Por Mauro De Angelis

Expresar indignación por el estado actual del mundo y, acto seguido, acaso inevitable, idealizar el pasado, ubicando en este todas las cualidades que han desaparecido en el presente, es una costumbre arraigada en la humanidad. Lo ignoramos, pero tal vez el neandertal que pintaba cebras y bisontes, además de invocar la lluvia y la buena caza, quería expresar eso: qué bien estábamos antes. El dominio del fuego cambió para siempre la historia, aunque es probable que en las cavernas no faltara el que renegara de esas chispas novedosas y añorara los hermosos viejos tiempos de la carne cruda y el aire helado. Creemos (¿es una cuestión de ego?) que nuestra época es la más nefasta y que las atrocidades cometidas son únicas. Llegamos al límite, dicen los comentaristas.

“Barbarie”, el nuevo libro de José G. Parada, publicado por Editorial El Ateneo, nos muestra que la humanidad, aún en épocas donde el lenguaje y las características que nos definen estaban en su etapa primigenia, ha vivido atravesada por la violencia y la muerte. Sin embargo, la violencia que desmenuza el libro no proviene de la naturaleza, no nace de los bosques y los mares, ni es generada por bestias crueles de selvas o desiertos, sino que es dirigida del hombre hacia el hombre. En el caso de Barbarie, el objeto de estudio es la violencia contra las masas.

Parada analiza y describe, con paciencia y profusión de datos, el desarrollo de crímenes contra distintos grupos humanos, desde la prehistoria hasta nuestros días. Los escenarios y los participantes cambian, pero la atrocidad, la falta de compasión, el desprecio por la vida, son rasgos en común en cada caso.

José G. Parada es un escritor venezolano radicado actualmente en Mar del Plata.

José G. Parada, venezolano radicado actualmente en Mar del Plata, escritor trashumante y prolífico, especialista en Julio Verne, narra con objetividad cada muestra del horror, sin escatimar detalles que quedan en la memoria. Es un libro que invita a la reflexión sobre el destino del hombre y, aunque puede resultar abrumador, al mismo tiempo procura brindar un destello de optimismo. En su análisis final, dice el autor: “Estamos lejos de la deseada y tal vez utópica paz planetaria, pero no dejamos de ver con esperanzas los avances que se han producido en los últimos años por lograr un entendimiento mundial. Cada vez son más numerosos los actos de solidaridad y de apoyo internacional, así como los esfuerzos por minimizar los conflictos bélicos y las diferencias políticas entre las naciones”.