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Cultura 17 de octubre de 2017

“La función suprema de la literatura no es entretener, es despertar”

Javier Sierra se muestra fascinado por los creadores que inventan de la nada un término para definir el mundo.

El ganador del Premio Planeta, Javier Sierra, por la novela "El fuego invisible", posa para la prensa. Foto: EFE / Andreu Dalmau.

por Jose Oliva

BARCELONA.- El escritor español Javier Sierra, ganador del Premio Planeta con la novela “El fuego invisible“, considera que “la función suprema de la literatura no es entretener, es despertar” al lector.

En una entrevista concedida a EFE, Sierra precisa que ese despertar supone “inquietar, cambiar la visión del lector”, un cambio muy relacionado con la historia de la novela, en la que “las palabras tienen mucha importancia”.

De hecho, la novela arranca con una declaración de intenciones, sobre el poder de las palabras: “La palabra grial es una invención que aparece por primera vez en el título de un cuento de Chrétien de Troyes. Se había hablado de la copa de Jesús en la última cena, pero grial es una palabra que se inventa en 1180 en ese texto”.

Sierra confiesa que siente fascinación por esos creadores que inventan de la nada un término para definir el mundo.

“El fuego invisible” narra, según explicó Sierra, la historia de David Salas, un profesor de Lingüística del Trinity College en Dublín, con raíces españolas y que debe viajar a Madrid, donde tropieza con una vieja amiga de su abuelo, al que siendo niño le hizo la pregunta troncal: “¿de dónde vienen las ideas?”.

El protagonista, que nada tiene que ver con el autor, aclara, es un especialista en Parménides, por tanto, hay algo de filosofía de los presocráticos en la novela.

“Justamente, los presocráticos, con Parménides a la cabeza, desarrollaron un método para la captación de ideas muy particular que llamaron la incubación, que consistía en encerrarse dos días sin comer ni beber en una cueva para tener la mente suficientemente limpia y poder escuchar a los dioses, y en una incubación nacen conceptos como ‘democracia'”, señala Sierra.

Aprovechando la trama de suspenso, aborda temas que son su campo natural de trabajo, que “se mueven entre lo conocido y lo desconocido, entre lo natural y lo sobrenatural”.

En ese sentido, el autor y periodista se siente “un escritor de frontera”.

La historia de “El fuego invisible” nace, explica Sierra, de una primera lectura de “El cuento del grial”, de Chrétien de Troyes, “una novela frustrada porque no termina de resolver la pregunta que da título al poema medieval de qué es el grial”.

A partir de esa incógnita, Sierra se pone las botas de Wolfram von Eschenbach, que es quien escribe la continuación veinte años después con “Parsifal”, y de Robert de Boron, quien con el cuento de Merlín trata también de resolver esa historia.

Con estos mimbres, Sierra construye “una trama de intriga participante para que el lector vaya descubriendo por sí mismo las pistas y los cebos que el autor le va tendiendo”.

A su juicio, la novela es “un viaje que comienza en Madrid y que termina en los Pirineos con un momento de revelación, de éxtasis”.

Para Sierra, el filósofo y escritor italiano Umberto Eco es una “referencia absoluta, y además es un maestro también de la etimología, y la etimología es muy importante en esta novela”.

Aunque la novela tenga esa pretensión erudita, Sierra ha hecho concesiones a la literatura de más alcance: “No es un ‘Baudolino’ (de Eco), no busca deslumbrar con juegos de palabras, con un uso medieval de ciertos términos, sino que intenta ser comprensible y por eso está centrada en nuestros días”.

La difusión que concede el Premio Planeta podría acelerar algunos de sus proyectos en marcha, como la posible adaptación a la pantalla de su novela “La cena secreta”.

Además, en medio de la gira de promoción del Planeta, podría estrenar una serie documental sobre “grandes enigmas”, que reconstruye casos o situaciones que le impactaron, tratando de demostrar que “estos hechos inexplicables son parte de nuestra cultura”.

EFE.