Cuando Daiana Medera, una ciudadana oriunda de República Dominicana, se dirigió este mediodía Centro de Salud de Batán, no imagino cómo terminaría la historia.

Ni bien fue atendida, la mujer de 30 años que reside hace dos años en Batán explicó que tenía un dolor de panza y consideró que se trataba de un problema intestinal del que se estaba tratando. Pero la sorpresa fue maýuscula: estaba en trabajo de parto.

Lo llamativo de la situación fue que hasta casi instantes antes del nacimiento, la mujer negaba estar embarazada. “No puede ser, no puede ser”, repetía.

A las 11,40 nació por parto natural un varón que pesó 1,8 kg. Enseguida, el bebé estuvo en el pecho de su mamá y

asistió una pediatra para chequear que todo estuviera bien. Mientras tanto, la obstetra Stella Cipolletta se preparaba para retirar los restos de placenta y brindar la atención habitual luego del parto. Pero hubo otra sorpesa. “Tengo ganas de pujar”, pidió la mamá.

De inmediato, la doctora tocó lo que suponía eran restos de placenta e identificó una bolsa. “Hay otro más le dije. Le rompí la bolsa y era otro niño”, relató a LA CAPITAL la doctora.

La insólita situación generó sorpresa en el centro de Salud. “Ella decía que tenía un dolor en el abdomen y contó que la venían estudiando por un problema intestinal. Quizás por algún motivo negaba el embarazo, no lo sabemos”, señaló la obstetra.

Y agregó: “Nosotros nos sorprendimos con el segundo nacimiento porque la panza parecía de un sólo bebé”. La mujer, que ya tenía otros dos hijos “colaboró un montón”