El aislamiento social, preventivo y obligatorio tiene en la vida cotidiana diversas consecuencias que van desde lo personal hasta lo profesional, sobre todo en aquellas personas cuyos rubros de actividad no se encuentran entre los exceptuados por ley. Sin embargo, uno de los aspectos en el que los profesionales hoy ponen más el foco es en el impacto emocional que tiene el confinamiento y en los hábitos que se recomiendan adoptar para disminuirlo.

En Mar del Plata, investigadores del Conicet pertenecientes al  Instituto de Psicología Básica, Aplicada y Tecnología (IPBAT) realizaron un relevamiento sobre niveles de ansiedad, síntomas depresivos y niveles de afectividad. El mismo se dividió en dos etapas, iniciando la primera encuesta al segundo día desde decretado el aislamiento y la segunda a los 14 días.

Dicho estudio, que fue presentado en sus redes sociales, arrojó que un 80% de los encuestados no tiene sintomatología depresiva. Sin embargo, entre aquellos entre que respondieron sí presentar síntomas compatibles con depresión moderada o severa, el porcentaje reflejó un leve aumento conforme pasaron los días de aislamiento. Fue así que los porcentajes pasaron de 9,3% a los dos días de decretada la medida, a 12,7% unos 14 días después.

En cuanto a la variación de los niveles de depresión, el 78,1% aseguró que a 14 días del aislamiento se mantuvo igual en relación a sus síntomas compatibles con la depresión, mientras que un 13,1% señaló que los mismos aumentaron y un 8,7% advirtió en cambio una disminución.

Asimismo, el informe presentado señaló que el porcentaje mayor de síntomas fue presentado en el grupo etario de entre 18 y 25 años, con un 20,2% y un 22,7%.

A su vez, se conoció que un 14,9% de los encuestados estaban solos al momento de decretado el aislamiento, mientras que un 85,1% se encontraban acompañados. Sin embargo, según señalaron los investigadores, no implicó diferencias en la cantidad e intensidad de síntomas o niveles de depresión.

En relación a la ansiedad, se observa que disminuye levemente el porcentaje de encuestas que adviertan dichos síntomas. En los resultados de la encuesta al segundo día del aislamiento, el promedio en el nivel de ansiedad fue de 23,1%, mientras que el mismo bajó a 22,1% al día 14. La disminución también se reflejó en todos los rangos etarios (aunque todos se mantuvieron por encima del 20%).

En cuanto a las emociones negativas y positivas, el informe muestra una baja en ambas conforme pasan los días de aislamiento.

Mientras que el promedio de las emociones negativas pasó de 17,5% en el segundo día del aislamiento al 17.1% en el 14, aquellas positivas también reflejaron una disminución pasando de 24,2% a 23,9%.

Hábitos a tener en cuenta

Los investigadores también señalaron que existen ciertos hábitos que están asociados a niveles menores de depresión, ansiedad y emociones negativas, al tiempo que también favorecen mayores emociones positivas. Estos son intentar tener una alimentación balanceada y saludable, tener establecida una rutina, realizar actividad física, rezar, dedicarse a proyectos pendientes, realizar actividades manuales o intelectuales, mantenerse conectado con los seres queridos virtualmente.

En cambio, los hábitos señalados como contraproducentes para mantener la positividad en estos tiempos son comer alimentos ricos en grasas y azúcares, aislarse socialmente incluso virtualmente, usar con mayor frecuencia el celular, ver televisión con más frecuencia, fumar más, consumir alcohol o otras sustancias en exceso.

Vale destacar que el trabajo fue realizado de manera online y contó con una muestra inicial (para la primera encuesta) de 17.224 personas y  unas 6.640 en la segunda etapa a 14 días. Además, los relevados fueron en su mayoría mujeres (79%), de 18 a más de 60 años y que viven en Argentina (16.735), España (168), Uruguay (36), Colombia (29), Brasil (18), México (12), Alemania (8), Italia (8), Estados Unidos (7), Perú (5) y Otros (15).

Los investigadores del conicet intervinientes fueron los doctores Lorena Canet Juric, María Laura Andrés, Sebastián Urquijo, Fernando Poo; los becarios de Conicet, Macarena del Valle, Hernán López Morales y Juan Ignacio Galli; el becaro de la UNMdP, Matías Yerro y la docente de la casa de altos estudios, Florencia Bortolotto.

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