La “guerra cristera”, en clave de novela, a través de la pluma de Camucha Escobar
En el contexto del enfrentamiento entre el gobierno ateo de México y el pueblo creyente, en la primera mitad del siglo XX, la escritora construye una historia de ambición de poder, corrupción, traiciones y amor en "Nuestro oscuro pasado".
María del Carmen "Camucha" Escobar.
“La guerra cristera es algo que los mexicanos prefieren olvidar, un pasado que muchos ignoran”, asegura María del Carmen Escobar, Camucha. La escritora oriunda de Pergamino que irrumpió en la escena de la novela histórica romántica con “Tierra en sombras” -a la que le siguieron cinco más desde su ingreso al mundo editorial en 2016, a través de Plaza & Janes- vuelve con “Nuestro oscuro pasado” en este particular escenario de la primera mitad del siglo XX.
Especialista en bucear en los aspectos más oscuros y las motivaciones más siniestras de las personas, aborda en este caso la historia de dos familias que guardan complejos secretos y que se encuentran ligadas entre sí, a pesar de que, varios de sus integrantes están posicionados en sectores contrarios del conflicto político/religioso que enfrenta el país.
En el marco de esa grieta entre un gobierno ateo que prohíbe el culto y sus ritos y persigue tanto a curas como a las personas devotas, especialmente de la Virgen de Guadalupe, se sustenta esta historia en la que, además, influyen cuestiones de corrupción, ambición, poder, traiciones, secretos y amor.
Camucha Escobar reconoce que le costó investigar sobre este capítulo sangriento de la historia e México del que “prácticamente no hay material en español”, pero que tanto le llamó la atención cuando lo conoció.
En medio de esa guerra que divide al país y lo sumerge en el hambre y en el miedo, las vidas de Carmela Montiel y Aurelio Mendoza se cruzan: ella es una ferviente -y pacífica- defensora de los cristeros y él nació en el seno de una familia profundamente federal. Además del enfrentamiento nacional, estos personajes deberán atravesar una guerra personal, íntima y dolorosa que los vincula con sus pasados.
– “Nuestro oscuro pasado”, ocurre casi en su totalidad en el interior mexicano. ¿Cómo llegaste a ese capítulo tan sangriento de la historia?
– Cada vez que algo me llama la atención, lo anoto en una libreta. Por eso tengo libretas en toda mi casa. Cuando supe de la Cristiada, quise investigar de qué se trataba y con gran asombro descubrí que hablaba de un período en la historia de México (1926-1929) del cual desconocía por completo. Siempre supe sobre la Revolución, sobre Zapata, Pancho Villa, Madero…etc, pero era la primera vez que leía sobre la guerra cristera.
– Este enfrentamiento entre ateos y cristianos, como otros ¿creés que tiene algo para enseñarnos o para que reflexionemos como sociedad hoy? ¿Qué?
– Hoy en día cada persona puede profesar la religión que prefiera, o no creer en nada. En las sociedades evolucionadas el tema religioso no es problema; sin embargo, todavía existen lugares en la actualidad donde se inmolan por la “guerra santa”, donde mueren inocentes a causa de bombardeos o matan a las mujeres por no usar la cabeza tapada. Hace poco fusilaron a un jugador de fútbol por defender los derechos de las mujeres.
– En cuanto a los hechos históricos, ¿creés que es un rol de las novelas dejar un mensaje de reflexión, que contribuya a pensar, comparar, intentar entender al otro?
– Personalmente me gusta leer por placer, poder abstraerme de la realidad con la historia que estoy leyendo. No es mi intención dejar mensaje alguno, solo el placer de la lectura. Ahora bien, es inevitable que el lector se pregunte qué haría él en tal o cuál situación, si es capaz de perdonar o no. Hay muchas preguntas que los lectores se pueden ir formulando a medida que transcurre la historia.
– Uno de tus sellos tiene que ver con plasmar los sentimientos más oscuros de los seres humanos. ¿Cómo trabajás a los “malos” de esta historia?
– La verdad es que no me cuesta nada poder bucear en las almas oscuras de mis personajes, al contrario, me resulta mucho más estimulante desarrollar ese lado oscuro de ellos. A través de esos personajes soy capaz de exorcizar mis propios demonios.
– Los principales antagonistas son muy distintos pero comparten algunas motivaciones. ¿Trabajaste adrede esa dualidad entre Ascensión y el general Sanabria Rivas?
– No. Cuando escribo los personajes van cobrando vida propia. Si bien tengo una idea acerca de sus personalidades, a medida que transcurre la historia les voy agregando distintos matices.
Ascensión Montiel es el claro ejemplo de una mujer resentida que quiere lograr lo que no pudo en su juventud a través de su nieta.
El general es el claro ejemplo de la corrupción. Para él, el fin justifica los medios y no le importa a quienes sacrifica en el camino.
– ¿Hay también dos caras de la misma moneda entre Carmela y Aurelio?
– Carmela y Aurelio tienen pasados lóbregos. Sus nacimientos están signados por la oscuridad.
Carmela trata de sobreponerse a ese destino y se convierte en una persona generosa, resiliente y comprometida.
El pasado de Aurelio le dejó una herida muy profunda que él sólo puede subsanar convirtiendo su corazón en un trozo de hielo. Para él no existe la piedad o el amor. Está sumergido en un abismo negro de resentimiento del
cual es muy difícil poder escapar.
– Es fácil ver a Alba como egoísta, pero ¿Cuánto de víctima, de títere y cuánto de rebelde tiene?
– Sin lugar a duda Alba es víctima de la ambición de su abuela. Con una madre ausente y un padre falto de carácter, doña Ascensión Montiel convierte a su propia nieta en un monstruo. Creo que la abuela sembró en ella todo lo malo. A veces, sólo a veces, Alba se arrepiente de lo que hace.
– Planteas en los personajes diferentes formas de enfrentar la injusticia, la pérdida de derechos: las letras, la colaboración pacífica y la lucha armada. ¿Cómo fuiste hilvanando esos detalles?
– Me pareció super interesante el personaje de Sanjuana, la Generala para ir contando lo que ocurría con los cristeros. La Generala existió, pero jamás se supo su nombre. Por otra parte, estaban los llamados “cristeros pacíficos”, como Carmela y Cristy. Se encargaban de transportar el parque, las armas y juntar dinero para la causa. No hay que olvidar que los cristeros pasaban hambre y pudieron sobrevivir gracias al apoyo del pueblo.
Eugenio Sanabria Rivas, por medio de las letras realiza importantes denuncias en contra del presidente Plutarco Calles.
– ¿Cómo fue el proceso para poder plasmar las formas de expresarse, los climas de ese interior, las dinámicas de las relaciones?
– Tuve que investigar mucho y con gran sorpresa descubrí que la mayoría de los libros estaban en inglés. Leí unos pocos en castellano. ¿Por qué me ocurrió eso? Porque la guerra cristera es algo que los mexicanos prefieren olvidar, un pasado que muchos ignoran. La película de Andy García “La Cristiada”, nominada al Oscar, me ayudó mucho a la hora de relatar la vida en los campamentos cristeros.
– Hace unos años hablábamos de que generalmente situabas tus novelas en los alrededores de Pergamino, tu ciudad. Eso ha ido cambiando bastante. ¿Cómo se fue dando este proceso?
– Confieso que me costó mucho salir de mi zona de confort, que era El pago de los Arroyos, escenario de Tierra en sombras, Tu rostro en el fuego y El infierno en tu piel. Con la Loba y Lo que la sangre oculta, cambié los escenarios (Salta, España) y también la época.
Al principio no quería a mis personajes nuevos, pero, como siempre me ocurre, terminé amándolos como a los anteriores. Creo que La loba es una de mis novelas más logradas.