Ismael Serrano es uno de esos artistas siempre bienvenidos en Mar del Plata. El reencuentro del cantautor español con su público local será el 8 de junio, en el Teatro Radio City, donde presentará “20 años. Hoy es siempre“. La propuesta es una combinación de su último trabajo discográfico, que incluye el repaso por lo más emblemático de su repertorio, homenajes a artistas que lo marcaron en su carrera y canciones nuevas, en un marco de puesta teatral.

Sobre la meticulosa preparación de este espectáculo, sobre las miradas hacia atrás -y hacia adelante- y sobre la situación política y social de España y América latina, habló Serrano con LA CAPITAL.

– Este disco tiene de todo: repaso de tu trabajo, homenajes y cosas nuevas. ¿Cómo lo preparaste?

– Un aniversario así te obliga a hacer un repaso de todo lo aprendido, lo olvidado, de todo lo que uno ha encontrado en el camino. Te obliga a sintetizar, de alguna manera, elegir un repertorio en el que encontrar un equilibrio en toda la propuesta musical que uno ha hecho durante estos 20 años, incluir canciones nuevas, que es algo que me apetecía, elegir versiones de artistas que me han influido, como una forma de reconocer la deuda que tengo con ellos y en una celebración así no podía omitir. Y, luego, construir un relato en torno a un concierto, porque no se trata sólo de decir las canciones, un concierto para mí no es una sucesión de canciones sino también una suerte de historia, de relato y me gusta mucho darle un carácter teatral a la puesta en escena, contar una historia y todo eso ha sido un trabajo arduo.

– Esta revisión de material ¿Qué reflexiones te ha provocado?

– Creo que hay canciones que adquieren otra dimensión. Cuando compuse junto a mi hermano Daniel ‘Papá contame otra vez”, era hijo y cantaba desde esa perspectiva. Ahora soy padre y la canto desde otra perspectiva, la mirada de un padre que se ve en la obligación de contarle una historia a su hija que hable de cómo intentamos, cuanto menos, cambiar el mundo para mejor. Las cosas tienen una interpretación distinta. Luego hay constantes que siguen acompañando, la inquietud respecto al paso del tiempo, la fugacidad de las cosas, el miedo a la soledad, el combatir el olvido a través de las canciones, todas esas emociones esos miedos, siguen estando en mis canciones y en mi ánimo, por eso la música sigue teniendo ese valor terapéutico y por eso le puse ‘hoy es siempre’ al disco, una forma de decir que al día de hoy me siguen emocionando muchas de las cosas que me emocionaban cuando empecé. Sigo sintiendo la misma ilusión, los mismos nervios cuando me subo al escenario, la misma necesidad de contar historias.

Carácter teatral

– ¿En ese formato, generás mucha interacción con el público?

– Me gusta dar ese carácter teatral casi guionado. No sé si es mi vocación frustrada de protagonizar un musical y poco a poco me voy creando en mis conciertos, me gusta buscar un hilo argumental en todas las canciones, porque me ayuda a explicar ciertas cosas, a reírme de mí mismo, a revisar los prejuicios en torno a los cantautores, a un servidor y, sobre todo porque me divierte mucho hacerlo.

– Rendís homenaje a Silvio Rodríguez, Aute, Serrat. ¿Qué han significado para vos?

– Son en gran medida responsables de que me diera, un día, por agarrar la guitarra y ponerme a cantar. Empecé cantando sus canciones con 15, 16 años. Y no sólo han escrito las canciones, quizás más importantes de mi banda sonora particular, sino que también han marcado un camino a la hora de ejercer su oficio, con una coherencia, con una lealtad hacia sí mismos que también ha dejado una señal.

– También incluís una versión de ‘Spaghetti del rock’ de Divididos. ¿Por qué la elegiste?

– Porque era un reto. Porque es una canción que me encanta y que pertenece a otro universo poético, musical y, fundamentalmente, porque un día iba caminando por una calle de Rosario y en un garito escuché que una banda de chavales estaba tocando la canción y estaba todo el público de pie cantándola a voz en grito, celebrando la canción y digamos que me contagié de ese entusiasmo y quise incluirla. Me apetecía asumir ese reto y en un arrebato de osadía me dio coraje.

Compromiso

– A los largo de tu carrera hay un compromiso social y político, de llamar la atención sobre el mundo mejor, sobre lo que no va tan bien. Tanto en España como Argentina es un momento de convulsiones ¿Cómo lo analizás?

– Efectivamente son momentos difíciles pero también de una efervescencia política interesante en el sentido de que, sobre todo en España, existe toda una nueva generación de gente muy joven que quiere asumir un protagonismo político que se le había negado hasta ahora. A raíz del 15M, gente muy joven, que se siente excluida, que está empujada por una situación de precariedad, de emergencia como la que le toca vivir, quiere ser escuchada y quiere participar y surgen nuevos políticos, nuevas formaciones y la gente se mira los unos a los otros como hace tiempo que no ocurría.

– ¿Encontrás similitudes entre lo que ocurre en España y en Latinoamérica?

– Hay muchos paralelismos. Ese divorcio que existe entre el relato del gobernante y la realidad cotidiana del ciudadano, de un discurso triunfalista por parte del gobernante, que viene aplicando políticas que ya se han demostrado fracasadas, pero que se siguen implementando una y otra vez y que no se reflejan en la vida diaria del ciudadano que ve cada vez más precarizada su vida. En un momento así es quizás más urgente que nunca esa participación de parte de la gente más joven que puede aportar otra mirada a lo que viene ocurriendo.

– ¿Por qué pensás que se repiten esas ‘políticas fracasadas’ que señalás?

– Es que lo que a todas luces es un error, para quienes aplican esas políticas no lo es tanto, en la medida en que obtienen sus beneficios consecuentemente. Se trata de eso, de apelar.

-¿Creés que como artista tenés una responsabilidad en ese sentido?

– Creo que a veces, desde la música, hemos desatendido los anhelos colectivos, el cantar desde nosotros, el atender a ese nosotros y, quizás, como somos hijos del individualismo miramos nuestro ombligo y a veces da la sensación de que repetimos la enésima canción de amor sin demasiados matices. Quizás no estaría de más, y creo que en ese sentido están cambiando un poco las cosas, sentirnos interpelados por esos problemas compartidos, por esos anhelos colectivos que parecen, muchas veces, una canción.