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Interés general 20 de abril de 2020

José Hernández y las islas Malvinas

La usurpación del territorio de las islas Malvinas por parte de los ingleses fue, desde el principio, zona de pensamiento por parte intelectuales y escritores argentinos. Un repaso por las ideas del autor del Martín Fierro.

*Por Mónica Bueno
Universidad Nacional de Mar del Plata

 

“Existe una cita secreta entre las generaciones que fueron y la nuestra”

Walter Benjamin

 

La usurpación del territorio de las islas Malvinas por parte de los ingleses fue, desde el principio, zona de pensamiento por parte intelectuales y escritores argentinos. Es posible hacer una genealogía de esos posicionamientos fundada en una tensión entre la colonización del imaginario y un pensamiento propio, autónomo y anticolonialista. Intentamos armar y revisar esta genealogía que construye una tradición cultural en la Argentina.

La soberanía de las islas Malvinas ha estado en conflicto desde 1833 entre el Reino Unido y la República Argentina. La historia del archipiélago está marcada por una serie de desembarcos, enfrentamientos y tomas de posesión desde mediados del siglo XVIII cuando las flotas británicas y españolas se enfrentaron por causa de los sucesivos desembarcos ingleses. Sin un claro vencedor, España logró la retirada de los británicos en el marco de acuerdos. En 1820, el gobierno de la provincia de Buenos Aires envió una fragata a tomar posesión y reafirmar sus derechos en las Malvinas. Desde 1823, el gobierno concedió a Luis María Vernet la explotación de recursos de las islas. El 2 de enero de 1833 arribó a las islas la fragata de guerra británica HMS Clio, al mando del capitán John James Onslow, quien tomó posesión a en nombre del Rey del Reino Unido.

La ocupación de las islas, después de un siglo y medio, por parte de las fuerzas militares argentinas en plena Dictadura el 2 de abril de 1982 es la causa de una guerra que se extiende hasta el 14 de junio de ese año, día de la rendición argentina y restablecimiento de la administración británica. “Existe una cita secreta entre las generaciones que fueron y la nuestra” declara Walter Benjamin. Esta cita secreta convoca en este presente y sobre la cuestión Malvinas en Argentina, un nombre propio conocido, José Hernández.

El periodista José Hernández

¿Qué tipo de periodismo es el de Hernández? Combativo, partidario, ruralista. Halperin Donghi lo define taxativamente en su libro José Hernández y sus mundos “periodista del montón, de este participante de segunda fila en la enmarañada vida política de su tiempo” (Halperin Donghi 1985). Sin embargo, la excepcionalidad es una condición que se muestra al final de una vida: este “periodista del montón” irá definiendo su escritura -los atributos de su “vida puesta en obra”- que lo llevará a encontrar en la ficción su mejor estrategia de denuncia. La primera persona del gaucho Martín Fierro será su donación fictiva de la voz del otro.

Reflexiones sobre política internacional

En varios artículos José Hernández se refiere a la situación de Argentina en política internacional. En algunos de ellos, analiza la Guerra del Paraguay y la situación con Brasil. En una Nota en El Río de la Plata del 6 de noviembre de 1869, el periodista apunta a una crítica a los gobiernos argentinos en esa materia: Es necesario que seamos lógicos en las teorías y en las prácticas de la democracia.

Desde luego, la democracia condena esos misterios de que suelen rodearse nuestros gobiernos en las combinaciones de su política inter¬nacional, y que son más propios del autócrata de Rusia, que del gobierno constitucional de un Estado republicano (Hernández, J, 2018, vol 2, 470).

La perspectiva se funda en su posición cerca de la democracia pero también en lo que Hernández denomina en algunas de sus notas “la misión de la prensa” que enlaza con una noción de “pueblo” deudora de la Revolución Francesa. De ahí que la tríada periodismo, pueblo y política se constituya en su dispositivo de análisis, la marca de su mirada sobre las cosas de su tiempo. Es por eso que la cuestión de las islas Malvinas sea, para José Hernández, un punto fundamental.

Las islas Malvinas

El 19, 20 y 21 de noviembre de 1869 el Río de la Plata publica la carta que Augusto Laserre le prometiera a José Hernández, dividida en tres notas. “Interesante” la llama Hernández. Es la carta de un hombre que ha estado en las islas y el relato de su experiencia implica, para el periodista, la manera en la que va a dar cuenta de su propia posición frente al territorio usurpado: Empezamos hoy en la primera página la publicación de una interesante carta descriptiva de un viaje a las Malvinas, que nos es dirigida por nuestro amigo y distinguido Jefe de la Marina Nacional, Comandante D. Augusto Lasserre.

Contiene curiosidades ignoradas por la generalidad de nuestros lectores, y nos hace conocer de una manera sencilla, interesante y clara, la población, usos, costumbres, industria, comercio y demás, relativo a aquellas islas, cuya situación geográfica les da una grandísima importancia. (…) (Hernández, J. 1952 ,6)

Laserre, por su parte, no solo muestra el compromiso que había tomado con José Hernández sino que exhibe su posición sobre las islas y su defensa de la soberanía:

“Mi querido Hernández: “Cumpliendo con la promesa que Ud. me exigió en julio próximo pasado de hacerle la relación de mi viaje a las islas Malvinas, le envío las siguientes líneas, que quizás le ofrecerán algún interés, por la doble razón de ser ellas propiedad de los argentinos y de permanecer, sin embargo, poco o nada conocidas por la mayoría de sus legítimos dueños”.

Las intervenciones de Laserre funcionan para el periodista como reaseguro de la verdad de las cosas. Hernández privilegia la función del testigo antes que la argumentación particular. En la segunda colaboración Laserre señala: “¿No sería acaso, amigo Hernández, esa medida restrictiva del derecho de propiedad, y esa aparente indiferencia sobre el adelanto material de tan importante colonia, causada por la inseguridad del porvenir? ¿No será esta una confesión tácita de su falta total de derecho a la posesión de esas islas? ¿No será que, previsores hasta en su política de invasión quand meme, ven, en un porvenir quizá no lejano, que la devolución de este territorio tiene que hacerse también quand meme a sus legítimos dueños, los argentinos, dueños doblemente, pues que era parte integrante del virreinato, cuando se declaró la Independencia argentina, y que no mediando tratado ni convención alguna, el Código Universal, el derecho de gente, declara dueños legales, natos, de las islas, a los estados más cercanos?”.

No se trata de meras interrogaciones retóricas que no exigen respuesta. Todo lo contrario: ningún lector puede dejar de pensar en los posibles argumentos como contestaciones a esas preguntas.

El 26 de noviembre de 1869, unos días después de las notas de Laserre, Hernández publica un artículo titulado “Islas Malvinas. Cuestiones graves”. La insistencia demuestra su posición como Redactor del Río de La Plata: visibiliza la experiencia ajena, le da la voz a otro y luego, esgrime sus argumentos. Su empresa periodística se lleva a cabo en este programa doble: la ideología y los conceptos que sustentan esa ideología se exhiben en sus argumentos en defensa de la soberanía de Malvinas:

Los pueblos necesitan del territorio con que han nacido a la vida política, como se necesita del aire para libre expansión de nuestros pulmones. Absorberle un pedazo de su territorio, es arrebatarle un derecho, y esa injusticia envuelve un doble atentado, porque no sólo es el despojo de una propiedad, sino que es también la amenaza de una nueva usurpación. El precedente de injusticia es siempre el temor de la injusticia, pues si la conformidad o la indiferencia del pueblo agraviado consolida la conquista de la fuerza, ¿quién le defenderá mañana contra una nueva tentativa de despojo, o de usurpación? (Hernández, J 2018, vol.2 ,562)

La triada que señalábamos más arriba: periodismo, política y pueblo será el sostén de sus argumentos. De la misma manera que cuando denuncia el asesinato del Chacho Peñaloza seis años antes o cuando decide inventar un gaucho que cuenta sus penurias por causa del Estado, Hernández establece en la noción de justicia su dispositivo de escritura y en la voz del otro (en este caso Laserre) un dispositivo de su estilo.

 

*Este artículo corresponde a la sección Enlace Universitario, espacio cedido a la Universidad Nacional de Mar del Plata para que expongan sus investigadores.