“¡Agarrenló, agarrenló!”, gritaron dos hombres que se encontraban a bordo de un automóvil en la zona de Pellegrini casi Avenida Mate de Luna. La tranquilidad de esa zona del Parque Avellaneda, en San Miguel de Tucumán, se interrumpía así a las 10.15 de la mañana del miércoles, a puro pedido de auxilio.

Los testigos del hecho vieron cómo un joven salía corriendo a toda velocidad desde un sitio en el que se hallaba detenido el rodado. Iba en dirección al sur, en donde lo esperaba otro sujeto al mando del volante de una motocicleta. Quizás porque los argentinos, en las ciudades grandes, ya desarrollaron un sexto sentido en este tipo de casos, o tal vez sólo por instinto, quienes observaban lo que sucedía respondieron a la solicitud con premura y claridad. Sus incipientes sospechas no serían erróneas: se trataba de un robo y quien intentaba huir era uno de los ladrones, que en su poder llevaba la mochila sustraída.

Entre cuatro y seis albañiles que trabajaban en la construcción de una vereda lo persiguieron. Y luego se sumó más gente. Al final, cuando lo redujeron, unas 20 personas rodearon al delincuente mientras cómplice lo abandonaba a su suerte.

Hermes Joel Vázquez (24) escuchó desde el suelo el ruido del caño de escape el rodado del otro ladrón, quien había estado aguardándolo entre un árbol y un alambrado, y supo que ya no tenía posibilidad de fuga. Sintió, además, dolor por ciertos raspones y escoriaciones que había sufrido en su derrotero.

La policía tucumana llegó muy pocos instantes después y le colocó las esposas al aprehendido. Además, secuestró una mochila con dinero en efectivo adentro, que le pertenecía a los ocupantes del automóvil marca Citroën C4. Más tarde, ellos contarían que se encontraban a bordo del mismo pero con la marcha detenida cuando un ladrón rompió de un golpe el vidrio de la luneta y se llevó ese bolso.

Vázquez fue conducido a sede judicial y quedó imputado por ser el autor de un hecho penal caratulado “Robo en grado de tentativa”. Sólo entonces supieron los investigadores que se trataba de un joven que era buscado en Mar del Plata, como integrante de una banda que habría cometido una decena de salideras bancarias, bajo la misma modalidad. Inclusive, supieron el ladrón ya había estado detenido en Tucumán por asaltar una cervecería y sustraer 350 mil pesos.

Hermes Joel Vázquez.

Durante la jornada del miércoles, los pesquisas continuaron con las averiguaciones y determinaron que, con las detenciones de dos de sus cómplices en esta ciudad, el prófugo había decidido retornar a San Miguel. Al entrevistarse con su madre, de profesión enfermera, establecieron también que residía desde hace casi dos meses en una vivienda alquilada en el mismo terreno que ella, aunque en el sector delantero.

Vale recordar que Vázquez es, junto a Walter Gutiérrez y Alexis Mendoza, uno de los tucumanos acusados de integran la banda de delincuentes que llevaron adelante distintas salideras bancarias entre noviembre y mayo pasados. Entre esos asaltos, figura el que cometieron el 3 de ese mes, cuando siguieron a un empresario cárnico que había extraído 4 millones de pesos del Banco Provincia de San Martín y Córdoba y, tras romper el vidrio de la camioneta en la que la víctima transitaba, se apoderaron del maletín con el dinero.

Gutiérrez y Mendoza fueron detenidos días después luego de que cámaras de seguridad municipales y personal de policía detectaran una motocicleta Honda Tornado, con dos cascos, estacionada en San Martín y Córdoba. Se trataba de la misma moto que había sido grabada en la salidera contra el empresario de la carne, y también en otra del 11 del mismo mes, ésta última con un hombre despojado de 200 mil pesos.

Los policías aguardaron a que alguien se acercara a la motocicleta y fue entonces cuando atraparon a Mendoza. En tanto a Gutiérrez lo detuvieron a unos pocos metros de allí cuando intentaba escapar en un monopatín eléctrico. Vale decir que en las dos salideras consumadas, el “marcador” de la víctima era una persona en monopatín y con características físicas similares a las de Gutiérrez.

La investigación pudo establecer también que la motocicleta Honda Tornado era la misma que otra fiscal, Andrea Gómez, había podido identificar como la utilizada en las salideras del 16, 17 y 18 de noviembre del año pasado, cuando clientes del mismo banco habían sido blanco de estos delincuentes. A una de esas victimas le sustrajeron 10 millones de pesos, siempre bajo la misma modalidad: los ladrones seguían al “marcado” (en aquellos hechos lo hacía un hombre en bicicleta, no en monopatín) y a varias cuadras de allí aprovechaban la parada en un semáforo para romper la ventanilla y arrebatar el bolso, mochila o maletín con el dinero.

Cuando se rastreó al propietario de la motocicleta a fines del año pasado se identificó a Hermes Joel Vázquez, otro hombre procedente de la provincia de Tucumán. El análisis de cámaras de seguridad del banco, de comercios de la zona y del COM estableció que Vázquez era quien merodeaba en la zona, que incluso ingresaba a la entidad bancaria y que luego se trasladaba en la motocicleta para apoyar en el momento del robo.

La fiscal Gómez pidió la detención de Vázquez, pero desde entonces se hallaba prófugo y se desconocía su paradero. Un dato más que apuntala su sospechabilidad como integrante de la banda es que tenía antecedentes penales: en febrero de 2021 había sido detenido por robar 350 mil pesos de una cervecería en San Miguel.

Vázquez está relacionado de forma directa con Mendoza y Gutiérrez por el sencillo motivo de que su motocicleta es la que ambos usaban. Y para la Justicia local son cerca de 10 hechos de salideras ocurridos desde fines del año pasado hasta ahora, aunque solamente seis fueron denunciadas por las víctimas.

Una de las razones por las que se sospecha que son más los robos es que muchos testigos de comercios próximos al banco así lo señalaron. Incluso las dos grandes cocheras que existen en las inmediaciones suelen recibir, injustamente, reproches de víctimas frecuentes que estacionan sus vehículos allí y luego son asaltadas.

Por otro lado, a lo largo de la investigación no se ha encontrado ninguna responsabilidad de los bancos y para los investigadores hay pruebas de que la banda elegía con sus propios criterios a las víctimas. Por ejemplo, se supo que al menos una persona fue asaltada pero jamás había sacado dinero, sino realizado un trámite en otro sector. Un bolso, una mochila o un maletín eran elementos que los ladrones buscaban como referencia para “marcar” a un cliente que pudo haber extraído dinero de las cajas.