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La Ciudad 2 de febrero de 2025

La discusión del modelo, la tensa espera y el orgullo disimulado

El intendente provoca el debate sobre su gestión. De la cultura y el estadio a los limpiavidrios. Mientras, como toda la dirigencia local, espera la gran definición de Kicillof. Los radicales buscan no desagradar al Gobierno.

Uno de los eventos que se realizó en enero en Villa Victoria.

Por Ramiro Melucci

Guillermo Montenegro empezó a tomarle el gusto a la provocación. De otra manera no se interpreta su definición de Villa Victoria como “una máquina de vender sushi y carne braseada”. O la invitación a Juan Grabois a volver a pelear: lo responsabilizó por un “trapito” que extorsionaba automovilistas y al que le encontraron droga.

El intendente se siente el impulsor de un cambio de paradigma en la ciudad y no descansa en su afán de contrastarlo con quienes se le oponen. La relación con el sector privado para concesionar espacios o servicios públicos es, en ese esquema, una de sus principales banderas. Pero la oposición la mira de reojo y no rehúye al debate. Lo que uno presenta como una confluencia público-privada para mejorar lo que no funciona o reducir el gasto, otros lo tildan de “entrega” o “venta” del patrimonio público.

El episodio de Villa Victoria se inserta dentro de esa controversia. Para mantener el inmueble, el municipio apeló a eventos privados que, según el propio jefe comunal, “convocan gente, generan dinero y reviven a la casa”. Sin importar si banalizan o no ese ícono cultural de Mar del Plata o el legado de su ilustre propietaria, la escritora Victoria Ocampo.

La discusión tiene otros frentes. El deportivo lo encabeza el estadio José María Minella, foco de polémica la semana que pasó después del multitudinario recital de Emilia Mernes y la crítica de Aldosivi al campo de juego que dejó. El estado de la cancha el día del debut del conjunto portuario en condición de local (en su regreso a la primera división) no distó sin embargo del que muestra hace más de un año: estuvo tan malo como siempre. Un papelón mayor hizo Vélez, el campeón, que debutó en un campo en pésimas condiciones a pesar de que el último concierto había sido el 22 de diciembre. Pende ahora una amenaza de la Liga Profesional de cambiar de escenario al equipo que no presente una cancha en condiciones.

Juan Manuel Cheppi, que además de dirigente de Aldosivi es concejal del Frente Renovador, le reclamó al Ejecutivo precisiones sobre el canon que pagó el recital de Emilia. Fueron exactamente $ 12.556.000. Bajo, como todos los que cobra la gestión de Montenegro para atraer espectáculos. Por la magnitud del show, irrisorio, según los críticos. El presidente del bloque oficialista en el Concejo, Agustín Neme, ha defendido el criterio más de una vez: importa menos el canon que el movimiento que se genera en la ciudad a partir del evento.


Vista aérea del campo de juego del estadio José María Minella tras el recital de Emilia Mernes. Foto Pablo Funes (@dronmardelplata).

Una de las imágenes del estadio José María Minella que circuló tras el recital de Emilia Mernes. Foto Pablo Funes (@dronmardelplata).


Mientras la foto aérea del campo de juego del Minella daba vueltas por las redes sociales y los medios, Montenegro firmó la convocatoria a la licitación nacional e internacional del estadio, el Polideportivo y los espacios comunes del Parque de los Deportes. Hay tiempo de sobra para que los posibles interesados lean el pliego de condiciones: la apertura de sobres recién será el 29 de abril.

El debate legislativo también se había caracterizado por una polémica relacionada con el canon (será de $ 120 millones después de los primeros tres años y se actualizará por inflación) y las obras que deberá realizar el concesionario, que no están especificadas en el pliego.

En el Concejo Deliberante ese capítulo ya se cerró. Ahora la prioridad del oficialismo son el presupuesto y las ordenanzas fiscal e impositiva, que terminarán de imponerse el miércoles. La sesión también incluirá autorizaciones para concesionar dos playas del sur, pero no incorporará el pedido de los empresarios del transporte de aumentar el boleto a $1.484,50: ni siquiera ingresó al Concejo, pese a que las facultades cedidas el año pasado a Montenegro para definir la tarifa ya volvieron al cuerpo deliberativo.

Transcurren, de todos modos, días en que la conversación pública local está contendida. Expectante a lo que resuelva Axel Kicillof. El gobernador aguarda la definición del Congreso sobre la suspensión de las PASO para tomar una decisión sobre el desdoblamiento electoral. Los propios ministros dan a entender que si no hay PASO las elecciones en la provincia serán un día distinto a las nacionales. Lo que modificaría los movimientos de varias piezas del tablero.

Hoy son todas especulaciones. El mandatario bonaerense estará el sábado próximo en Mar del Plata, donde se congregará su tropa de la quinta sección electoral. En la ciudad se alistan desde el diputado Gustavo Pulti y el dirigente de la CTA Raúl Calamante hasta el secretario general de la Uocra, César Trujillo, y el ex jefe del peronismo local, Juan Garivoto. No así Fernanda Raverta. La ex titular de Anses, que responde a Cristina y Máximo Kirchner, toma distancia de ese grito por un cambio de conducción. Pero procura hacerlo sin provocar una herida en la historia de militancia común que la vincula con el gobernador.

Está segura de que algunos gestos (menciones y fotos de algunos funcionarios) marcan que la relación personal no se rompió. Eso le otorga un convencimiento adicional: si es que en algún momento se libra la guerra, el primer frente de batalla no será Mar del Plata. Huelga decir que los supuestos despidos de la administración bonaerense de funcionarios que le responden no se han concretado.


Raverta toma distancia del grito por un cambio de conducción. Pero procura hacerlo sin provocar una herida en la historia de militancia común que la vincula con el gobernador.


En el PRO también está todo revuelto. Montenegro esta vez no salió en la foto de la reunión de la mesa nacional que encabezó Mauricio Macri. Participó por Zoom. Allí se decidió que en dos semanas habrá un encuentro de legisladores e intendentes de la provincia de Buenos Aires. “No se puede definir nada sin saber si habrá desdoblamiento o no”, repiten en su entorno.

Mientras, el intendente mantiene su estrategia. Incitó a Grabois para generar otro round sobre los “trapitos” y se declaró por extensión contra los limpiavidrios, pero no levantó la voz sobre la no inclusión de la pesca en el lote de beneficiados en la baja de los derechos de exportación. Las reuniones de funcionarios y concejales oficialistas con el sector no tienen eco en fotos ni en declaraciones. Escuchan el planteo, pero actúan sin tensionar con el Gobierno.

Que Montenegro y el PRO obren así ya no es novedad. Lo que empieza a evidenciarse ahora es que también los radicales de Maximiliano Abad se aferran a la cautela. Si el intendente busca agradar en la Casa Rosada, sus socios intentan al menos no desagradar. Hay que mirar cómo procedieron con la Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista. Salvo los de la rama “Diversidad”, no hubo en el radicalismo marplatense grandes expresiones de repudio al discurso de Milei en Davos (la participación del diputado provincial Diego Garciarena fue la excepción). Y algunos dirigentes que en otro contexto hubieran asistido a la marcha prefirieron no hacerlo. Conscientes de que en unos meses puede haber una confluencia electoral con La Libertad Avanza en la provincia.

“No necesitamos a los radicales”, rechazó por anticipado la concejal libertaria Cecilia Martínez. “Quiero pensar que los que marchen nunca van a venir a La Libertad Avanza y formar parte de una lista”, advirtió su compañero de bloque, Emiliano Recalt. Expresan la postura del sector más duro: el de Karina Milei. Pero Montenegro y Abad marcan los números de otros teléfonos. Descartar algo ahora es precipitarse demasiado.