Normal y amoroso. Así lo definen las tías a Saian Uriel Tapia (18). O al menos así dicen que era antes del miércoles 14 de septiembre, cuando en un brote psicótico asesinó a puñaladas a su madre, Corina Tapia, a su abuelo, José Tapia e hirió de gravedad a su abuela, Rosa Lezama.

Hasta la semana pasada, nada hacía sospechar a la familia Tapia que podían vivir una tragedia así, inimaginable. Saian iba al Colegio Secundario N° 18 y vivía en una casa en Matheu al 4600 junto a un hermano menor, su mamá Corina, su abuela Rosa y su abuelo, José.

Corina había tenido a Saian de adolescente y el joven fue prácticamente criado por sus abuelos. José, veterano de la Guerra de Malvinas y padre de cinco hijas, crío al joven como su propio hijo. Así creció Saian, en el seno de una familia que le brindó su amor, con una madre presente, abuelos y cuatro tías.

Corina Tapia, una de las víctimas.

La semana pasada había comenzado para la familia Tapia más o menos como cualquier otra. El lunes Saian había ido junto a su tía Antonella al cine y después habían ido a cenar y tomar algo. El martes, su tía Nadia lo había invitado a almorzar junto a su pareja y su pequeña hija y, luego habían ido a comprar carne para hacer un asado a la noche.

Fue justamente mientras caminaban por la avenida Jara que ocurrió algo hasta ese momento inverosímil: Saian, que llevaba de la mano a su prima de 5 años, la soltó de golpe y, sin ningún tipo de aviso o motivo comenzó a golpear a la pareja de su tía, a quien le fracturó el pómulo. Luego fue hasta la casa de su abuelo para agarrar una campera. “Me quisieron robar”, fue lo único que dijo.

Hasta ese entonces, Saian nunca había tenido un episodio violento. No había en la familia discusiones serias ni problemas entre el joven con su madre, su abuelo o alguna de sus tías.

El veterano de Malvinas José Tapia, otra de las víctimas.

Ese ataque encendió las alarmas de la familia. Las tías habían notado “raro” a Saian en los últimos días y si bien hasta ese momento pensaban que solo eran “cosas de adolescente”, el violento ataque las hizo reflexionar. Su madre, Corina, ante la sospecha de que su hijo podía estar con consumos problemáticos de drogas, se pidió el miércoles en su trabajo en el Materno Infantil para poder hablar con Saian.

Saian volvió a su casa el miércoles a la madrugada. Ese mediodía, cuando su abuela volvió a la casa con uno de sus nietos mantuvo una breve charla cotidiana con total normalidad. Luego, sin previo aviso, se desató el horror.

La primera en ser atacada fue Rosa, su abuela, a quien la sorprendió y apuñaló. Corina escuchó los gritos, intentó frenar la situación, pero Saian estaba irreconocible y era imposible de calmar. También atacó a su madre, le causó heridas en el tórax y abdomen y la mató. El último en ser atacado por el joven fue su abuelo, José, quien resultó mortalmente herido y si bien fue trasladado al Hospital Interzonal falleció a los pocos minutos de llegar.

El horror desatado sin previo aviso. En minutos un joven asesinó a su madre, a su abuelo y dejó gravemente herida a su abuela. No hay motivos, no hay explicaciones.

“No sabemos qué fue lo que le pasó. Nosotros nunca lo dejábamos solos, estábamos para él. No sabemos qué le pasó”, dicen sus tías sin todavía poder procesar todo lo que han vivido esta semana y agregan: “Era una persona normal. Quedaba a cuidado de nuestros hijos. Era un amor, daba gustar compartir un mate con él”.

Las tías de Saian se encargaron del velorio y del entierro de su hermana, Corina, y su padre José. Mientras, velaban por la salud de su madre Rosa en el Hospital Interzonal y la situación procesal del joven, quien se intentó fugar del área de Salud Mental de ese nosocomio el sábado.

“¿Ahora que sigue?“, se preguntan.