Esta temporada, la actriz y comediante Kitty Locane desembarcó en Mar del Plata con “El Plan”, una obra en la que tiene un rol protagónico y que, hasta el 16 de marzo, será parte de las propuestas del teatro comercial en el escenario del Teatro Santa Fe. 

Divertida, fresca, siempre amiga de la sonrisa, Kitty cuenta cómo piensa y siente el teatro y el arte en general, una actividad a la que le pone todo el empuje posible y que añoraba desde sus tiempos de niña, cuando vivía en el predio del cementerio en el que trabajaba su papá.

“De chica quería tener mi banda musical, me ha pasado que estuve dos meses sin trabajar y lo necesito, el artista necesita expresarse de alguna manera, como sea, porque si no me agarra ansiedad“, indica en una entrevista con LA CAPITAL

Y cuenta que el género de la comedia, con la que llega desde hace varias temporadas, “se fue dando”. “Me encanta y de hecho le pongo mucha pasión, la verdad es que disfruto muchísimo, he actuado fracturada, con fiebre pero el show siempre continúa, es verdad que es mágico, por ahí estás atravesando problemas pero mágicamente se te pasa todo mientras estás haciendo la función”.

No es muy playera, pero en Mar del Plata le gusta pasear.

“Todas las funciones son diferentes, a veces tenés una función que está más baja, en la que por ahí el público no responde como estamos acostumbrados, es que desde el escenario nosotros vemos y escuchamos todo, es una energía mutua“, sigue la actriz, que este año comparte escenario con Mónica Farro, Chiqui Abecasis y Alejandro Müller. Es una producción de Aldo Funes.

“Somos un elenco que se lleva muy bien. Notamos que la obra funciona, la gente nos espera en la puerta, estoy muy contenta”, sigue sobre la experiencia de este verano 2024, en la que le tocó interpretar a una psicóloga que tiene que destrabar una crisis que afecta a uno de los personajes masculinos.

Kitty, quien decidió parirse artísticamente a partir de su amor por el personaje Hello Kitty y adoptó ese nombre, reconoce tener una amplia llegada a las infancias y admite su fervor por Mar del Plata. “Vengo desde hace doce años, entre tres y cinco meses, no soy de ir a la playa, acá me dedico solo a la función, a la obra y nada más. Me encanta pasear”.

Aunque el teatro no es su única pasión: pinta cuadros y esculturas desde hace varios años, incluso llegó a ambientar la decoración de una obra que también produjo Funes. “Me gusta todo lo relacionado al arte y a la música, tengo piano y guitrarra pero no estoy tocando”, admite.

Y entre risas, sin recuerdos que obturen su memoria, evoca su infancia en la que vivió junto a su familia en la casa del cuidador del cementerio, que era su papá. “Es loco lo que voy a decir, a mi los cementerios me encantan, veo uno y digo ‘qué lindo, me gustaría pasear por ahí a ver cómo es’. Me crié en un cementerio, me gusta la arquitectura, las bóvedas, me parece muy divertido, de chiquita jugaba ahí. En mis vacaciones me lavantaba a la mañana temprano e iba con mi papá a visitarlo, me sabía todos los recovecos de todos lados, a las seis de la tarde se cerraba y era la diversión, nos íbamos a jugar con mi hermano” entre las tumbas.

Admite que en su casa “las puertas se abrían” solas pero que ella tenía su “mundo”. “Cuando comencé la carrera (de actriz) viví unos dos años más, para mi era como un parque gigante donde podía salir y jugar, de grande tomé conciencia, cuando ya no vivía ahí, era normal para mi”, finalizó.