por Víctor Molinero

 

 

Si bien los hinchas de Aldosivi recuerdan con cariño aquellos años de localía en Ministerio, vale aclarar que el sueño de la cancha propia llegó bastante más tarde y fue efímero.

En efecto, más allá de sentirse como en casa en la cancha instalada en la que luego fue conocida como la “Manzana de los circos”, Aldosivi no era dueño de ese escenario, perteneciente al ya desaparecido club Ministerio de Obras Públicas.

A comienzo de los 90, la dirigencia aldosivista puso en marcha un proyecto que terminaría por concretar finalmente el sueño de la cancha propia.

Todo surgió en una de las tantas cenas que aquella comisión directiva solía compartir, donde surgió el nombre de un par de empresarios que tenía unos terrenos a la venta en el puerto, en una vieja cantera instalada sobre la hoy denominada avenida De los Trabajadores y Vértiz.

Finalmente sería uno solo quien haría la operación inmobiliaria: el empresario y promotor boxístico Mario Margossian.

En octubre de 1991, en el restaurante Amigos de otro personaje siempre vinculado a Aldosivi como “Pepe” Suárez, por entonces instalado en Figueroa Alcorta y Elcano, se firmó la compra de los terrenos que ya venían siendo cedidos al club en alquiler en los meses previos.

Margossian se quedó, en parte de pago, con la sede de Elcano y Bermejo.

 

Mario Margossian, el vendedor

 

Margossian recuerda hoy cómo fue aquella negociación con los empresarios portuenses ligados al club.
“Nosotros en ese terreno habíamos armado un lugar para practicar golf. Recuerdo que tuvimos un millón de inconvenientes con la Municipalidad para habilitarlo. Nos pusieron muchas trabas. Al final lo abrimos pero no funcionó”, señala el hoy promotor boxístico, de los más renombrados del país.

“Oscar Salerno vino y dijo ‘te compro los terrenos’ y fue una batalla campal esa negociación ja. Conmigo se portó bien pero tiró de la soga hasta el final ehh. Me acuerdo que el día del arreglo en el restaurante de Pepe Suárez, estaban todos los empresarios importantes del puerto. Había una batalla de egos tremenda ahí. Arreglamos y delante mío, en la misma mesa, acordaron la parte que iba a poner cada uno para la compra de los terrenos”, recuerda.

“Me dieron la sede del club en parte de pago y el resto en cuotas. En efectivo ahí no vi un peso en realidad. Tardé como cinco años en cobrar pero tengo que decir que Salerno conmigo finalmente se portó bien. Tardó muchísimo en pagarme pero lo hizo”, admite.

“Además con la venta estaba acordado que en el futuro ellos me iban a recomprar la sede. Y así fue. Primero se las alquilé un tiempo y después hicimos la venta. Con los terrenos de la cantera pasó lo mismo, primero se los alquilé como un año y medio antes de la venta”, aclara.

Durante meses, agrupaciones de hinchas organizaron peñas los viernes para dar una mano. Así, semana a semana se acercaron al club, bolsas de cemento, latas de pintura, materiales. Reconocidos empresarios del puerto también hicieron su valioso aporte.

Inauguración, título, Delarroca y Rizzo

 

Dos años después de la compra, Aldosivi se dio el gran gusto de estrenar su cancha.

Aunque antes tuvo que sortear un último “inconveniente”. Un par de noches previas al debut, llegó “el dato” sobre un grupo de personas que había robado una camioneta vieja de un viejo corralón municipal con la intención de tirarla desde Vértiz sobre el techo de la platea de la nueva cancha.

“Pepe” Otalepo, por entonces dirigente del club, recordó el contratiempo.

“Por suerte pudimos hacer contra inteligencia, los muchachos de la hinchada hicieron guardia en las adyacencias del estadio y pudieron frustrar ese atentado”, confió.

“Esa gente -agregó- alcanzó a tirar cuatro o cinco botellitas de gaseosa chicas con aceite que no hicieron mucho daño y Miguel Di Bartolomeo (NdR: entonces canchero, luego recorrió el país relatando las campañas de Aldosivi en distintas transmisiones partidarias) pudo disimular con pintura antes del partido”.

 

El domingo 17 de octubre de 1993, por la vigésima fecha del torneo “80 Aniversario” de la Liga Marplatense de Fútbol, el club portuense disfrutó una verdadera fiesta con la inauguración del estadio “Adolfo Luis López”, nombrado así en homenaje a un gran dirigente y expresidente de la institución.

Tras el emotivo acto inaugural, el bautismo de “juego” se dio con un triunfo 2 a 0 ante Libertad para seguir al frente del campeonato, tres puntos por delante del gran rival: Alvarado.

El primer gol en el “Adolfo López” tenía que ser de él, un hombre que se cansó de hacerlos con la camiseta de Aldosivi y que estaba ya sobre el final de su carrera.

“Fue un tiro libre de Horacio De Pedro, hubo un rebote y me quedó la pelota dentro del áera chica para empujarla”, cuenta Oscar Delarroca, autor del 1-0 parcial ante Libertad.

Veintisiete años después, Oscar rescata a dos personas muy vinculadas a sus afectos ante el pedido de algún recuerdo de la cantera.

“Mi viejo tenía una empresita de la construcción y le hacía laburos a Oscar Salerno así que fue él el que colocó todo el alambrado perimetral de la cantera”, aporta.

“Cuando jugaba en Aldosivi tenía siempre a un tipo que me gritaba y era mi hincha número uno. Siempre atrás del arco alentándome estaba”, cuenta.

“Un día viene el “Turco” Ventana y me dice que había un hincha que se quería sacar una foto conmigo pero que no se animaba. Era el mismo. ‘Lo conozco es el muchacho de bigotes que siempre me alienta’, le dije. Era Miguel Di Bartolomeo. Me abrazaba y estaba emocionado ese día”, agrega.

“Después Miguel fue canchero en la cantera y el día de la inauguración me dijo que yo tenía que hacer el primer gol ahí. ‘Me voy a poner atrás del arco porque nadie más que vos puede ser el que haga el primer gol’ me dijo. Cuando lo hice, ni bien le pegué a la pelota, lo veo a Miguel con medio cuerpo adentro de la cancha, por sobre el alambrado gritándome. Después terminamos forjando una amistad muy linda”, destaca para el recuerdo de Di Bartolomeo, fallecido un año atrás.

El propio Horacio De Pedro, a los 42′ del complemento le puso cifras definitivas al match. El defensor central recibió el balón en el círculo central, superó a dos rivales en su avance y desde más de 30 metros sorprendió con un remate rasante que se filtró por debajo del cuerpo de Mujica.

 

Jugado el 17/10/1993

20° fecha de la LMF

 

Aldosivi 2
Molteni; Bianchi, Giovagnoli, De Pedro y Cortadi; Giustozzi, Vega, Perissé y Corti; Ríos y Delarroca.

 

Libertad 0
Mujica; Bengoa, Plaza, Torrente y Falaschini; Argüeso, Estévez, López y Larroquet; Montenegro e Iparraguirre.

 

Goles: en el primer tiempo, 44′ Delarroca; en el segundo tiempo, 42′ De Pedro.
Cambios: Débole por Perissé, Cunningha por López y Hormaechea por Ríos.
Estadio: Adolfo López.
Arbitro: Ramón Vicentella.

 

Aldosivi ganaría los siguientes dos partidos en su cancha (4-0 a Independiente y 3-1 a Boca) para terminar consagrándose campeón invicto en “la cantera” una fecha antes del final del torneo, con victoria 2-1 ante River gracias a los goles de Alejandro Débole y Claudio Bianchi.

Osvaldo Rizzo es otro de los grandes ídolos aldosivista que dejó su huella en la cantera. El talentoso volante marcó 9 goles allí y arrancó aplausos con cada sutileza.

“Un recuerdo especial que tengo es haber salido campeón en la cantera en el 93, cuando le ganamos 2-1 a River. Porque además teníamos al “Negro” Artero que además de ser un gran técnico en un tipazo y yo lo quería mucho”, valoró.

Cuatro partidos, cuatro triunfos, un título. El “Adolfo López”, con su particular escenografía, enclavado en un “pozo”, con una pared de piedra y una sola entrada, asomaba ya como un reducto inexpugnable.

 

 

Remodelación, regreso y Nacional B

 

Sin embargo, Aldosivi no volvería a jugar allí hasta 1997, con su equipo profesional ya instalado en el Nacional B.
En el medio la dirigencia encaró reformas, que incluyeron las tribunas de cemento y acondicionó la cancha para poder jugar un torneo de la envergadura del Nacional B.

No obstante, el Coprosede de aquella época no estaba de acuerdo en habilitar ese estadio, que seguía teniendo un solo ingreso y una particular escenografía en forma de pozo.

Según recuerda Otalepo, fue clave la intervención de Eduardo Duhalde, que era el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, para destrabar la situación.

“El Coprosede no quería saber nada con habilitarnos la cancha pero hubo algunos contactos políticos que nos permitieron hacer llegar nuestro pedido a Duhalde y él -que era futbolero- fue quien nos terminó dando una mano grande”, afirmó.

El 2 de marzo de 1997 Aldosivi volvió a utilizar su estadio y por primera vez lo hizo por el Nacional B, al que había llegado en 1996 tras ganarle dos duelos directos por una plaza a Alvarado.

El reestreno no fue feliz esta vez. San Martín de Tucumán le ganó 1 a 0 con gol del chaqueño Juan Carlos Bermegui (había pasado por Kimberley y llegaría a Aldosivi en 2003). Ese día para el elenco tucumano jugó también Fabio Radaelli, hoy coordinador del fútbol infanto juvenil del club portuense.

De todas maneras Aldosivi revirtió ese mal resultado y volvió a dejar en claro el poder de esa localía, donde árbitros y equipos visitantes debían atravesar una suerte de manga de alambrado de unos setenta metros, entre la zona de vestuarios y la cancha, que pasaba junto a una de las cabeceras. Cuanto menos intimidante.

“Nos hacíamos muy fuertes ahí porque la gente se hacía sentir muchísimo. El vestuario estaba como una cuadra de la cancha y recuerdo que un partido que terminó con todos los jugadores a las piñas durante esos 100 metros. Una locura”, afirma “Tita”.

“El gol que más recuerdo es uno de chilena que le hice a Olimpo que para mi fue de los mejores que hice en mi vida”, destacó Rizzo.

En esa temporada, su primera en el Nacional B, Aldosivi jugó otros seis partidos en “la cantera”. Le ganó a Cipolletti (1-0), Gimnasia de Concepción del Uruguay (3-0), Chaco For Ever (1-0), Instituto (3-1) y Douglas Haig (2-1) e igualó con Atlético Tucumán (1-1).

Los equipos tucumanos fueron una piedra en el zapato de la historia de Aldosivi en el “Adolfo López”. Pasaron por allí y se fueron invictos en cuatro cotejos, siendo además los únicos que pudieron ganar en el marco del Nacional B.

En efecto, Atlético Tucumán le endosó al dueño de casa la segunda y última derrota allí por el torneo de ascenso, cuando el 30 de noviembre de 1997, por la temporada 97/98, le ganó 3 a 2.

En ese mismo torneo San Martín regresó a “la cantera” y rescató un empate 2 a 2.
No corrieron la misma suerte otros como Instituto, Belgrano, Godoy Cruz u Olimpo, por citar a algunos.

 

Los goles de “Luli” Ríos

 

Marcelo Rios, con 13 goles, fue el máximo goleador en la cantera. “Tengo los recuerdos más lindos de esa cancha. Nos hacíamos muy fuertes ahí. Todos los que equipos que venían se sentían incómodos porque la cancha era chica, el piso estaba malo, pero para nosotros era como La Bombonera”, recuerda el “Luli”.

“Era una cancha complicada para la gente, por los accesos. Por eso siempre había problemas para habilitarla”, agrega.
De los goles que hizo Ríos se queda con el que le hizo a “Douglas para salvarnos del descenso en el primer Nacional B”. “También el que le hice a Belgrano en un 4-1 arrancando desde mitad de cancha; uno ante Villa Mitre con la camiseta roja y blanca, la alternativa u otro de cabeza a Douglas el día que en el preliminar se murió el pibe Ezequiel Zapatosky. Ese día estábamos sin ganas de jugar y hubo que salir a la cancha igual. Fue muy duro y triste todo”, agrega.

Por esos años Aldosivi supo reunir a un puñado de jugadores que quedarían en la historia del club.
“Tata (Andrés Bogado) estaba intratable en esa época. Las diabluras de Pablo (Corti) por la derecha eran inolvidables. Teníamos a Tita (Rizzo), Dani Valdés, Martín Ruiz, César Ortega…Había cuatro o cinco jugadores de afuera y el resto éramos de acá. Había mucho sentido de pertenencia y eso nos hacía más fuertes. Por eso llegamos lejísimos en aquella final con Belgrano aunque me parece que como club no estábamos preparados para una primera división”, reconoce quien ahora trabaja en las inferiores del club portuense.

En las temporadas siguientes, con la llegada de Jorge Solari, se apostó a jugar en el estadio José María Minella en el marco de un proyecto para captar más adeptos en el resto de la ciudad. Para entonces, además, la cantera ya había sufrido tres trágicas muertes y los organismos de seguridad no querían saber nada con que se jueguen partidos importantes allí.

Además de la muerte de Zapatosky se habían tenido que lamentar los fallecimientos de la joven María José Cepeda tras caerse de una tribuna y de Pedro Pica de un paro cardíaco, afectado por los disturbios generados entre hinchas y policías luego de un partido ante Huracán Corrientes.

 

Canteranos en la cantera

 

En 1997 Aldosivi volvió a jugar en el “Adolfo López” por los torneos de la Liga Marplatense de Fútbol, aunque por entonces, ya con su plantel profesional instalado en el Nacional B, los campeonatos locales los afrontó con equipos juveniles.

 

Eloy Bernaola, Diego Becchi, Javier López, Carlos Ortega fueron algunos de aquellos pibes que hacían sus primeras armas y que luego jugarían Argentino A o B Nacional.

En esa primera temporada del regreso, el equipo no tuvo un buen campeonato y perdió cuatro de los nueve partidos disputados en “la cantera”. Así se dieron el gusto de ganar en el puerto Kimberley (3-2 en un partido que terminó con incidentes), Atlético Mar del Plata (2-0), River (2-0) y San Isidro (4-1).

En 1998 disputó apenas tres partidos de Liga y no perdió.

En 1999 jugó más. Fueron once cotejos con la particularidad que en tres de ellos fue “visitante” ya que alquilaban su localía los otros dos elencos portuenses: Banfield y Talleres.

Contra el “taladro”, que fue “local” dos veces en “la cantera ese año, perdió el único partido del 99 allí, 2-1 el 29 de mayo.

En el 2000 apenas jugó dos encuentros y los ganó.

Sin embargo, por entonces la dirigencia ya estaba tramitando en absoluta reserva la venta del estadio.

El 3 de junio, en un 3-0 ante Nación disputó su último partido oficial. Hubo programado uno más, frente a Deportivo Norte, pero la lluvia que hizo suspender dos veces esa fecha lo dejó trunco. Para cuando el clima lo permitió, Aldosivi ya había vendido su cancha y el cotejo se disputó en Al Ver Verás.

El 5 de julio la dirigencia oficializó la operación de venta.

“Primero se había acercado Walmart, que hace una oferta y hasta deja la seña. Eso igual se terminó cayendo porque ellos querían que cambiemos la nomenclatura catastral y no se pudo. Ahí apareció Cencosud, que compró y dejó otro millón de dólares a cobrar cuando se cambiara la nomenclatura”, confiesa Otalepo sobre los pormenores de aquella operación.

“Hubo una reunión previa de la Comisión Directiva en la que quedó claro que no íbamos a poder habilitar la cancha ahí para jugar el Torneo Federal A. Ya habíamos tenido tres muertes y el Coprosede se había puesto duro. Nos pidieron una escalera que hiciera las veces de segundo acceso por el lado de las piedras y extender el techo de la platea hasta el alambrado. O hacer una calle de salida a través de la fábrica de Moscuzza. Era imposible. Fue una decisión terrible aprobar la venta pero no quedaba otra. En realidad fue histórico que nos dejaran jugar un tiempo en una cancha que estaba metida en un pozo””, entiende no muy lejos de la realidad.

Aldosivi se había dado el gusto de tener una localía muy particular. Imposible pensar con las reglas de hoy en día que se pudiese habilitar un escenario así.

Hace dos años el club portuense compró siete hectáreas frente al Cementerio Municipal pensando en la construcción de una nueva cancha propia. Desde entonces un nuevo sueño se puso en marcha para sus hinchas.