La diferencia entre contratar rápido y contratar bien

Por María Hebe Christiani
En el competitivo entorno empresarial actual, encontrar y cuidar el talento adecuado no es una tarea sencilla. Sin embargo, muchas empresas siguen viendo el proceso de reclutamiento como algo para hacerse lo más rápido posible, realizandolo de forma improvisada y sin invertir el tiempo necesario. Acá te dejamos nuestras recomendaciones para no caer en este error común.
Como asesora de recursos humanos con años de experiencia, puedo afirmar con certeza que una estrategia de selección bien diseñada no solo ahorra tiempo y dinero, sino que también fortalece la cultura organizacional y mejora la productividad.
Uno de los errores más comunes en el proceso de contratación es no tener claro qué se busca. Para evitarlo, es fundamental definir con precisión el perfil del puesto. Responder a las cinco preguntas clave (¿Quién? ¿Qué? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Por qué?) ayuda a identificar las competencias técnicas y las habilidades blandas necesarias, permitiendo una evaluación más objetiva y alineada con las metas empresariales.
Además, conocer el mercado laboral es esencial para tomar decisiones informadas. No basta con saber qué necesita la empresa; también es crucial entender qué esperan los candidatos. Herramientas como LinkedIn o Talent Insights ofrecen una visión clara del panorama actual y permiten analizar las expectativas salariales, las habilidades más demandadas y las tendencias del sector.
Asimismo, realizar encuestas internas para comprender qué valora su equipo puede marcar la diferencia entre atraer talento de calidad o perderlo frente a la competencia.
Otro aspecto clave es la forma en que se presenta una oferta laboral. Una descripción clara, atractiva y amigable puede aumentar significativamente la cantidad y calidad de los postulantes. Los candidatos buscan más que un salario competitivo; desean un ambiente de trabajo saludable, oportunidades de crecimiento y una cultura empresarial alineada con sus valores. Por eso, crear descripciones de trabajo que reflejen estos aspectos es fundamental. Sin embargo, no basta con una buena descripción si no se utilizan los canales adecuados para difundirla. Limitarse a los portales tradicionales de empleo es un error costoso. Las redes sociales, las asociaciones profesionales e incluso las referencias internas son canales valiosos que pueden ampliar el alcance y mejorar la diversidad del equipo. Además, la tecnología permite automatizar y gestionar estos esfuerzos de manera eficiente, optimizando el tiempo del departamento de recursos humanos.
El proceso de selección debe ser riguroso, pero también empático. Implementar pruebas de habilidades reales es clave para validar competencias, pero también es vital realizar entrevistas que exploren el pensamiento crítico y la capacidad de resolver problemas. Involucrar al equipo en estas etapas proporciona perspectivas diversas y enriquece la toma de decisiones, lo que aumenta las probabilidades de encontrar al candidato adecuado.
Además, una práctica que no debe pasarse por alto es ofrecer retroalimentación a los candidatos. Un candidato que recibe comentarios claros, constructivos y oportunos, aunque no sea seleccionado, se lleva una imagen positiva de la empresa. Este gesto no solo mejora la reputación corporativa, sino que también puede abrir puertas para futuras colaboraciones. La transparencia y el respeto siempre rinden frutos a largo plazo.
Finalmente, ninguna estrategia de reclutamiento es perfecta desde el inicio. Evaluar indicadores clave como el tiempo de contratación y la satisfacción del candidato permite identificar áreas de mejora. La adaptabilidad es crucial en un mundo laboral en constante transformación. Las empresas que monitorean y ajustan sus procesos de selección están mejor preparadas para enfrentar los desafíos del futuro y mantener su ventaja competitiva.
En conclusión, invertir tiempo en un proceso de selección robusto no es un lujo, es una necesidad estratégica. Los empresarios que entienden el valor de atraer el talento adecuado tienen una ventaja competitiva indiscutible. No se trata solo de llenar vacantes, sino de construir equipos que impulsen el crecimiento y la innovación. Al final del día, el recurso más valioso de cualquier empresa siempre será su gente.
(*): Coach & Analista en Relaciones Laborales (RRHH).

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