perón, sería el monumento más grande del mundo.

El reconocido escultor italiano Leone Tommasi comenzó a realizar 16 estatuas de mármol de carrara que debían simbolizar conceptos doctrinarios: justicia social, soberanía política, derechos del trabajador e independencia económica, entre otros.

Del monumento llegaron a levantar los cimientos y parte de una columnata que fueron minuciosamente borrados por el régimen que depuso a Perón. Tommasi había terminado seis esculturas. Tres de ellas desaparecieron y dos fueron decapitadas, mutiladas y arrojadas al Riachuelo. El testimonio de antiguos operarios de Obras Públicas permitió que estas últimas fueran rescatadas en la década del ’90. Actualmente se encuentran en la quinta de San Vicente (Museo Histórico 17 de Octubre).

La sexta se salvó por misteriosas razones y quedó olvidada durante décadas en un galpón de Dock Sud. Esa escultura, que representa la Independencia Económica, es la que hoy está en el acceso al puerto de Mar del Plata.

La estatua al “Hombre de Mar”.

¿Cómo llegó hasta aquí?

El escritor e historiador Natalio Marengo reconstruyó laboriosamente este proceso, vinculado con un conflicto en torno al verdadero Monumento al Pescador, del escultor Roberto Capurro, que en 1965 fue solventado por un grupo de vecinos del puerto. Cuestiones burocráticas impidieron emplazarlo cerca de la banquina y, para indignación de la comunidad portuaria, fue colocado en 1970 en la rotonda de Punta Iglesia.

En la década del ’80 aún reinaba el misterio sobre aquella escultura olvidada en el Dock Sud, pero surgió la idea de llamarla “Hombre de Mar” (quizás porque entre sus símbolos hay un pulpo) y emplazarla en el acceso al puerto local como una suerte de “compensación” a los pescadores que seguían reclamando su monumento.
El largo proceso involucró el esfuerzo de numerosas entidades y personas.

 Tommasi había terminado seis esculturas. Tres de ellas desaparecieron y dos fueron decapitadas, mutiladas y arrojadas al Riachuelo.

Finalmente, el erróneo “Hombre de Mar” fue inaugurado en su emplazamiento actual de 12 de Octubre y Avenida de los Trabajadores el 28 de febrero de 1987 en un acto presidido por el intendente Ángel Roig. Hasta ese instante, su historia completa seguía rodeada de enigmas.

La comunidad pesquera marplatense jamás lo aceptó y siguió reclamando su monumento, que finalmente recuperó en 1996 para ubicarlo en su emplazamiento actual, cerca de la banquina.

El estigma sobre la escultura ubicada en el acceso al puerto siguió operando con vigor. Muchas personas siguen creyendo que se trata del Monumento al Pescador y muchas otras no lo conocen, pese a hallarse en un sitio visible y transitado.

Hace pocos años, al declararlo Monumento Histórico Nacional , el Gobierno al menos le ha devuelto en “los papeles” su identidad largamente suprimida, ya que allí se lo reconoce como “El Monumento a la Independencia Económica” de Leone Tomassi.

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Fuentes:
– Archivo Diario La Capital
– Textos del escritor e historiador Natalio Marengo
– “Monumento al Descamisado y sepulcro monumental de Eva Perón” – Estudio preliminar de Oscar Andrés de Masi