Por Natalia Prieto

Diálogos con perros muertos, venta de candidaturas, soluciones mágicas y enemigos fácilmente identificables, algunas de las características que revela el periodista Juan Luis González en su libro “El Loco. La vida desconocida de Javier Milei y su irrupción en la política argentina”.

El mismo fue presentado en ADUM, en una charla que se desarrolló en el marco del #ChoriCultura, la propuesta del gremio para “profundizar los debates en torno a las agendas públicas”.

El autor, que escribe también todas las semanas en la revista Noticias, invitó a la reflexión: “Pensemos antes de votar que Javier Milei es alguien que toma decisiones en base a sus charlas con perros muertos, en base a su diálogos con muertos y con Dios y en base a su gabinete de perros clonados que los tiene divididos en áreas”.

Así, se preguntó “¿qué pasa en un país inestable si lo gobierna un líder inestable?” y no descartó que gané en las próximas elecciones.

Este es el diálogo que mantuvo con LA CAPITAL:

– ¿Cómo definirías a”El Loco”, qué clase de libro es?

– Es una biografía política que abarca aspectos desconocidos de la vida privada de Javier Milei con la política, que en su caso está muy relacionada porque hay que intentar entender a Milei, a los votantes de Milei, a La Libertad Avanza (LLA) en su real dimensión, que está muy lejana de lo que dice que es. Tuvo una vida terriblemente difícil, que nadie merece, y ahí hay un hilo: un chico solo, esa soledad que lo acompaña toda la vida y como le rompe la cabeza la muerte del perro Conan y eso lo hace entrar en lo místico. Y eso lo lleva a la charla con Dios y eso lo lleva a meterse en política. Es un camino muy impresionante, pero que une soledad con uno de sus rostros que va en la boleta presidencial.

– Es muy mesiánico todo.

– 100 por 100, recontra mesiánico. De hecho él es el único de La Libertad Avanza y la hermana que estaban convencidos que iba a ganar en las PASO porque Dios se lo dijo. Lo que es grave, porque todo el espacio no pensaba que iban a sacar los votos que sacaron y no se preparaban para gobernar ahora si les toca.

– ¿Cómo fue el trabajo, tuviste alguna entrevista directa con él? Porque tengo entendido que no les habla ni a vos ni a la editorial Perfil.

– Le ofrecí hablar y no quiso. Rompió con la revista Noticias y conmigo, dice que con Perfil tiene problemas desde con su propietario hasta con el último trabajador. Es una lógica muy totalitaria. Hice una reconstrucción con allegados, con su círculo, con compañeros del colegio primario y secundario, también con compañeros de trabajo del padre.

– Decís que Javier Milei y LLA no son lo que muestran, entonces ¿tienen un doble discurso al estilo de los partidos políticos tradicionales, lo que llama la casta?

– Total. Uno de los andariveles del libro es tratar de entenderlo a él y el otro es desnudar a La Libertad Avanza desde el vamos, desde que Milei llega a la política empujado por su sponsor Eduardo Eurnekian. Ahí ya tenemos lo que él mismo llamaría un “empresaurio”, un empresario contratista del Estado, que lo lleva con un fin político que era medio su polémica con el gobierno macrista. Y como se arma la primera LLA, la compra de cargos, el trueque con negociados muy turbios, un tipo que es nazi. Ese es uno de los propósitos de libro, el espacio se presenta como anticasta y está lleno de casta, la “casta base” como dicen, es la resaca de la casta, es gente que estuvo y no les dio el pinet. Dicen que son liberales y tienen una pata negacionista, nacionalista, fascista. No son nuevos. Ni Milei es nuevo, porque trabajó de 2011 a 2015 con (Daniel) Scioli, con (Sergio) Massa, con (Federico) Sturzenegger.

– Ya habías focalizado en él, ¿pero pensaste que podía sacar tal caudal de votos en las PASO?

– Sí, siempre me lo imaginé en el balotaje. Y creo que la nueva derecha es un nuevo fenómeno, lo digo en el libro, que se imprimió en mayo así que me avala el archivo: si bien hay cosas que lo potencian, como la inflación y la inseguridad, la nueva derecha representa bien este momento del capitalismo. El papa Francisco lo llama la cultura del descarte, es gente que quedó descartada. La derecha es ideal para ellos. Milei le pone cara a un fenómeno que venía desde antes y nadie había registrado, como los laburantes de Rappi o los chicos de 16 a 30 que no se sienten parte de la agenda progresista.

– ¿Milei es el emergente de una sociedad rota, como dicen algunos?

– Hay algo ahí, no sé si 100 por 100. Fijate que él es un hombre solo, roto, que tuvo su primer amigo a los 30 años, su primera pareja a los 47, que pasó 13 Navidades y Años Nuevos brindando solo con el perro. Conecta con gente que está enojada, asustada. (El periodista) Carlos Pagni dice que Milei sufrió bullying toda la vida y que conecta con la gente que siente que la política le hace bullying porque no le resuelve los problemas. Hay una conexión.

– ¿Ese mesianismo de Milei, no lo conecta con el kirchnerismo, con la cuestión dogmática?  

– Javier Milei es un líder populista. Quizás estamos acostumbrados en la región al populismo de izquierda y él es de derecha. La lógica, si le cambiás los nombres, es la misma: los enemigos fáciles de identificar, que son los culpables de todos los males de la Argentina, la casta y el Estado que la casta controla, que una vez que se corran Argentina crece automáticamente. Parecido a lo que hacían con Clarín y Estados Unidos, más soluciones mágicas como dolarizar o vouchers para la educación, cerrar los ministerios. Es un combo populista clásico.

– ¿Cómo crees que le irá en las elecciones, puede ganar?

– Creo que puede ser Presidente de la Nación, no sé si ya o en balotaje.