La emoción de Tití Fernández al recordar el último cumpleaños con su hija en el Mundial de Brasil
María Soledad falleció en un accidente automovilístico mientras viajaba de San Pablo a Belo Horizonte para visitar a su padre.
Con un conmovedor tuit y una foto, Tití Fernández recordó a su hija María Soledad, quien murió a los 26 años en un accidente durante el Mundial Brasil 2014, cuando viajaba en un auto desde San Pablo a Belo Horizonte para darle una sorpresa a su padre.
El periodista deportivo este sábado cumple 67 y, como desde hace cuatro años, tuvo a su hija presente. Emocionado, Tití escribió:
“Hola Sole, este fue el último beso que me diste un día que cumplía años. Fue hoy hace 4 años, no quisiste que lo pasara sólo y me sorprendiste. Pienso que si no hubieras venido hoy te podría tener conmigo. Te extrañamos. Te amamos #nuncatevamosaolvidar”.
Hola Sole, este fue el último beso que me diste un día que cumplía años. Fue hoy hace 4 años, no quisiste que lo pasará sólo y me sorprendiste. Pienso q si no hubieras venido hoy te podría tener conmigo. Te extrañamos. Te amamos #nuncatevamosaolvidar pic.twitter.com/xdXDKlTuq5
— Titi Fernandez (@titifernandez1) 16 de junio de 2018
María Soledad Fernández, periodista igual que su padre, estaba cubriendo la Copa del Mundo para Torneos y Competencias. Para sorprender a Tití, que realizaba la cobertura para Fox Sports y la Televisión Pública, la joven viajó con dos periodistas desde San Pablo hacia Belo Horizonte donde estaba trabajando.
En el kilómetro 619 de la ruta BR-381 en Oliveira, en la región central de Minas Gerais, el auto en el que viajaban fue embestido por un VW Gol y María Soledad, que iba en el asiento de atrás, salió despedida. Un año después, el joven que provocó la tragedia fue condenado a cinco años y tres meses de prisión.
Miguel Fernández pasó ese último cumpleaños feliz de 2014 junto a Sol y así lo recordó: “Yo no quería que fuera al Mundial, porque sé lo que es Brasil, pero me ganó ella. Me sorprendió el día de mi cumpleaños y la pasamos extraordinariamente bien. No saben lo que disfrutamos. Íbamos a cenar y ella me elegía los lugares. Me enseñó a tomar una caipirosca de frutilla, que jamás había tomado y le dije ‘¡qué rico!'”.
Luego, sensibilizado, reveló la tristeza que le produce vivir sin su amada hija: “La tengo presente a cada minuto”.