La desgarradora carta de una madre: su hija murió y el joven que la atropelló se suicidó dos días después
La madre de Martina Miranda escribió un profundo mensaje en el Día Mundial de Victimas de Tránsito.
En la madrugada del domingo 14 de febrero de 2016, Martina Miranda, una joven de 16 años, volvía a su casa luego de celebrar el primer Día de los Enamorados de su vida junto a su novio, Franco. Eran las 4.40 cuando, al cruzar la Avenida Scalabrini Ortíz, en la intersección con Vera, en el barrio porteño de Villa Crespo, fue atropellada por el conductor de un Chevrolet Corsa gris que iba a toda velocidad. Franco vio todo: el joven que estaba al volante no sólo no frenó para asistir a la víctima, sino que además huyó en contramano por la avenida Corrientes.
Para Oscar y Silvia, los papás de Martina, su única hija, su “luz”, el dolor no tiene ni tendrá reparación. Luego de la tragedia, pasaron días de muchísima angustia porque el responsable de la muerte de “Martu”, como la llamaban, no aparecía, y eso les resultaba insoportable. Finalmente, tras diez días de búsqueda, la policía encontró un Corsa gris con la parte delantera abollada. Tenía cabellos de Martina en la trompa y sangre en el parabrisas. Pero no hubo tiempo para la búsqueda de justicia. Damián Villanueva, de 22 años, se suicidó dos días después de haberse convertido en el autor de la muerte de la joven.
Cada año, el tercer domingo de noviembre, se conmemora en todo el mundo el Día en Recuerdo de las Víctimas de Accidentes de Tránsito, instituido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2005. En Argentina, por año fallecen alrededor de 7 mil personas a causa de accidentes viales.
Silvia, la mamá de Martina, escribió en ocasión de esta fecha una sentida carta a la comunidad con un mensaje que debe ser escuchado por todos: “Algo debe cambiar”.
A continuación, la carta completa:
Hola, mi nombre es Silvia, Madre de Martina Miranda.
Desde el 14 de febrero del 2016, todos me conocen por ser mamá de Martina, un ángel más en el cielo, una estrella amarilla más plasmada en una avenida.
Martu tiene la estrella en Scalabrini Ortiz y Vera, en el barrio De Villa Crespo. La colocaron a los pocos días de que a Damián Villanueva se le ocurrió manejar y cruzarse en el camino de mi bebé. Nunca sabremos por qué después de matar a Martu se fue, escapó dejándola sola, tirada y muerta sin el más mínimo dolor humano. Demostró su cobardía, su poca humanidad, demostró que era un asesino, sí, un asesino al volante. Un asesino como tantos. Nos dejó solos y muertos en vida. Ella era…. No…ella es nuestra luz, nuestra única hija.
Con sólo 16 años le tocó partir sin tener otra opción. Martina tenía proyectos, sueños, amigos y familia que la amaban mucho, que la aman y extrañan horrores. Damián Villanueva, el asesino, no tenía nada porque no le interesó su vida ni la de nadie. Ni Fátima, su novia, le tenía cariño. Si no no lo hubiese dejado sólo esa noche, pensando que tal vez con la velocidad a la que iba podía estrellarse contra un poste. Y sí, ojalá lo hubiese hecho. Lo pensé en ese momento y lo pienso ahora. Él quería morir, nuestra hija no. Martu quería y tenía mucho por vivir y el muy cobarde -porque aparte de asesino fue cobarde- se mató acordándose dos días después de quitarnos nuestra vida.
El abogado de su familia me dijo una vez que sus padres estaban pasando lo mismo que nosotros. Yo le contesté que no, que estaba equivocado, ya que el hijo asesino que tenían decidió ahorcarse. Martu no tuvo elección, y si la hubiese tenido hubiese optado por vivir, amaba la vida y hoy estaría acá con nosotros, contando anécdotas de su viaje de egresados, preparando su fiesta de 5° año, haciendo el CBC de Medicina, porque quería ser forense. Qué paradoja, siempre soñé verla cumplir su sueño de ser forense, y sólo la vi con sus 16 años que la subían a esa fría camioneta morguera. Porque Damián Villanueva, su asesino, se encargó de que así fuera.
Acá en casa ya no se cumplen años, ya no hay navidades, ni días de la Madre ni Padre, sólo se cumplen días de ese maldito día. Siempre digo que ese día nos mataron a nosotros también, pero se olvidaron de llevarnos. Su ausencia duele mucho, duele saber que no la veremos ni la escucharemos más. Que solo nos quedan sus fotos y mensajes en el celu. En nuestros celu. Porque ese día, mientras ella yacía en el asfalto, le robaron su teléfono. Más cobardes se encontraron en su camino.
Pero ahora mirando la tele, “viviendo” más casos como el de mi bebé, veo tanta impunidad. Tanto manoseo en cada víctima, tanto pedido de justicia, tanto mendigar y sufrir de cada papá, de cada familiar, que me duele. Pero lo pienso…sí, lo pienso: Damián Villanueva, el asesino de Martu, nos hizo un favor ahorcándose. Pensamiento que duele… cómo duele…me hace sentir cobarde. Porque si no lo hubiese hecho, tanto pedido de justicia hubiese sido en vano, tanta justicia vacía hubiese sido matarla una y otra vez, matarnos una y otra vez. Duele el alma pensarlo, duele verlo con gente que pasa por lo mismo. Nada ha cambiado en los hechos viales,se sigue manejando alcoholizado, se sigue manejando al límite, se sigue destruyendo familias, se sigue dejando familias mutiladas en vida como en una guerra, porque las leyes siguen mirando hacia el costado. Tal vez, sólo tal vez algún día algo cambie para los demás, porque para nosotros ya no hay retorno. Ya fuimos sentenciados a perpetua. Agradezco de corazón a David Berstein y, Gabriel Becker, dos abogados que son seres humanos increíbles, que nos acompañaron y nos acompañan en este dolor. A Vivian Perrone, a madres y padres que conocí en este infierno que transitamos, que dan su apoyo aún con el dolor que llevan, a todas las ONG que luchan por un cambio. Y a cada amigo y familiar porque en ellos encontramos un gran apoyo. Si solo pudiera cumplir un deseo sería volver el tiempo atrás, pero como eso es imposible me gustaría mirar para adelante y ver que la muerte de Martu no fue en vano. Que la muerte de tantos en hechos viales no fue en vano. Algo debe cambiar.
19 de noviembre, Día mundial de Victimas de Tránsito.
Oscar y Silvia, papás de Martina Miranda
Asesinada el 14 de febrero del 2016.
Villa Crespo, CABA.
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