La economía, la escasez y el Covid-19
Por Florencia Scaturchio(*)
Escasez. Si tenemos que definir a la economía de manera sencilla no podemos obviar esta palabra. Sin escasez la economía pierde su razón de ser y no podemos hablar de problema económico si no está presente. En este contexto de pandemia la escasez se agudiza y se hace presente en múltiples sectores, por lo que la economía tiene mucho para decir y cobra protagonismo.
Sin ir más lejos, el aislamiento social, preventivo y obligatorio fue pensado para adelantarnos a un posible problema de escasez: de recursos sanitarios, de profesionales de la salud, de respiradores y camas, entre otros. Por ejemplo, en los países de bajos ingresos, un estudio del Imperial College London estiman que la demanda de camas de cuidados intensivos ante la falta de medidas de aislamiento superaría a la disponibilidad en 25 veces, mientras que en países de altos ingresos este número disminuye a ocho veces. Estos números, en sí mismos, alarman sobre la importancia de tomar medidas efectivas y rápidas, como así también del componente económico de la problemática. Por otro lado, esta misma medida resuelve este problema, pero trae escasez en otros aspectos.
Cuando tomamos una decisión en economía buscamos la eficiencia y para eso es necesario comparar los beneficios con los costos. ¿Cuáles son los beneficios del confinamiento? Muchos. Y principalmente relacionados con la salud. ¿Cuáles son los costos? Existen costos que afectan desde lo político, social, psicológico y hasta a la educación, pero sin duda los costos económicos son de los que más se habla por la magnitud que pueden llegar a adquirir.
Definitivamente, con las experiencias de otros países del globo y con los conocimientos actuales de las consecuencias y las tasas de contagio del virus, los beneficios superan a los costos y se opta por el confinamiento como la mejor opción. Pero muchas veces las decisiones no son binarias y la pregunta no es decretar o no una cuarentena, sino su duración. Aquí, los términos marginales tan utilizados por los economistas cobran relevancia. ¿Cuál es el beneficio de un día adicional de cuarentena versus sus costos? Esta discusión es la que hoy en día enfrentan la mayoría de los países y, considerando que tanto los beneficios en salud como los potenciales costos económicos no son fáciles de medir, la decisión se vuelve muy compleja.
Lo que sí sabemos es que, sea cual sea la duración de la cuarentena, el mundo se encuentra frente a una recesión. La magnitud de la recesión y la rapidez de su recuperación son aún interrogantes y su estimación cobra relevancia para la política pública. A medida que las semanas avanzan, las proyecciones sobre la caída del PBI en Argentina son más pesimistas y, al mismo tiempo, las medidas de distintos organismos y consultoras muestran una mayor dispersión. Tomando el dato del Banco Mundial, se espera que en el 2020 la economía argentina caiga un 5,2%, lo que representaría el tercer año consecutivo de recesión para el país.
Es cierto que no es la primera crisis a la que se enfrenta la región, pero sí podemos encontrar en este shock ciertas características no tan comunes para las economías latinoamericanas. Las principales crisis están relacionadas con el precio de los productos primarios, cuyas exportaciones representan ingresos importantes para estos países; con caídas de la demanda de los principales socios comerciales (China, países del G7, por ejemplo); y crisis financieras. En este caso, sumado a algunos de los factores anteriores, la región está paralizada, lo que implica una contracción sustantiva de la oferta. Cuando el país no produce, la caída del empleo es prácticamente inevitable, lo que requiere un esfuerzo fiscal adicional para mitigar los efectos distributivos y de falta de ingresos de la sociedad. Nuestro país dispuso un paquete de medidas equivalente al 3% del PBI, lo que es de gran ayuda, pero no deja de representar un desafío fiscal.
Por último, a pesar de que desconocemos el valor real del impacto de la crisis en nuestra sociedad, sabemos que será multidimensional: no podemos hablar de crisis sanitaria, económica o social, sino que los tres aspectos se relacionan íntimamente y delimitan las consecuencias. Nos enfrentamos a un dilema. Cuando buscamos aliviar una dimensión empeoramos, casi inevitablemente, la otra. Si queremos minimizar el impacto nocivo de esta pandemia en la sociedad debemos ser cuidadosos, previsores y medir los beneficios y costos de manera rigurosa. Caso contrario, nos ganará la escasez.
(*) Docente de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Argentina De Empresa (UADE).
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