La anexión rusa en Ucrania agravará la guerra y elevará la presión de Occidente, afirman analistas
El presidente ruso, Vladimir Putin, formalizó ayer la adhesión de las provincias de Donetsk y Lugansk, en el este ucraniano, y Jerson y Zaporiyia, en el sur.
El presidente Vladimir Putin.
Por Camil Straschnoy
La anexión decretada por Rusia de cuatro regiones ocupadas de Ucrania agravará la guerra porque habilita al Kremlin a enviar más soldados y refrendar la amenaza del uso de armas nucleares para defender un territorio que ahora considera propio, y al mismo tiempo impulsará a las potencias occidentales a incrementar el apoyo armamentístico y económico a su aliado Kiev, coincidieron analistas.
“Lo que se va viendo a lo largo de todo este tiempo es que Putin, en vez de ir en una dirección que ayude a disminuir el conflicto, va hacia el otro lado. Y no hay que olvidar la referencia a la posibilidad de usar armas nucleares. De hecho, (en su discurso de ayer) habló de una ‘guerra total’”, afirmó a Télam el historiador Martín Baña, especialista en Rusia.
“Llegado el caso, y eso supone la posibilidad de que Ucrania quisiera recuperar esos territorios, el putinismo se siente en libertad de acción de poder utilizar las armas que consideren necesarias para defender esos territorios”, añadió el investigador del Conicet.
“Estamos en un escenario en donde el conflicto no parece tener un fin, ni a corto ni a mediano plazo. Porque del lado ucraniano, que está siendo apoyado estratégica y materialmente con armas por parte de países como Estados Unidos, tampoco hay una decisión de retirarse vencido”, alertó.
En ese sentido, y como primera respuesta a las anexiones rusas, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, anunció que su Gobierno firmará una solicitud de adhesión acelerada a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). El Kremlin lanzó la invasión el 24 de febrero pasado justamente con el objetivo declarado de que la ampliación de la alianza militar no llegue hasta la puerta de su territorio.
Volviendo al lado ruso, la firma de la anexión de territorios ucranianos “cumple tres objetivos para Putin”, indicó a esta agencia Jessica Genauer, profesora de Relaciones Internacionales en la Universidad de Flinders (Australia).
“En primer lugar, permite movilizar hombres dentro de estas regiones para luchar en la guerra. En segundo lugar, permite enviar hombres desde Rusia, ya que las fuerzas movilizadas solo pueden ser enviadas a territorios dentro de Rusia, a menos que se declare una guerra. Putin todavía no lo hizo y sigue refiriéndose a la guerra como una ‘operación militar especial’”, explicó.
Y completó: “En tercer lugar, Putin está desesperado por poder declarar algún tipo de resultado concreto. Sabe que Rusia está flaqueando militarmente y necesita tener una forma de declarar una victoria. Espera que la declaración de la anexión sea una señal para la población de que se están logrando algunos avances concretos en Ucrania”.
En sintonía, el politólogo alemán Stefan Wolff consideró que tras la anexión Moscú “intensificará” su presencia militar con mayores fuerzas desplegadas como parte de su “movilización parcial” de reservistas y una “escalada con ataques de largo alcance contra infraestructuras críticas en Ucrania, incluyendo infraestructuras civiles”.
“Rusia también destinará más tropas a la defensa del territorio que tiene en su poder; no habrá mucha ofensiva rusa, excepto quizás en la región de Donetsk. Pero más tropas frenarán el avance ucraniano”, agregó el profesor de Seguridad Internacional en la Universidad de Birmingham (Reino Unido).
Los analistas coinciden además en que las potencias occidentales no repetirán la inacción que mostraron en 2014, cuando Moscú incorporó a su territorio a la península ucraniana de Crimea, también tras un cuestionado referendo.
“Hay una comprensión de que la falta de una respuesta adecuada en 2014 fue un error. El nuevo paquete militar de 1.100 millones de dólares que acaba de anunciar Estados Unidos, sumado a una nueva ronda de sanciones, son prueba de ello”, resumió Wolff.
“Tras la anexión de Crimea en 2014 vimos que los países occidentales impusieron sanciones menores contra Rusia. Sin embargo, tras la invasión a gran escala de este año, hubo una serie de sanciones sin precedentes, por lo que estamos en un contexto diferente”, compartió Genauer y anticipó que además de las represalias económicas contra el Kremlin, se espera ahora “un mayor suministro de armas y ayuda a Ucrania”.
“Está claro que tanto Europa como Estados Unidos han tomado hoy una posición que es la de no permitir que Rusia siga avanzando sobre el territorio ucraniano y ofrecer medios para colaborar con que eso no suceda”, dijo Baña en coincidencia.
Explicó además que “el escenario es distinto, incluso en la propia Rusia”: “Cuando se anexó Crimea en 2014 hubo un apoyo genuino y popular a esa decisión. Hoy eso ya no se ve, más bien hay indiferencia o incluso algunas muestras de descontento que son rápidamente reprimidas por parte del gobierno”.
Estas protestas están impulsadas ante todo por grupos de mujeres y los jóvenes “que se informan por canales que van más allá de la de la propaganda oficial, como las redes sociales” y para quienes “la Unión Soviética es algo tan lejano como las pirámides de Egipto”, precisó el historiador.
Pero aclaró que, más allá de eso, “Putin sube cada vez más la apuesta”. “Para él, Ucrania forma parte de una ‘Rusia histórica’ que nunca se tendría que haber desintegrado y ahí hay una suerte de justificación espiritual, cultural e incluso moral que no está dispuesta a abandonar”, concluyó.